El diario de Agustín

Como si se tratara de otras épocas donde ver una pieza documental o de cine resultara un delito y comentarla se reduce a meros cuchicheos, gracias a Ignacio Agüero y Fernando Villagrán, Amazonia Films y una serie de coproductores y colaboradores, podemos ver esta declaración que parece ridículo que nadie haya hecho antes de modo serio hasta hoy.

Quizás por la apatía de sus testimonios, la mueca de quienes deberían haberlo realizado hace mucho o mera desidia, el hecho de documentar no todos, si no una mínima porción de flagrantes pecados del diario más emblemático de nuestro país es un ejercicio imperativo para transparentar lo que somos y lo que hemos omitido en nuestra historia.

"El diario de Agustín" es más que un análisis de contenido de lo que dice u omite publicar El Mercurio. Se trata de entender el por qué no sólo la cabeza visible si no toda una empresa que crece día a día mantiene lineamientos que cree invisibles pero que están ahí, en nuestros archivos de vida, en bibliotecas, en la memoria de Chile exigiendo un mea culpa que no se producirá.

Dentro de todas las paradojas exhibidas, resulta emblemático que un medio de comunicación no comunique; ni su director, ni sus encargados, y si bien es cierto que nadie les pide ser líderes de opinión es burdo y pobre como se cierran a entrevistas y testimonios que curiosamente en la cotidianidad les rinden muchos réditos.

Sobre el contenido del film documental, este enaltece algunas figuras y su discurso social como Salvador Allende y el cardenal Raúl Silva Henríquez, otorgando la posibilidad de apreciar declaraciones preciosas olvidadas por el paso del tiempo. También vale la pena prestar atención a apariciones como la de Raquel Correa, Premio Nacional de Periodismo y ex profesional de El Mercurio recientemente fallecida, así como las de varios personajes y marcas reconocidas de prensa con las cuales nos familiarizamos hoy ignorando sus orígenes.

"El diario de Agustín" ata cabos sueltos con testimonios y documentos que se agradecen y ayuda a entender que muchas veces lo que entendemos como intereses políticos son también de tipo económico. Es un material que se hace imprescindible para periodistas y comunicadores que desconocen el medio en el que están por desempeñarse por las próximas décadas.

El documental de 80 minutos se hace breve y queda corto con la exhibición de sus capítulos, que uno tras otro muestran un desfile de algunos personajes que ahora niegan, desconocen o no recuerdan haber sido parte de una infamia que goza de la más completa impunidad. Tal como otrora lo hiciera el dictador referente de esta conducta.

Una cinta para observar, para entender y no dejar de preguntarse el por qué por ejemplo de su actual secuestro artístico por parte de TVN, que tiene los derechos desde 2010 sin exhibirla o que llevó a renunciar a la directora de la señal ARTV por la censura de la que fue objeto.

:D
Conclusión:
Una historia real que vale la pena conocer. Un aporte negado a las masas.