La tercera víctima

Sorprendente y negrísimo, este pequeño (solo en extensión) thriller, donde Kirk Douglas muestra un registro interpretativo que hasta la fecha no había exhibido, sin duda más atractivo por sus matices que el usual de las majors de Hollywood. El interés del film reside en la ambigüedad de los roles dentro del guión. El titulo original en ingles "Mousey" (ratoncito, así le llamaba todo el mundo en el colegio donde daba clases de biología) o "Cat and mouse" sugiere un juego de posiciones donde el apocado y débil Anderson despierta al mundo real al perder su familia, pues su mujer (que nunca le ha querido y que implícitamente reconoce que lo ha utilizado) enamorada de otro se marcha a otra ciudad ( el arribismo social de ella está sutilmente sugerido también), con un hijo que no es del ratoncito Anderson pero al que este quiere como suyo, inicándose una espiral de autoafirmación que incluye el asesinato como modo de demostrar a todos (aunque a él solo le interese una persona), que existe, siente y actúa conforme a su propio criterio y no como esperan los demás de una persona como él. En ese camino obsesivo y patológico hacia el reconocimiento de su personalidad/venganza nos encontramos, lo que constituye el quid de la cuestión, ¿Puede un ratón convertirse en gato o solo puede imaginar por un tiempo que lo es? y ¿Quien es el gato y quien el raton real de esta historia?. En puridad, el sorprendente (por poco usual en 1974) y triste final ayuda al replanteamiento de lo visto y la imagen final de Anderson/Douglas permanece en el recuerdo como la espera del sonido de una roca en un abismo sin fondo.
Incialmente prevista para televisión, esta pelicula demuestra que gran televisión se hacía en los 70 y que el buen cine es independiente del formato.

Me parece una película interesante, mezcla de suspense y terror, más del primero, magistralmente interpretada por Kirk Douglas en un registro inédito en él.
Estimulante presencia como siempre de la bella y precozmente desaparecida
Jean Seberg. Los secundarios correctos salvo el inexpresivo John Vernon.
La fotografía y la realización son un poco planas al estilo de los "70", pero la historia
se sigue con interés gracias en gran parte a las excelentes interpretaciones de sus principales
protagonistas.
No es, ni con mucho, de las mejores películas de la amplia filmografia de Kirk Douglas
pero creo que merece la pena su visionado.

Qué gran actor fue Kirk Douglas y qué bien lo demuestra en esta película, muy alejado de sus clásicos papeles. Y también está muy alejado de sus papeles John Vernon, un secundario de lujo que más o menos tiraba a ser el malo de la película.
Ambos tienen que verse las caras por el amor de una mujer, uno gana, el otro pierde. Cuando oímos noticias sobre la violencia de género, existe otra, injustificada por supuesto pero que también existe, y es la que como en este caso sufre el viejo profesor que ha sido abandonado por su mujer y encima le prohíbe ver a su hijo. En cierto modo, existen prohibiciones que pueden ser pura violencia. Porque sufrir, el pobre, sufre. Y si no, ponte en su lugar. Pero en esta vida hay que saber tragar, y si no, pues a tragar de todos modos.
La tercera víctima es un thriller modosito, muy del estilo inglés, de no mucho presupuesto, pero bien aprovechado, con una policía cercana, mucho teléfono por medio, y crímenes de inocentonas con ese recurso del zapato por el suelo... En fin; que gusta ver como se respeta la vieja escuela en este tipo de películas. Pero lo mejor es Kirk Douglas frente al mundo. O contra el mundo. Qué gran actor con esas gafas que le dan el aire al papel y esa cara blancuzca de amargado que parece que le han embadurnado con polvo de arroz.
Un buen thriller, modoso, bien hecho, interesante y que expresa muy bien la soledad, que no es soledad, sino solidad, la que sufre el pobre hombre abandonado.
Qué curioso que veinte años después, el hijo de Kirk Douglas hiciera una película muy parecida: Un día de furia (1993). El amor todo lo puede. Una medalla para Kirk Douglas, por favor.

Un Kirk Douglas magnifico, que por una vez y sin que sirva de precedente no interpreta a un macho alfa, si no más bien todo lo contrario, un pobre hombre enamorado pero sin atributos al que una ( para qué negarlo) desagradecida (por ser finos) Jean Seberg abandona por un tipo más joven, guapo y encima rico cuando el bienintencionado Kirk la acogió siendo una desamparada madre soltera. La película transmite muy bien, la angustia y el desasosiego del personaje de Douglas y hace que en cierta manera empatice con él, una intriga que desemboca en asesinato muy bien llevado, la verdad.