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Taxi al lado oscuro

7,2
631
Documental La persecución de un inocente conductor de taxi en Afganistán es usado para ejemplificar las prácticas de torturas llevadas a cabo por los Estados Unidos en Afganistán, Irak y Guantánamo. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
28 de septiembre de 2008
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que gratificante es odiar al criminal, que tranquilizador es identificar al culpable, al "malvado", y descargar sobre él toda nuestra repulsa. Que bienestar transmite este maniqueismo, esta falta de ambigüedades; en una linde, los justos, en otra, los pecadores; que ilusión más hermosa la de un mundo justo, donde unos son víctimas y otros verdugos. De esta manera no hay lugar a los remordimientos de conciencia, a las dudas acerca de la idoneidad de las penas, a la rumiación mental sobre si quizá ellos, los monstruos, los detestables, no son tan diferentes de nosotros, los impíos, los inmaculados.

Que tenebrosidad la de una sociedad en tonos grises, donde no es tan simple separar la causa del efecto. Que agradable la existencia de una categoría infranqueable que nos exonere de la posibilidad de infringir la ley; que ceguera más voluntaria la de obviar la obediencia a la autoridad, los instintos humanos, la presión ambiental, la necesidad más primordial, la educación marginal y la espalda de la sociedad. Que alivio poseer una vara de medir, que alivio tener la certeza, la seguridad, que alivio tener guardada bajo llave la legitimidad creada por los hombres para los hombres cual si un dios nos hubiera ofrecido las tablas de la ley.
McKnight
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5 de agosto de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La lección fundamental que los norteamericanos aprendieron de la guerra de Vietnam es que las guerras no sólo se ganan (y se pierden) en el campo de batalla. La "batalla informativa" es casi igual de importante que la guerra en sí. Desde entonces, en ninguna otra guerra en la que participaron hubo una libertad informativa total como la que hubo en Vietnam. La manipulación informativa se convirtió en norma y desde entonces todos los gobiernos intentaron poner a la opinión pública de su parte vendiendo la idea de las "guerras justas" o "guerras contra el mal". Así como ocultando lo que no interesaba que se supiera. Surgieron los eufemismos para dulcificar la realidad. Nunca más hubo guerras sino "conflictos" o "intervenciones"; nunca más hubo civiles muertos sino "daños colaterales"; no había soldados enemigos sino "terroristas" o "combatientes ilegales(¿?)"; nunca más se mostraron ataúdes cubiertos con una bandera norteamericana ni soldados muertos... Así, poco a poco, se nos quiso vender una especie de "guerra aséptica" en la que sólo morían los malos y no había sufrimiento ni civiles muertos. Donde no se torturaba para obtener información o por puro sádico placer. Y lo peor de todo es que mucha gente creyó todas estas mentiras. Aunque a mi siempre me pareció que quien se las creyera o era ciego o no quería ver...
baskin 26
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1 de septiembre de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástico documental que hace reflexionar sobre el ejercicio del poder. Buen montaje sobre todo en lo que se refiere a la inserción de los militares y políticos.
Consigue lo que se pretende sin caer en excesos demagógicos, que los hay, ni maniqueismo de tercera como en los documentales de Michael Moore. Ya le gustaría a éste hacer un documental con este ritmo e interés.
Echo de menos opiniones críticas hacia la línea argumental del director (algo generalizado en las últimas películas documentales, que no son sino ensayos de autor para transmitir sus ideas y no tanto reflejar la complejidad de los problemas actuales), de ahí que haya que ver con distancia y prudencia todo lo que se dice.
luis
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22 de abril de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el encarcelamiento, la tortura y el homicidio de un taxista afgano cualquiera tras los muros de Bagram, pasando por la infame Abu Ghraib en Irak hasta Guantánamo de una Cuba a la que se atreve a dar lecciones de moralidad, un repaso a los crímenes de guerra cometidos enarbolando la bandera de la guerra contra el terrorismo: la tortura sistemática y homologada por el gobierno de turno que muestra, una vez más, la perversa cara de una nación convertida en distorsionado ideal gracias al imperialismo y la globalización, a la mercadotecnia y la mentira institucional, todo ello vendido en formato blockbuster a todo el planeta. Cómo no, al final los grandes criminales de guerra siguen dando conferencias o en altos puestos de la empresa de seguridad privada, llenándose los bolsillos, mientras los secuaces, nada inocentes pero simples peones, pagan para que el país, mientras suena el himno de los patriotas, limpie la imagen de marca y seguir exportándola como el añorado sueño americano.

Seguramente nada nuevo para los conocedores de la historia del cínico país de las barras y estrellas más allá de lo contado por la propaganda, pero la indignación que provoca siempre servirá para que sigamos alerta ante los autodenominados salvadores y defensores de nuestras libertades, como por desgracia vivimos en nuestro país. Ojo con los que se envuelven en banderas, pues nunca sabemos lo que esconden debajo.
samanosuke
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