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La noire de...

Drama En Dakar, Diouana, analfabeta, es contratada por una pareja de blancos burgueses. Está encargada de ocuparse de los niños, una responsabilidad que la hace tener en cuenta por sus semejantes… Para agradecerle esta situación acomodada, Diouana le ofrece una máscara tradicional a su jefa. Por petición de sus patrones, Diouana acepta con júbilo acompañarlos a Antibes para las vacaciones. En Francia, las cosas cambian. Diouana se ve en la ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
20 de febrero de 2011
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
La llevaron de Dakar a Francia para cuidar a los niños y la pusieron a fregar, a cocinar y a pasar la bayeta antes de que dejase la maleta en el suelo… ¡¡¡Y a hacer el café!!! Y, por supuesto, a que la den besitos en las mejillas las visitas…:

«Tranquilos es un animal… no entiende nada pero lo hace por instinto, como los animales…»

Ella lo hace de punta en blanco y con tacones con las esperanza de salir a ver las tiendas, pero serán la frutería y la tienda de ultramarinos. Y todavía queda lo peor: vienen los niños.

Desde Dakar (con amor) se acuerdan de ella:

«No te acuerdas de nosotros, no nos mandas dinero y te lo estas pasando bomba despilfarrándolo…»

Y encima es una desagradecida y una holgazana porque a veces la pobre no puede más. Ella calla pero entiende… y su explosión no será decirles las cuatro verdades a la cara ni un acto de rebeldía frente a la tiranía… será mucho mas doloroso y cruel (pero para ella lo pagará con su sangre… puro sacrificio).

Voz en off, estilo cuasidocumental (no importa las deficiencias de actuaciones), dos flashbacks y menos de una hora para contar una verdad universal que resuena desde milenios: antes los esclavos obedecían a latigazos… ahora a golpe de dinero y falsas esperanzas.
Por encima está la dignidad frente al vil metal…objeto con el que se compra una vida… y se seguirá comprando… y aunque la única amenaza sea la propia conciencia (metáfora del niño con la máscara persiguiendo al franchuten) se perderá una vez se cruce el puente entre el territorio extranjero y el civilizado.

Siempre pagan los mismos: ley de vida de un mundo injusto que ya contemplaban Ousmane Sembene y Diouna y que poco ha cambiado desde 1966.
Maldito Bastardo
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8 de diciembre de 2015
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay autores que desde el primer zapatazo sientan cátedra, y con tal autoridad que durante el resto de su existencia ya ni su vida ni su obra pueden prescindir de determinada magnitud.

Ousmane Sembene, escritor, director y activista senegalés puede presumir de ello, aunque nunca lo haya hecho. Desde su primera película, “La noire de...” (1966), del que hablaremos largo y tendido, hasta el que dio fin a su filmografía, “Moolaadé" (2004), un contundente alegato contra la ablación femenina, Sembene ha mostrado un metódico compromiso a favor de los derechos humanos que, desde luego, en nada le ha impedido a lo largo de su carrera convertirse en uno de los directores africanos más influyentes.

“La noire de...” supuso una total ruptura con el concepto de cine negro en todo el continente africano, especialmente en el África Subsahariana, siendo el primer director de color y rodando pues desde un análisis alejado del concepto de 'negritud', siempre desde el punto de vista de los colonizadores, por muy solidarios que fuesen, que aparecía en todo el cine anterior.

“La noire de...”, en cuyo título, con una poco velada referencia al filme francés “Madame de...” (1953) ya se puede apreciar el contraste rasgador que Sembene quiere imponer entre la exquisita dama francesa protagonista de la cinta de Max Ophüls, pero que puede ser juzgada de manera inclemente por el estrato social que sólo la valora por su marido, y la negra sin valor, supuesta sirvienta reconvertida en esclava, que permanece ignota, condenada al ostracismo por la sociedad global que consiente y permite.

Sembene no deja títere con cabeza a fin de explicar en qué consiste la dignidad de un ser humano, y lo primero que sorprende de la historia de Diouana, una chica senegalesa que, esperanzada, se marcha con sus amos blancos (sí, terrible palabrota) a la Costa Azul donde iba a vivir, al menos, como una más de la familia, se estrenara en Francia sin que ardieran los cines. Y es que en realidad, Diouana, lo único que dice en toda la película una vez pisa la casa de Antibes -hasta una, digamos, semirebelión- es “Oui, monsieur” o “Oui, madame”, según a quién se dirija. Constreñida dentro de un cuartucho de ridículas dimensiones, sin tiempo libre, ni dinero, sin que se le permita vestirse bien ni tener relaciones, que desconoce el francés y que no sabe leer ni escribir (todo esto como la inmensa mayoría de las 'empleadas de hogar' importadas de países supuestamente descolonizados y condenadas a condiciones infrahumanas)... Diouana NO PUEDE HUIR. Menos mal que, como bien dice uno de los invitados burgueses a la casa de la familia, los negros no tienen inteligencia ni sentimientos. Lo entienden todo por instinto. Si no fuera por eso ¿qué conciencia lograría soportar la terrible injusticia que supone mantener a un ser humano en semejante vida? Obviamente, quien no tiene esos sentimientos que aboga en otros.

“La noire de...” fue realizada sólo seis años después de la independencia de Senegal del gobierno de Francia, y en las tomas que Sembene rodó en su país natal decide igualmente dar sin tapujos serias cinceladas al colonialismo, que supuso y sigue suponiendo un dominio de una minoría opresora mantenida por los intereses de países occidentales y que se aprovecha de la necesidad de la población nativa: esperando un posible contrato, se les ve aguardar como ganado al que sólo le falta que le miren los dientes, en una escena en el puerto puede verse el abuso y la muerte de indígenas senegaleses por defender a la patria francesa nada agradecida durante la II Guerra Mundial (y que relatara de forma contundente el director argelino Rachid Bouchareb en 2006 con su obra “Indigènes”)... El pobre es pobre y desgraciado hasta en su país.

Sembene intento cambiarlo. Y de nosotros depende.
poverello
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7 de abril de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sembene nos ofrece con "La noir de..." una lección magistral de la ideas post-coloniales propuestas por críticos como Homi Bhabha. Recuerdo: la colonización de un pueblo no es solo su supeditación a una potencia extranjera, sino la imposición de un modelo de vida, de un código de validación. El colonizado no solo no tiene control sobre su destino, sino que impone una estructura de poder, una cosmovisión, un ideal. Imposibilitado para ofrecer su propio rostro (incomprensible para el colonizador para quien el colonizado no puede tener rostro humano), éste solo alcanza a ser comprendido como puro exotismo, un esteotipo, una máscara.

El extranjero llega y lo primero que hace es exotizar, diferenciar, disfrazar, mitificar o animalizar. El colonizado es "el otro" por definición. Su elección trágica bascula entre el esforzarse por ser como su dueño o asumir su arrinconamiento. Para hacerse oír ha de remedar al colonizado: vestir sus ropas, aprender su lengua, asumir su religión. Pero parecerse no es ser. La imitación nunca podrá completarse, puesto que nunca será el 'blanco', el 'colonizador', el 'poderoso'. Es solo el comediante de una tragedia burlesca.

Sembene nos da una conmovedora lección que nos acerca a la ideas que acabo de exponer. Como bien señala mi buen compañero, "Maldito Bastardo", la historia nos acerca al drama de Diouana, una joven senegalesa que seducida por la oferta de empleo de su señora francesa, decide hacer las maletas y buscar fortuna en Francia.

Sutilmente, mediante símbolos y flash backs, el director va construyendo los antecedentes de la protagonista, desmenuzando su mensaje alegórico, insistiendo en guiños a la historia política (banderas, referencias a Sedar Senghor). Diuoana se va articulando progresivamente, dejando de ser un mero personaje para representar la suerte de un país, de un continente que mira en Europa, en sus modas y gestos, el modelo a seguir. Atraída por la luz deslumbrante de la metrópolis, Diouana no calcula que su papel como institutriz en Dakar, no puede encontrar un paralelo en Francia. Esa familia que parecía pudiente en Senegal, no es sino una modesta, aburrida, vulgar clase media europea. Allí, ella no puede ser sino la esclava exótica, "la noire de..." (la negra de...).

Y cuál es el destino de Diouane. Qué puede hacer aquella que no existe. Qué puede decir aquella que no tiene voz, que es como animal de feria que se muestra para las visitas. Lo único que puede hacer es enarbolar su silencio.

(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lucien
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26 de junio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A colación de su merecida inclusión entre las películas que The Criterion Channel ha incluido hasta el final de septiembre de autores negros, hoy os hablo de La noire de…, el film con el que Ousmane Sembène inició una carrera cinematográfica que llevó al senegalés a convertirse en el director africano más importante del siglo XX. En menos de una hora, este film es un ajuste de cuentas con el pasado colonial francés y también un documento rompedor al poner su mirada sobre un sujeto hasta entonces nada explorado: una chica senegalesa. Además, se trata del primer largometraje realizado por un cineasta del África negra.

Diouana, la protagonista, es una joven que emigra a Francia con una familia de Niza para “cuidar a los niños” de la familia, tarea que ya desempeñaba con anterioridad en Dakar. Al llegar a Francia, se da cuenta de que su tarea no va a consistir en cuidar a los niños de la pareja, sino en ser su criada. Al principio de la película, ella enumera las estancias de la casa. Ese es todo su mundo, es lo que ve de Francia, eso y cuando se asoma por la ventana imaginándose lo que habrá fuera. “Yo no he venido a Francia a esto”, se lamenta Diouana. Vestida con ropas de estilo occidental y como una peluca que oculta su cabello rizado. Una clara analogía de Senegal como país colonizado por Francia hasta el año 1960: los locales tienen que adaptarse a las costumbres y a la lengua del invasor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
loquearde
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8 de enero de 2023
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La noire de… (Black Girl) (Ousmane Sembene, 1966). Obra de capital importancia para la historia del cine ya que se trata del primer largometraje realizado por un cineasta del África negra. Ajuste de cuentas con el colonialismo en un tono casi documental, crudo y neorrealista potenciado por su hipnótico trabajo de cámara y fotografía en un impecable blanco y negro que hace que pasemos por alto cierto amateurismo del conjunto.

Dicho esto... Descubrí este interesantísimo y fascinante film ya que es uno de los casi 30 títulos incluidos en la (tan traída y llevada) lista Sight&Sound 2022 que o desconocía totalmente (como es el caso), o que todavía no he visto principalmente porque a la hora de dedicar horas de mi tiempo a ver cine tengo mis gustos y prioridades, como tú que me lees, ese, el otro, o el de la moto, tiene las suyas. Sin desmerecer sus cualidades, calidades y relevancia como obra de incalculable valor este trabajo de Sembene en absoluto me parece "mejor" que grandes títulos de autores ausentes en el listado anteriormente citado como: Buñuel, Berlanga, Bardem, Saura, Wyler, Lean, Borzage, Tarantino, Allen, Eastwood, McCarey, Griffith, De Mille, Browning, Lilian Cavani, Kathryn Bigelow, o Fernando Fernán Gómez (que casi se me olvida citarlo)... entre muchos otros.

En fin, parafraseando a Harry Callahan: "Las opiniones y los gustos son como los culos, todo el mundo tiene uno y piensa que sólo es el del otro el que apesta".
CAAlonso
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