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Colombo: Homicidio de acuerdo con el libro (TV)

Intriga Las novelas de misterio de Mrs. Melville son best seller en todo el país. Los autores son Franklin y Ferris, pero en realidad el que escribe es Ferris y el que recibe el crédito es Franklin. La situación lleva pronto a la tragedia y a la consiguiente investigación por parte de Colombo. Segundo episodio de Colombo tras "Ransom for a Dead Man". Aunque Colombo tiende a ser definida o considerada como una serie de TV, nunca fue una serie ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
25 de julio de 2011
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spielberg tenía 25 años, había dirigido seis episodios para la TV (incluso fue asistente de producción de Faces, 1968) cuando rodó uno de los episodios más recordados de Colombo (pero no mejores como Estudio en negro, 1972 o Cualquier viejo puerto para una tormenta, 1973). El inicio de la película es notable, la dirección es correcta, poco recargada, con apuntes de estilo en los ángulos de cámara (por ejemplo, el disparo o el asesino apurando su copa detrás el cadáver) sin embargo no es Duel (1971) ni Tiburón (1975), obras mayores antes de que su producción se volviera más infantil, comercial y forzadamente sentimental tras En busca del arca perdida (1981) (véase el fallido final de A.I., 2001).

Después de los episodios piloto de Colombo, éste fue el primero en emitirse en el Sunday NBC Mystery Movie (pero el segundo en rodarse) y ya aparecen sus elementos habituales: el relato detectivesco inverso en el que vemos primero el crimen y después las pesquisas para resolverlo (creado por Freeman a principios del siglo XX y utilizado por Hitchcock en Crimen perfecto, 1954), el falso despiste, la pregunta de última hora, la referencia a su mujer, etc. La trama tiene interés y trata del asesinato de uno de los socios de un tándem literario (como Levinson y Link, los creadores de la serie) pero no llega a explotar todas sus posibilidades. Cassidy está muy bien (como la gran mayoría de actores y actrices que pasaron por la serie).

Peter Falk, que en ese tiempo ganó un Tony por The Prisoner of Second Avenue (1972) y participó en la inspirada Husbands (1970) de Cassavetes y en Mikey & Nicky (1976) de May, imprime desde el principio el carisma a Colombo: lleva siempre la misma gabardina, está hecho un adán y fuma puros (estas son aportaciones del propio Falk ya que la serie se pensó para Bing Crosby pero, al parecer, éste estaba más interesado en el golf, hasta el punto que moriría en La Moraleja-Golf de Madrid).

En cuanto a la serie, no es la típica de policías, no recurre a la violencia, no hay persecuciones de coches (Colombo tiene un destartalado Peugeot 403 del 59), tiroteos (Colombo nunca tuvo pistola) o explosiones (tan de moda hoy en día). El ámbito de Colombo es la palabra y su trabajo la inteligencia, perseverancia, sagacidad y reflexión (y no en el ADN como el CSI). Su éxito se basa en no ser un policía al uso sino una especie de justiciero-proletario que resuelve los crímenes de los ricos en sus propias mansiones, yates y oficinas e incluso se entromete con la policía (Un amigo de verdad, 1974), los militares (A la luz del amanecer, 1974) o la CIA (Crisis de identidad, 1975). Colombo tenía gran audiencia, reunía a prometedores jóvenes guionistas (como Bochco) y dio lo mejor en los años 70. En El último adiós al Comodoro (1976) hay una despedida fugaz: Colombo reparte puros y desaparece en la barca en busca de su mujer; pero luego aparecerá en plena forma en el agudo final de El asesinato más inteligente del mundo (1977).
persona
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7 de diciembre de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Murder by the Book (Homicidio de acuerdo con el libro) (1971) se inicia la primera temporada de Colombo, un telefilm dirigido por el joven Steven Spielberg que en décadas posteriores se convertiría en poco menos que en uno de los patriarcas más influyentes que Hollywood diera en generaciones. En el mismo año que Spielberg dirigió El diablo sobre ruedas, para la televisión y que poco después pasó al formato cinematográfico), nos da una idea del talento creativo y de puesta en escena propias de un visionario que puede ver la acción y narrarla de manera única en Murder by the Book.

Kent Franklin (Jack Cassidy), colaborador en otros episodios de la serie, y Jim Ferris (Martin Milner), son autores de una línea de novelas de misterio en las que el personaje central Mrs. Melville) ha dado grandes dividendos a ambos autores, uno escribiendo, el otro representando. Alguna desavenencia de tipo personal, fundamentalmente económica y creativa , lleva a Kent a transformar el curso de los acontecimientos, planeando la mejor forma posible de quitar de en medio a su socio y verdadero talento creativo Jim.

Como espectadores, asistimos a la complicidad en la intencionalidad y preparación por medio del engaño del asesinato perfecto, con coartadas que la propia Mrs. Melville (según el socio de Jim) hubiese firmado. La consumación de los hechos con todo lujo de preparativos y detalles en el que el teléfono tiene función principal en la trama, desemboca en la acción premeditada por Kent para que la esposa de Jim, ignorándolo todo, asista por teléfono al asesinato del novelista.

Colombo (Peter Falk) hace presencia en la escena con su habitual sentido olfativo: mira, destaca, se pregunta, deduce y resume cualquier situación en la escena del crimen por medio de la intuición en la que siempre ha creído, acompañado por los ‘pequeños detalles’ que normalmente pasan por alto, caso que no ocurre en nuestro avezado aunque distraído detective de origen italiano.

Solo su tozudez y la total dedicación en su trabajo hacen posible alterar la tranquilidad del sospechoso, ser rehuido por los investigados sin conseguirlo, mantener la coletilla de ‘una pregunta más’ como broche a cualquier escena donde todo lo que parece normal, lógico o irrefutable, convirtiendo a Colombo en el arte de la insistencia, lo cual le lleva hasta personajes clave para la solución del caso: Joanna Ferris (Rosemary Forsyth) la dolorida esposa de Jim, o Lilly La Sanka (Barbara Colby), propietaria de la tienda proveedora de alimentos.

El realizador nos muestra una ambiciosa cinta donde la utilización de primerísimos primeros planos y algunos planos detalle, agregados a los genéricos americano, general y medio, entre algunos otros, dota a Homicidio de acuerdo con el libro, un más que destacable trabajo en la serie, volcado en la historia contada donde toda la tensión se centra en saber cuándo Colombo se percatará finalmente que lo que busca, generalmente es a alguien próximo a la víctima.

Complemento genealógico: Colombo cita en tres ocasiones a su esposa.
avanti
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12 de enero de 2023
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03/03(03/01/23) Capítulo este de la popular serie Colombo que he visto en mi afán completista de haber visto todos los trabajos de dirección de Steven Spielberg, me gusta escarbar en los orígenes de los grandes cineastas y este telefilm está en sus trabajos raíces, pues el de Cincinnati hizo sus pinitos en la tv antes de debutar en cine, de hecho en la gran pantalla fue su ópera prima sin saberlo, pues fue “Duel” (1971), estrenada el mismo año que se emitía este capítulo del singular detective, y que por su calidad pasó de la tv destinada al cine. Spielberg tenía 25 años, había dirigido seis episodios para la TV (incluso fue asistente de producción de Faces, 1968) cuando rodó uno de los episodios más recordados de Colombo. Bueno, pero me atengo a esta serie procedimental con icónico detective, aunque es una serie un tanto peculiar. Exceptuando la presencia recurrente del personaje principal, no presenta ninguna de las características de una serie tradicional (episodios semanales, de duración regular, con cast, dirección y equipo de producción fijo). Pensados como telefilms (de hora y media como promedio de duración), cada episodio cuenta con una historia independiente y con un director y un equipo de producción distinto. Los films tuvieron una transmisión irregular, pero con un mínimo de tres o cuatro producciones por año hasta 1978. Más de diez años después, Falk retomó su personaje por dos años (1989-1990). A partir de 1990, Colombo dejó de emitirse con regularidad, y los siguientes films fueron estrenados como especiales. Por estas razones, los 68 episodios de Colombo se dispersan irregularmente a lo largo de 35 años (1968-2003). Después de los episodios piloto de Colombo, éste fue el primero en emitirse en el Sunday NBC Mystery Movie (pero el segundo en rodarse, tras ‘Death Lends a Hand’), pero fue tan impresionante que se subió para abrir la temporada en el último minuto) y ya aparecen sus elementos habituales: el relato detectivesco inverso en el que vemos primero el crimen y después las pesquisas para resolverlo, el falso despiste, la pregunta de última hora, la referencia a su mujer, etc. La trama tiene interés y trata del asesinato de uno de los socios de un tándem literario (como Levinson y Link, los creadores de la serie). La serie, no es la típica de policías, no recurre a la violencia, no hay persecuciones de coches (Colombo tiene un destartalado Peugeot 403 del 59), tiroteos (Colombo nunca tuvo pistola) o explosiones. El ámbito de Colombo es la palabra y su trabajo la inteligencia, perseverancia, sagacidad y reflexión (y no en el ADN o el CSI).

Spielberg en este caso dirige este con guion de Steven Bochco (“Cancion triste de Hill St.”), donde pocas de las señas de identidad del cineasta de “Jaws’ se pueden extraer, aun así, hay detalles que podemos notar especiales para un realizador de entonces 25 años. Episodio que se puede ver como un homenaje a la tan prolífica literatura detectivesca, donde hay vasos comunicantes, pues la protagonista Mrs. Melville de las novelas del binomio (el al principio asesino y asesinado) es claramente un remedo de la creada por Agatha Christie, Miss Marple, pero también enlaza con el detective titular de la serie, el teniente Colombo, con unos particulares medios de investigación. Se puede atisbar el genio por venir en el comienzo intrigante, con una atractiva edición durante los créditos iniciales, se alterna la imagen de un deportivo Mercedes que surca las calles angelinas a toda mecha, con un tipo en su despacho con su máquina de escribir, con gran manejo del sonido del teclado, ello sin que veamos el rostro del conductor, este aparca y toca la puerta del escritor, cuando este abre nos encontramos que le apunta con una pistola, pero el escritor se ríe de la situación, y da cual gran experto en crímenes sus motivos. Pero también hay otros buenos momentos, como es la forma en que el asesino dispara a su víctima mientras habla por teléfono; la alegórica cena (por el fondo del escenario en rojo-sangre, anunciando muerte) de Kent con la tendera; o como filma el asesinato de a una mujer en primer plano y lo importante sucede tras ella, esta se la vuelta y vemos al criminal botella de champán en ristre, pasamos al primer plano aterrado de ella y su grito desesperado, tras ello un fuera de plano; Asimismo, hay un buen uso de localizaciones naturales para darle realismo, con esa bucólica cabaña junto a un lago.

Nos encontramos aquí con un duelo de inteligencias, el clásico juego del gato y bel ratón. El asesino que cree tener, gracias a sus conocimientos de escritura criminal, la coartada perfecta, y con ello despertar la investigación policial, incluso desviarla por otros lados lejos de él. Ello encarnado por un Jack Cassidy como Kent Franklin notable en lo sobrado que se ve, lo arrogante, en como cree siempre ir por delante de su perseguidor, destila personalidad como un villano altivo; Frente a él, un original detective que con unas formas aparentemente banales va escarbando con su intuición y gusto por los pequeños detalles en la verdad. Un Peter Falk que aún está por rellenar la gabardina del teniente, le falta algo de punch, está por perfilar su carácter (no pega verlo hacer batir huevos para una tortilla para la mujer de la víctima’), pero se ven sus señas de identidad, su lenguaje gestual distraído, su habla áspera, está su arrugada gabardina, su clásica pregunta antes de irse (‘Oh, una pregunta más si no le importa’), o sus comentarios sobre su esposa que nunca se verá a lo largo de toda la serie. Se ve como un tipo pesado, cansino, molestoso, pero esto siempre tiene motivación orgánica. En realidad, es más secundario que protagonista, esto, en minutos es claramente para Cassidy, que está presente en casi todas las escenas. Entre Falk y Cassidy se establece una buena compenetración que hacen sus ententes con chispa en como se dice mucho en lo que queda sin decir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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