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Pájaro blanco de la tormenta de nieve

Drama. Intriga Finales de la década de los 80. Kat Connor es una joven de 17 años cuya vida cambia de forma inesperada cuando su madre, un ama de casa aparentemente perfecta, desaparece de repente sin dejar rastro. Aunque será complicado, Kat deberá intentar adecuarse a las nuevas circunstancias e intentar seguir adelante con su vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
29 de septiembre de 2014
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
De los realizadores que nacieron al calor de esa corriente del cine indie americano que se dio por llamar New Queer Cinema, dos son los que han trascendido y han dejado atrás aquellos años primigenios de cine de guerrilla para expandir sus universos cinematográficos. Hablamos de Gus Van Sant y Todd Haynes. Desde Mala Noche y Poison, respectivamente, han virado hacia el drama experimental (y el cine comercial) uno, y una especie de revisión del melodrama el otro. Al contrario que ellos, el otro gran autor del New Queer Cinema que surgió a finales de los 80 y principios de los 90, se ha mantenido fiel a las reglas y mundos de la corriente. Hablamos de Gregg Araki, que este año estrena White Bird in a Blizzard, adaptación de una novela de Laura Kasischke, protagonizada por una de las actrices del momento, Shailene Woodley.

Cuatro años han pasado desde que estrenara su último film, Kaboom, un torrente de energía, que se volvía más fascinante cuanto más degeneraba su trama. Un compendio de su mundo rodado a la velocidad de la luz que funcionaba por mera acumulación. Más atrás en el tiempo, exactamente una década, queda Mysterious Skin, su obra maestra, un drama social y psicológico disfrazado de sci-fi. Una película hipnótica de principio a fin, preñada de una especia de oscuro realismo mágico que la hacía especial. Lejos del realismo, Araki hablaba de la pederastia desde el género. Mezclando realidad y sueño para construir una pesadilla. White Bird in a Blizzard es una mezcla descompensada de ambos filmes. Por un lado pretende trascender, ser un drama psicológico sobre la maternidad como trauma vital. Por el otro lado, se deja gobernar por las explosiones de hedonismo propias del Araki más desenfadado, construyendo a la madre que de pronto un día desaparece (una soberbia Eva Green), más como una caricatura que como un personaje real.

Así, la película no termina nunca por decantarse entre el drama adolescente, el familiar o el thriller. Mientras que en Mysterious Skin el misterio era palpable y todas las tramas caminaban hacia su resolución, en White Bird in a Blizzard Araki se olvida de él hasta el tercio final del film. El resultado es que ha dado a luz una historia que en lugar de discurrir va dando tumbos, tan perdida en sí misma como su protagonista (Woodley, es una intérprete valiente). No ayudan a crear una atmósfera insana unos secundarios que no están a la altura (sobre todo Meloni interpretando al padre) y unas secuencias oníricas rodadas con desgana. Si en Mysterious Skin las ensoñaciones con el pasado funcionaban a la perfección porque eran turbias y emocionalmente potentes, aquí naufragan. No es capaz de establecer Araki una conexión entre la protagonista y el espectador. Llegados a la recta final nos da igual qué pasó con la madre y hacia dónde irá la vida de esa adolescente convertida en adulta. Estamos ante una película fría que debía quemarnos las entrañas. Los flashbacks protagonizados por la madre y contados como si de un cuento de hadas (deformado, malsano) se tratara funcionan, pero el presente narrativo no acaba de hacerlo. Woodley intenta construir un cuadro general de su tormentosa madre y logra pintarlo más gracias a sus recuerdos que a sus pesquisas. No es una mala película, al verla uno respira el cine de Gregg Araki, pero sí es una pequeña decepción, pudo haber creado otra obra maestra y sin embargo ha dirigido una cinta que a ratos captura tu atención haciéndote olvidar el mundo exterior, pero que otras veces es simplemente fallida. Aún así, es un placer ver que el último superviviente del New Queer Cinema sigue empeñado en no cambiar.
odaesu
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19 de diciembre de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pájaro blanco de la tormenta de nieve es toda una sorpresa.
Gregg Araki, uno de los musos indie del cine estadounidense desde finales de los 90, entrega una película que podría haber pasado por un telefilme de sobremesa si no fuera por su cuidada narración, su buen desarrollo de personajes y su brillante elenco. La película combina con gran acierto la trama detectivesca o el thriller acerca de la desaparición de la madre de la protagonista con el viaje iniciático y de madurez de la joven protagonista, y lo hace de forma entretenida y consiguiendo resultados más que notables en ambos campos. La ausencia de la madre está siempre presente (valga la contradicción), marcándolo todo, afectando a todos los personajes incluso cuando no se está hablando sobre ella y guiando el devenir vital, sexual y emocional de Kat, un personaje con muchas caras distintas.
Y qué decir de los actores. A Eva Green le ha tocado bailar con la más fea, un personaje que aparece poco y hace cosas extrañas, pero solventa la papeleta con su profesionalidad y talento de siempre. De sus ojos y sus gestos dependen muchas de las cosas que pasan en la película. Shiloh Fernandez, sin necesidad de merecer ningún premio, clava el personaje del chavalín medio atontado. Y Shailene Woodley demuestra que, mucho más que los productos mainstream tipo Divergente, lo que le va en realidad es esta clase de cine, más independiente, más arriesgado, menos de estudio. El carisma y la fuerza que desprende en la piel de Kat no lo tuvo en la distopía futurista antes mencionada ni de casualidad. Que se quede por estos derroteros. Todos se lo agradeceremos.
En definitiva, una propuesta estupenda, rara pero ciertamente brillante.

Lo mejor: Shailene Woodley y el carácter indie del cine de Gregg Araki
Lo peor: No deja sensación de ser una obra maestra en ningún momento
Sibila de Delfos
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25 de noviembre de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el Festival de Cine de Gijón 2014:

El norteamericano Gregg Araki, que presentó en el FICX de hace algunas ediciones su estupenda película 'Mysterious skin', vuelve al certamen gijonés con una obra de poético y sugerente título, 'Pájaro blanco sobre la tormenta', que cuenta con el protagonismo de la joven y cada vez más solvente actriz Shailene Woodley, la cual demuestra que su registro interpretativo y ambición artística no se limitan a películas para consumo juvenil y de multisala, como 'Divergente' o 'Bajo la misma estrella', y encarna magníficamente un personaje -asimismo muy bien escrito- mucho más sensual y arriesgado, con más aristas, en una trama que analiza la relación entre una madre desequilibrada y una hija que asume con cierto alivio la desaparición de la primera.

Todo ello está contado con una buena escritura y apoyado por un gran trabajo en la dirección de actores, donde destaca también Eva Green en el papel de la madre misteriosamente desaparecida. La capacidad visual y narrativa de Araki quedan demostradas ante todo en las reveladoras secuencias oníricas que la hija experimenta con su madre.
Amor Perro
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9 de mayo de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pájaro blanco de la tormenta de nieve es una interesante película basada en la novela homónima de Laura Kasischke. Sin haber leído la novela, la película me ha gustado mucho, me ha parecido una historia interesante y sobre todo muy bien contada. Shailene Woodley en el papel de Kat está francamente bien, pero para mí quien brilla sobre el resto de actuaciones es sin duda la de Eva Green.

Antes de ver la película, el argumento me sembraba dudas:
Kat es la hija única de una familia acomodada cuya adolescencia estará marcada por la repentina y misteriosa desaparición de su madre. Kat crecerá vivirá recordándola y tratando de asimilarlo....
¿iba a ver una peli de intriga o iba a tragarme el melodrama de una adolescente cual patético pagafantas?

Importante cuestión. A lo largo de la historia vamos siendo testigos de las vivencias y sentimientos de Kat pero tambíen de sus continuas descripciones de su familia, de su madre, de la visión que tiene de ella y la relación entre ambas. Así a medida conocemos los sentimientos de Kat y la conocemos a ella misma vamos también enganchándonos al misterio de la desaparición de su madre.

Una de las virtudes de la película a mi juicio es que esta bien narrada y hasta prácticamente el final de la historia no se revela nada, y la intriga no está solo en que ha pasado, sino tambien el porqué. Además los saltos atrás que da la historia cuando Kat habla sobre su madre están bien delimitados: hay películas en las que no sabes si una escena pertenece al pasado o al momento actual y es muy molesto; aquí eso no sucede.

A lo largo de la historia aparecen algunas escenas oníricas, sueños de Kat sobre su madre. En algunas obras estas escenas a veces empalagan la historia hasta el punto de no tener claro cuando es realidad y cuando no. Aquí los sueños tienen su sitio y no se salen de el, resulta fácil de seguir.

Habiendo visto la obra sin doblar (y no se si llegarán a doblarla al castellano) el trabajo de Eva Green brilla de manera especial entre un reparto, a mi juicio, más que correcto.
Saul Goodman
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1 de diciembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva película de Gregg Araki, alejada de la corriente new queer cinema que le hiciera famoso, junto a Todd Haynes y Gus van Sant, allá en los años 90, es un díptico sobre los problemas familiares dentro de las típica familia americana, todos los tópicos se usan para describir y adentrarnos en los personajes de esta familia acomodada, la desaparición de la madre, encarnada por una bellísima Eva Green, es la trama argumental para este thriller familiar de reproches y búsqueda de su propio yo, Araki utiliza saltas temporales para adentrarnos en los conflictos familiares, la falta de sexo y la monotonía es la disección de una familia cuya carga soportara la hija, sus conversaciones con el psiquiatra será otro nexo de unión junto con el descubrimiento de la sexualidad, en fin una película que se deja ver con agrado, de buena puesta en escena y un gran reparto, hacen de ella una nueva faceta del cine de Araki, como pasara con Gus Van Sant con “Gerry” o “El indomable Will Hunting”, su cine deja a un lado su corriente trasgresora para volver su cine hacia una corriente más comercial

http://ultimapelicula.blogspot.com.es/2014/11/52-festival-internacional-de-cine-de_24.html
shane7777777
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