Haz click aquí para copiar la URL

Las pistolas cantaron a muerte

Western Tom es un buscador de oro que recibe el mensaje de un amigo de su pueblo natal pidiéndole que regrese. Cuando lo hace, encuentra el lugar dominado y atemorizado por el hacendado Señor Scott y su sanguinario hijo Jason, sin que nadie se atreva siquiera a cuestionar su métodos. Todas las personas que podrían procurarle información, incluso el amigo que le mandó la carta, son asesinados impunemente uno tras otro. (FILMAFFINITY)
1 2 >>
Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
10 de septiembre de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Discretito eurowestern que evidencia las habituales limitaciones del género y que insinúa, muy probablemente, las razones por las cuales el maestro Fulci decidió orientar su carrera hacia otros derroteros. ¿Significa eso que “Las pistolas cantaron la muerte” es un mal SW? Pues no. No exactamente. Significa lo dicho, que “Las pistolas cantaron la muerte” es un SW discretito. Ni más, ni menos. Un SW que se sitúa cómodamente en la media cualitativa del género y que exhibe, sin demasiado pudor, sus numerosas carencias. Empezando por una dirección vacilante, continuando por un endeble guión y acabando por unas interpretaciones, cuanto menos, mediocres. A destacar, únicamente, la secuencia en la que Tom Corbett (Nero) recibe una brutal tanda de latigazos a cargo de su sicótico hermanastro (Castelnuovo). Una buena ocasión para observar cómo se fogueaba Fulci antes de convertirse en el director de culto más sanguinario de la historia del cine.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
20 de enero de 2011
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decidí ver está película por dos motivos. El primero: Lucio Fulci fue en mis 'años bárbaros' de cinéfago indómito un referente básico en materia de casquería y muertos vivientes. El segundo: siento fascinación por la estética y los códigos hiperbolizados del spaghetti western. Me preguntaba cuál sería el resultado de colocar detrás de la cámara a un realizador con vocación 'terrorífica' filmando vaqueros en el Veneto. Un caso similar se dio con Sam Raimi al mando de la malparada "Rápida y mortal" pero, al contrario que Fulci, el americano realizó su pelícla de pistoleros una vez que se hubo despachado con los zombies y las motosierras; no antes de especializarse en el terror. Pues bien, vayamos al grano. La cinta comienza con una cacería humana en la que un hombre es perseguido a lo largo de unos verdes parajes por unos jinetes acompañados por una jauría de pastores alemanes. La presa termina siendo devorada por los cánidos en un riachuelo. Puro Fulci. A partir de aquí, desde los créditos iniciales hasta los finales, el italiano nos ofrece uno de los relatos peor contados de la historia del cine del Oeste, llegando a rivalizar en precariedad con algunos subproductos ibéricos del denominado 'chorizo western'. Es cierto que la perfección narrativa y formal nunca fueron sus puntos fuertes. El problema es que carece también de todos esos ingredientes que han hecho que el cine de este autor se convierta en objeto de culto: violencia gráfica extrema, atmósferas logradas, momentos de tensión… Tampoco son dignas de elogio, desde mi punto de vista, las interpretaciones actorales. A Franco Nero (que protagonizaría después un puñado de clásicos del spaghetti como "Django", "Los compañeros", "Keoma"…) le falta carácter y magnetismo en este film. Se salva, quizás, un papel secundario con cierta gracia y personalidad. Me refiero al chino confucionista, pesetero y pluriempleado (herrero, ebanista, sepulturero, pianista del saloon) que mientras toca y bebe leche en una jarra de cerveza utiliza su pipa como cerbatana en auxilio de la pareja protagonista durante una trifulca. Asumiendo todas estas carencias, me quedo con dos secuencias extravagantes que harán las delicias de los amantes de la serie B (tres, si contamos la mencionada pelea en el bar 'alla' Bud Spencer-Terence Hill). La primera nos brinda un duelo a latigazo limpio en medio de una fiesta al aire libre entre el prota y su némesis, con un dominio sobradamente superior de este último en el manejo del cuero y con la consiguiente humillación del pobre Tom Corbett, que termina hecho un 'ecce homo'. Y la segunda, un salto del susodicho, con pirueta incluida, desde un carromato en el tiroteo final (digna de Jackie Chan). En definitiva, a pesar de estos momentos perfectamente disfrutables, no está en el top 5 del director ni entre las mejores del (sub)género; ni siquiera entre las más violentas. Al menos lo intentó...
rickenbacker
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
28 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiempo de masacre en el Far West, asqueroso, pringado de pólvora y arena fina, que únicamente sopla en dirección a las casas de los pobres, los trabajadores, los desgraciados.
Los privilegiados, como el sr. Scott, se refugian en la ostentación...hasta que alguien llegue y los saque a tiros.

Y llega a partir de la participación de tres hombres cuyas vidas van a cambiar gracias al "spaghetti western". Es el año 1.966 y éste es el género que más se explota, no sólo en Italia, sino en Europa, desde que Sergio Leone crease al anti-héroe sin nombre usando la icónica figura norteamericana de Clint Eastwood, y mientras él perfecciona lo esbozado con "La Muerte tenía un Precio" otros le imitan...le imitan hasta la saciedad pues ése es el motivo de ser del cine de explotación. Pero jamás hubiera pensado Lucio Fulci pisar este terreno.
Está por cumplir 40 años y sus esfuerzos en la industria se limitan a encargos irregulares y de baja calidad, en especial dentro de la comedia y sin generar casi ningún éxito de público; quizás de continuar por ese camino se habría retirado y dedicado a escribir guiones. Fernando di Leo, colaborador de Leone, llega con uno y por primera vez el anterior prueba suerte en el emergente "spaghetti"; destaca la violencia en una premisa brutal y oscura a la que llevará un tiempo ser aceptada en alguna productora. Los otros dos hombres son: el joven argentino Jorge Hill Acosta (o George Hilton), recién llegado a Italia y preparado para el estrellato, y Francesco Sparanero.

Éste ya es una estrella. "Django" y Sergio Corbucci han hecho de él uno de los mayores (anti-)héroes del género y de la acción, y ese año resulta muy fructífero para él; "Tempo di Massacro" es otra más de la larga lista que protagonizará, no la mejor, es cierto. Lo verdaderamente interesante de ella es quién está detrás y cómo será su visión del salvaje Oeste; los que le conocen saben que dicha mirada transmite salvajismo, siempre lo ha hecho, pero aún no había tenido oportunidad de demostrarlo. La primera secuencia nos pone sobre aviso: tortura y sangre, los animales como futura "marca de la casa", en los límites del sadismo de Peckinpah.
Fulci evoca un Oeste de dolor y miedo, y lo precipita a un agujero de pesimismo adelantándose a la fase crepuscular del "spaghetti" (a la que contribuirá más tarde). Sin embargo Nero no construye aquí un personaje tan negro, nihilista, tan carismático como Django, su Tom Corbett más bien se deja llevar por los acontecimientos al volver al rancho familiar; la premisa ha formado parte del universo del "western" desde tiempos remotos, donde el protagonista, separado tantos años de los suyos, pretende regresar como hijo pródigo a lo que una vez fue su "tierra prometida".

Pero no la va a encontrar, aquí esa tierra se cultiva con la sangre de inocentes y las cenizas de los cadáveres son su abono, mientras que la familia se mantiene con la cabeza agachada ante las órdenes de un cacique que lo ha cambiado todo y su panda de asesinos. Di Leo aglutina algunas ideas de la obra maestra de Walsh "Perseguido" y la secuela de "Una Pistola para Ringo", que él mismo escribió, intercambiando los papeles de Giuliano Gemma y Fernando Sancho por los de Nero y Giuseppe Addobbati, sin la presencia de una mujer pero sí de un hermano (Hilton) que obtiene mayor atención, y el obligatorio amigo del héroe (en este caso añadido bizarro: un chino caradura que no deja de burlarse de Confucio...).
Sí, el nativo de Parma se halla en el centro de la trama, indaga, se cruza con villanos, se quiere creer el héroe, etc., y sin embargo actúa alejado de ella, ¿por qué? Ahí está el mayor error y a la vez la mayor curiosidad: el film se desentiende del protagonista (una impertérrita fotocopia del "Hombre sin Nombre" donde podemos ver el carisma y la sangre del actor fuera de combate) y de una figura paterna patética basada en el principio de que "los emperadores débiles no pueden dominar su imperio" y modela dos personajes opuestos que logran destacar por encima del resto.

Ellos son los dos hermanos situados a un lado y al otro de Tom, Jeff y Jason, el primero un alcohólico caído en desgracia, el segundo un psicótico trastornado por un amor filial enfermizo; son a quienes más afectan los virajes dramáticos de la historia y quienes responden en consecuencia con arrebatos emocionales de pura visceralidad. Es lógico que uno termine dando más crédito a los secundarios Hilton y Nino Castelnuovo (esforzado por crear uno de esos extraños individuos que han poblado el "spaghetti", definiendo a la perfección su crueldad y desesperanza) que al héroe de Nero.
De hecho no le veremos pegar un solo tiro hasta llegado el clímax de violencia sin concesiones que nos prepara Fulci y cuando ya ha tenido lugar ese notable giro argumental tan parecido al de "Adiós, Texas", película del actor realizada el mismo año. Dejando al margen unos ribetes narrativos más que explotados y predecibles, aquél, que nunca había sido un cineasta de acción, sabe desenvolverse en este campo y ofrecer momentos trepidantes y tan inscritos en el clasicismo del género como el asalto a la pequeña casa de piedra (la sombra de Hawks planeando por todas partes) o el duelo final en el rancho del villano.

Y pese a no estar interesado en continuar en las tierras de los cowboys, los caballos y las espuelas, debe a ellas su trampolín al ansiado éxito, del mismo modo que Hilton, quien no comprendía su pésimo carácter y relación malsana con el equipo, cosa que le hizo saber siempre de mala manera, dificultando un rodaje lleno de accidentes y tensiones.
Y nos podemos deleitar con un instante alucinatorio: Nero ejecuta una pirueta sobrehumana y acaba con sus enemigos en un santiamén como en un film de la Shaw Brothers. Detalles así, tan fuera de lugar (el personaje del chino es otro), acabarían llevando al "western" mediterráneo hacia terrenos menos serios y autoparódicos...pero no debería suceder aquí.
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6 de diciembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé quién es más bruto, si el heredero psicópata del gran terrateniente o el hermano borracho del protagonista, ambos personajes grandes campeones del uso de la violencia allá donde van. Si hay que usar el látigo o los puños todo quedará en magullones o moratones, pero si tiran de gatillo quien se hace de oro es el enterrador del pueblo, un chino pluriempleado de lo más gracioso. La historia no da para mucho, no es el mejor western de la historia y probablemente tardaron cuatro días en rodarla, pero hay que reconocer sus méritos e incluso para un espectador del actual siglo, cinéfilo empedernido o no, una película como "Las pistolas cantaron a muerte" puede resultar un rato entretenida.

Habrá quien llegue aquí siguiendo la filmografía del director italiano, que se desvía del gore y el terror porque para vivir había que trabajar, habrá quien llegue atraído por Franco Nero, seguidores del spaghetti y quien se encuentra por casualidad ante la tele observando cómo se alarga la lista de muertes de la película. ¿Cuántos mueren?; ¿cuántos disparos certeros?; ¿de qué efectividad estamos hablando?; la violencia desatada es lo que merece la pena, y ese Junior, potencial heredero con una desviación psicótica de lo más divertida. Una brutalidad la verdad.
Luisito
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
11 de agosto de 2014
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de que Fulci fuera el Fulci polémico y sanguinario de sus pelis de terror se fogueó en los géneros más dispares con películas esencialmente alimenticias (para él, claro) como esta, un spaghetti western tirando a mediocre, un poco más violento que la media (la escena de los latigazos, los tiros con sangrecilla) pero no demasiado destacable. Vamos, una más de vaqueros en Almería (o alguna localización similar del Mediterráneo).
elviajero
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow