Joe Kidd

Cada vez que he vuelto a ver “Joe Kidd”-y habrán sido tres o cuatro veces- le he ido subiendo la nota. De película casi horrible que opiné en su momento a aprobado alto que me parece en la actualidad. Dudo mucho que si la vuelvo a ver mejore ostensiblemente mi valoración, pero sí es cierto que es una película con encanto y que si uno quiere sacarla partido lo puede hacer.

Es verdad que es muy irregular, tiene un comienzo muy flojo, un nudo bastante aceptable, que correspondería con toda la parte de la “cacería”, y un final que no es precisamente brillante, pero sobre todo juvenilmente incorrecto, que luego analizaremos en el spoiler.

La factura también es extraña, porque aún teniendo mimbres de primera, como el productor, el mismo de “Los violentos de Kelly”, un reputado guionista especialista en el género como Elmore Leonard, un director veterano y prestigioso como John Sturges (que aunque es cierto que estaba en los setenta en la cuesta debajo de su carrera, todavía hizo títulos muy interesantes como aunque “Ha llegado el águila”), y luego tienes a dos actores del nivel de Clint Eastwood y Robert Duvall, que ya suman puntos por sí solos... pues con todo y con ello, la suma es algo cochambrosa. Más cercano a veces a los spaguetis de Almería que no a una película rodada en California y Arizona como esta y de una “major” como la Universal.

Es una película fallida, ya en su concepción, en un momento que el género interesaba muy poco al público, y que hasta el título es poco atrayente e imaginativo para un western de tipo crepuscular.

Los decorados también son muy malos, las casas parecen de cartón piedra, y todo el rodaje en interiores está mal fotografiado, muy cercano a un telefilm cutre y carente de esmero. Mejora y mucho la película cuando está se vuelve más épica, más aventurera, más “serrana”, en las escenas de exteriores y de montaña la película se vuelve cuando menos interesante.

No les puedo mentir y decirles que es una maravilla, pero si quieren pasar un rato no muy largo con uno de los mayores iconos del western como es Clint, “Joe Kidd” es una opción nada desdeñable.

Nota: 5,9.

La opción Clint Eastwood siempre aporta algo. Con un guión flojo, unos decorados que ni se disimula que sean de cartón-piedra y unos secundarios que parecen que actúan con desgana, aparece Clint con su chulería, le planta cara al malísimo Robert Duvall y ya tenemos toda la atención posible en la película. Mala época para las del oeste, el género pasaba por un mal momento y a razón de producciones como "Joe Kidd" entiendo perfectamente esa situación, la verdad es que sin Eastwood la mayoría no le dedicaríamos la hora y media de duración de la película.

Así pues el mensaje es flojo, me produce indiferencia, la acción es lo único verdaderamente destacable ya que cuando aparece, siempre de mano del genial Eastwood, es imposible no parar atención a lo que sucede. La acción porque sí, los tiros y las peleas porque sí, da igual la trama, que es una pero bien podría ser otra, sale Clint Eastwood dando caña y para mí eso a veces es lo único que importa.

Correcto aunque menor western dirigido por el gran John Sturges, (Los siete magníficos, El último tren de Gun Hill), donde Clint Eastwood retoma una vez más el papel de pistolero errante y rudo, enfrentado esta vez a un despiadado aristócrata que planea una brutal caza contra un provocador revolucionario llamado Luís Chama, (John Saxon).
Una buena oportunidad de ver a dos buenos actores enfrentados entre sí, Clint Eastwood y Robert Duvall.

Un film que no pasará a la historia, ni por tener una demasiado lograda puesta en escena, ni por su brillante calidad interpretativa. Ahora bién, tener a Clint Eastwood y a Robert Duvall, resulta, cuanto menos, muy atractivo.

A pesar de contar con un guión original de Elmore Leonard, la dirección de John Sturges, la banda sonora de Lalo Schifrin (demostrando que no era su género) o la participación de actores como el propio Eastwood o el brillante Robert Duvall; este western correcto en todas sus líneas, no ofrece ningún rasgo especialmente destacable y se muestra muy poco apasionante.