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Historia de dos ciudades

Drama Londres y París. Cuando Lucía viaja con su padre a Inglaterra, conoce a varios hombres que se enamoran de ella, entre ellos Sidney, un abogado inglés. Pero ella se casa con Carlos y ambos viven felices en Londres. Mientras tanto, en París, el caos y la agitación previos a la Revolución (1789) se adueñan de las calles. A pesar de ello, Carlos debe ir a París, pues van a condenar a alguien por su culpa y ha de impedirlo. Una vez allí, es ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
13 de agosto de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
104/10(26/07/14) Buena adaptación de la novela homónima de Charles Dickens de 1859, con las limitaciones propias del traspaso de un libro con muchas páginas al celuloide. Cinta que con el trasfondo de la Revolución francesa se nos relata una historia de sufrimientos, idealismo, odios, venganzas, amores, sacrificios y mucha pasión. Los guionistas cercenan subtramas y a personajes, incluso cambian el foco principal de la obra, acentuándolo sobre Sydney Carton, encarnado con gran potencia emocional por Ronald Colman.
<Fue el mejor y el peor de los tiempos, la era de la luz y la era de las tinieblas, todo el futuro era nuestro y no teníamos futuro alguno…en resumen era una época muy parecida a la actual>. Palabras sobreimpresionadas con las que se inicia el film y el libro.

La historia arranca pocos años antes de la Revolución Francesa, Lucie Manette (correcta Elizabeth Allan) es llevada por el banquero Jarvis Lorry (buen Claude Gillingwater) desde Londres a París a recoger a su padre, el Dr. Manette (buen Henry B. Walthal) al que creía muerto, ha estado en encerado en la prisión de la Bastilla durante 17 años, Lucie lo recoge trastornado por el calvario en la posada parisina de Ernest de Farge (buen Mitchell Lewis) y su esposa Madame Therese de Farge (gran Blanche Yurka). En el trayecto en por el Canal de la Mancha Lucie conoce a Charles Darnay (inane Donald Woods), sobrino del despótico marqués de St. Evremonde (gran Basil Rathbone), Charles lo ha abandonado por su hedónico estilo de vida, simpatiza con las masas empobrecidas y prefiere ganarse la vida trabajando. El marqués en represalia por haberlo dejado le urde una trampa para que los ingleses le tomen por un traidor, por lo que es juzgado, será defendido por C.J. Stryver (Reginald Owen), que tiene como ayudante al astuto Sydney Carton (gran Ronald Colman), consiguiendo por este su libertad, Sydney es alcohólico patológico, un nihilista que encuentra sentido a su vida en el amor platónico que le procesa a Lucie, ella termina casándose con Charles, Sydney entabla amistad con Lucie. Paralelamente en Francia con la miseria del pueblo se produce la toma de la Bastilla, el comienzo de la Revolución y el inicio del Reinado del Terror donde los oprimidos se toman venganza a golpe de guillotina de toda la aristocracia, esto provocará que Charles tenga que volver a París a intentar salvar a su antiguo tutor Gabelle (correcto H.B. Warner). En el relato también tienen importancia Barsad (buen Walter Catlett), un vividor que se vende al mejor postor, la Sta. Pross (Edna May Oliver), la tutora de Lucie, "La Venganza" (aterradora Lucille La Verne), cuasi-bruja chillona, histriónica y desdentada, compañera inseparable de Madame de Farge, y en un pequeño pero jugoso rol “La costurera” (buena Isabel Jewell)

Es una superproducción de de David O. Selznick dirigida por el artesano Jack Conway, con guión de W. P. Lipscomb (“Pigmalion” 1938) y S. N. Behrman (“Quo Vadis?) sintetizan la obra dickensiana tornando el protagonismo absoluto en Carton, personaje que en el libro no aparece hasta pasadas más de 100 páginas, este se erige en el pilar más sólido del film con la estelar interpretación de Ronald Colman, Sydney es junto a Madame de Farge son las personas que vemos evolucionar paralelamente, el primero lo vemos al principio como un nihilista, cínico y sin rumbo, que por el amor de una mujer encuentra sentido a su existencia, la otra evoluciona del odio a un aristócrata que la vejó a odiar a todos los nobles, deseando que todas sus familias sean pasadas por Madame Guillotina. Quien mejor representa el espíritu del film, y por ende del libro, es Madame de Farge, alegoría de lo que fue la Revolución gala, alguien que tiene motivos loables para derrocar a los tiranos pero que en la vorágine vengadora pierde la visión de la justicia convirtiéndose por el camino en algo cercano a lo que odia, metáfora sobre como la espiral de la venganza te termina devorando.

La cinta posee un buen ritmo, con una buena construcción de escenas, con una dirección artística de Cedric Gibbons (“El Mago de Oz”), con una extraordinaria fotografía de Oliver T. Marsh (“San Francisco”), derivando en grandes momentos, como la espectacular toma de la Bastilla, con un manejo de masas fastuoso, con tomas amplias suntuosas de cientos de personas, con un manejo de la tensión vibrante con la llegada del ejército, con el posterior asalto a la prisión, colosal, Conway fue asistido por los directores de segunda unidad Val Lewton y Jacques Torneaur, o el juicio sumarísimo en París a Charles, maravillosamente planificado, se siente el pavor de la justicia vengativa, con el enfervorecido y apasionado alegato en contra del acusado de Madame de Farge, soliloquio donde las ganas de vendetta traspasan la pantalla, o el estremecedor tramo final con la secuencia avernal del desfile de guillotinados, trémulo reflejo de lo que aconteció en la Plaza de la Concordía durante el reinado del terror donde las cabezas rodaban una tras otra, en un rio de rojo para aplacar la sed de sangre de los oprimidos, apoteósico fresco con una enorme muchedumbre, con las carretas con los condenados, con el cadalso de la guillotina en el centro, con los rituales de esta cuchilla, con las costureras de la escarapela cosiendo distendidamente, tramo del que han bebido cineastas en posteriores acercamientos fílmicos a estos hechos.

Ronald Colman es el alma de la cinta, exhibe su tremendo carisma en cada fotograma, transpira frustración vital, misantropía, cinismo, nihilismo, que cuando encuentra motivaciones se convierte en un abnegado servidor de su causa hasta el sacrificio si es necesario, excelente su contención, empatía, excelso. Blanche Yurka resulta arrolladora, con una poderosa personalidad, un ciclón que avasalla, sublime en el alegato en el juicio contra Charles, Yurka era una estrella de la ópera que cambió el canto por la interpretación. (continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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21 de febrero de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguien ha sabido sortear los obstáculos, iluminar los puntos oscuros, describir caracteres, sumergirse en la personalidad de los protagonistas, relatar la secuencia de los hechos y captar el espíritu de C. Dickens en una película, tendremos que recordar a J. Conway.
Escenas llenas de viveza y de escepticismo en la humana condición junto a otras de enorme lirismo en que asoma un atisbo de esperanza muestran su maestría al pronunciar su alegato cargado de denuncia social cuando 1789 anunciaba una llegada inmediata.
Y análogo desencanto cuando el día siguiente el mismo París que inauguraba una nueva era se tiño de sangre, de fanatismo y de guillotina.
ABSENTA
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14 de marzo de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada, no estaría de más que Filmaffinity corrigiera la sinopsis de la película, porque más que una sinopsis, es un spoiler en toda regla.
Como digo en el título de la crítica, este film apenas rasca la superficie del libro de Dickens. Todo parece muy forzado y acelerado, sin profundidad de personajes salvo quizá Carton, pero sobre todo sin que nos llegue el trasfondo y las motivaciones de por qué pasa lo que pasa, y por qué los personajes hacen lo que hacen. Entiendo la dificultad de trasladar las muchas páginas de la obra escrita al medio audiovisual, pero se les fue la mano con la tijera a la hora de cortar capítulos, tanto, que si no has leído el libro resulta difícil entender lo que pasa en algunas escenas, y tampoco ayudan esos recortes a empatizar con los personajes.

Como no quiero dar detalles para no contribuir a más spoilers, simplemente recomiendo a quien quiera verla, que se lo ahorre y en su lugar se lea el libro; creo que disfrutará muchísimo más.
Kenkoy
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6 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está basada en la novela homónima del gran autor Charles Dickens. Ambientada en la Francia pre-revolucionaria, la historia comienza con el viaje que la bella Lucie Manette realiza junto a su padre, el Dr. Manette, desde París a Londres.
Debido a su carácter revolucionario, el Dr. Manette había estado recluido durante muchos años en la prisión de la Bastilla pero logra escapar. Es por ello que su hija decide llevarlo a Inglaterra lejos del tiránico poder del rey. Allí, un abogado inglés llamado Sydney Carton se enamora locamente de la joven, pero ella no le corresponde y se casa con un noble francés llamado Charles Darnay.
El aristócrata vuelve a Francia para liberar a un criado suyo que va a ser ajusticiado ya desde el prisma de una revolución consolidada, con una República instaurada y una Monarquía derrotada y guillotinada.
La película nos muestra con toda su crudeza el despotismo de los nobles y el desprecio hacia el pueblo y ese crudo levantamiento y la invasión de la Bastilla.
Nos muestra la injustica del poder en manos de unos y de otros y el amor de un hombre hacia una mujer llevado hacia términos insospechados que, literalmente le harán perder la cabeza del tronco.
Actuaciones correctas para aquella época, tan influenciada por el cine mudo aún. Optó a mejor película y también por el montaje. Un 7.
Mag61
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22 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Historia de dos ciudades", el libro histórico de Charles Dickens, que se constituye como la reproducción histórica más fiel que existe narrando la sociedad del siglo XVIII y la libertad que trajo la Revolución, pero también el dolor y la sangre que fue previo a la concepción de ésta.

Escrita esta novela más para dar una lección de conciencia que para provocar drama, el resultado de esta adaptación ha sido notable.

Envueltos los hechos con unos duros personajes, y una historia de amor imposible, la belleza de su narración cautiva, más allá de 1935, fecha de su rodaje.

La sociedad francesa es tomada como el objeto crítico de Dickens. No tanto sus hechos históricos como su conciencia globalizada, los nobles serán retratados como vampiros y los campesinos como estúpidos y atrasados individuos que tan solo razonan con la fuerza.

El retrato del bien y el mal en el que los personajes principales de Lucy, Sidney & Carlos dibujarán y representarán ha embrujado incluso a Christopher Nolan, y ha sido fuente de inspiración para escribir su trilogía de The Dark Knight, tomando a ambos personajes principales masculinos, ¨Carlos & Sidney como Bruce Wayne y su alter ego Batman, y a Selina Kyle como Lucy, en un contexto como el de Gotham, donde la decadencia se impone en las calles a la honradez, al igual que la falta de conciencia por parte de los ricos en Francia para los que es igual que un niño pase hambre o muera atropellado por su propio carruaje.
Así el reparto en la actual película es realmente estelar, con Basil Rathbone brilla como frío aristócrata también curiosamente desempeñado de manera expresiva mientras que Elizabeth Allan da menos que nunca de enamorada, y comienza un proceso de dependencia que consiste en hacer siempre las mismas estúpìdas preguntas.

Ronald Colman es quien verdaderamente es la estrella, y ojo a cada una de sus frases.
barbara12
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