La caída

Inesperado y fascinante, L. Torre Nilsson se desenvuelve entre las cámaras como en su medio natural y no existe rincón humano al que no sepa acceder ni secreto que quede vedado a su perspicacia.
La novela de B. Guido ayuda.
Todo un hallazgo.
Cine argentino inquietante y desazonador al que no detienen los inconvenientes y que se crece ante los retos exigentes para conseguir el más difícil todavía.

La sencillez de lo cotidiano se convierte en trama importante cuando la poesía, cuando las charlas de café o cuando la bohemia se convierten en conceptos irrelevantes.

Otra de las adaptaciones de Torre Nilsson sobre las obras de su pareja, Beatriz Guido, y también protagonizada por Elsa Daniel, acá cuenta la historia de una estudiante de letras que ve un anuncio en el diario donde ofrecen una habitación en una casa de una mujer con cuatro chicos de diferentes edades.
Es interesante la relación que llega a tener Albertina con todos ellos, tiene un aire irreal, como si fuera producto de una alucinación todo lo que sucede en esa casa, donde todo es anormal, hasta la comida.
Quizás lo más interesante sea la amoralidad de los chicos, que vagan por la casa sin rumbo, jugando a ser adultos, crueles e inocentes a la vez, y lo que le generan a Albertina, una mezcla de ternura, miedo, asombro, pena, desconcierto e incomodidad, aunque eso se lo generan todos en mayor o menor medida, casi no hay un personaje que realmente la agrade, quizás el único sea el de Martha, tiene una relación confusa, de aprecio mutuo pero con cierta distancia de parte de Albertina.
Destacar la interpretación de Lydia Lamaison, su personaje Martha es tan patético pero interpretado con la mayor sobriedad.
La historia como los personajes no es coherente, lo que ellos hacen, dicen, etc, es raro, quizás el más coherente en ese sentido sea el de José María , que también es el más desagradable de todos, por eso se siente como si todo fuera un sueño, el tono es de alucinación, como si Albertina estuviera bajo un estado febril y por eso todo lo que la rodea fuera tan difuso, extraño, lúgubre como la casona.
Torre Nilsson logra darle el tono indicado, sobre todo en su dirección, su cámara cuenta tanto como los parlamentos, en muchos casos lo hace bastante mejor que estos, esa mezcla de drama con terror psicológico, neo gótico y drama de iniciación todo mezclado, le sale bien por su capacidad para narrar.