El enterrador y sus colegas

En pocas películas se juntas las dos vertientes del cine: El arte y el entretenimiento. Esta es una de esas cintas, ya en peligro de extinción en los tiempos actuales.

Bajo una deslumbrante (de verdad, estoy cegado de buen cine después de verla) dirección a cargo de un magnífico realizador, el cual no conocerás porque solo dirigió esta película, asistimos a uno de los mejores argumentos que, al menos yo he visto hasta entonces, pero no diré nada, cualquier información podría estropear esta cinta de tal magna calidad.

Es una película que habla acerca de los muertos, de la delincuencia, de las bandas de moteros (en una hora de entretenimiento desmonta las 92 horas de "Hijos de la anarquía") y una sátira brutal (no vista ni en "La vida de Brian") hacía las funerarias, todo esto con un toque de filosofía griega y neozelandesa, pasando por crítica dogmática hacía los textos de Stalin cuando le daba de comer a los caballos.

Poco hay que hablar de las interpretaciones, hablan por si solas, y tampoco de los efectos especiales, ya que Steven Spielberg y James Cameron se inspiraron para realizar sus mejores obras en la escena del cadáver en el barril. No lo consiguieron.

Y para finalizar tan solo decir que este filme tiene dos de las mejores escenas que ha dado el cine de la segunda mitad del siglo pasado: La persecución en moto y la persecución por las escaleras.

Cine en estado puro, señores.