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El general del diablo

Drama Harry Harras es un popular general de la Luftwaffe enamorado de su profesión, aunque no siente la menor simpatía por el régimen nazi que se ha hecho con el control en la Alemania de los años 30. Asqueado por las atrocidades de la guerra, Harras vierte críticas sobre el gobierno en pequeños círculos, mientras se enamora de la joven sobrina de una antigua amante suya. La presión de las SS para que se sume a sus filas complica su situación. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
23 de agosto de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable film alemán, en el que se nos muestra los problemas que se encontraban los que no eran seguidores del partido de Hitler, incluso los de la alta aristocracia, o militares de Wehrmacht, con hojas de servicio impecables...como es el caso que aquí se nos cuenta. Un general adorado por sus hombres y admirado por los civiles, un general cargado de condecoraciones pero que nunca se calla la boca aunque de ella salgan cosas que le comprometan y le puedan complicar la existencia a el y los que le rodean. Todo ello en una sociedad hipervigilada por la Gestapo, la SS y por los largos brazos de la administración nazi que hicieron del miedo...una de sus principales bazas de ganar adeptos...o en su defecto de apartarlos del resto.
Impresionante interpretación de Curd Jürgens, (Juego de reyes,1960), que borda su papel del General Harry Harras, por otra parte papel,que con otros personajes distintos, realizo infinidad de veces a lo largo de su carrera, como por ejemplo en "En la batalla de Inglaterra" (1969) o "El día más largo" (1962). Le acompaña Marianne Koch (La Estrella del sur,1957) y Eva Ingeborg (El soldado americano,1970), en un papel de lo más "caliente" y curioso para la época en que se desarrolla el film. Sus ácidos y picantes comentarios no dejan de sorprender por su atrevimiento teniendo en cuenta, como digo, el año de rodaje.
Dirige Helmut Kautner, director de la interesante película alemana "Bajo los puentes" (1942), rodada en plena II Guerra Mundial.
Film que aun tratando el genero bélico, es un drama, con ciertos dosis de ironía y humor negro proporcionadas por el inefable General Harras...El General del diablo...si, pero para los nazis.
Juggernaut
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5 de octubre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la Alemania de la posguerra, aparte del cine de comedia o el drama, la cinematografía de dicho país también recuperó de manera bastante significativa el género bélico. Mediante este género, la producción alemana trataba de liberar sus demonios y exculparse de muchos de los males que se habían dado en la Alemania Nazi y de los que gran parte de la población se sentía lógicamente responsable.

Había diversas vías de explotación dentro del género y no todas eran iguales. Una de ellas la podemos comprobar en el cine de Frank Wisbar, en películas como Hunde, wollt ihr ewig leven (Stalingrado: Batalla del infierno, 1959). El cine de Frank Wisbar no tiene tanto el interés en criticar las grandes cúpulas del partido nazi, sino que más bien se interesa por el drama del soldado (y del civil) de a pie, que se vio inmerso en una guerra cruel que no tenía nada que ver con sus intereses personales. Wisbar humaniza el soldado de la Wermacht, que a medida que avanza la guerra, se va desencantado del partido nazi. Contrario a Wisbar está Helmut Käutner. El cine de Käutner si analiza y critica los grandes responsables del partido nazi, que tuvieron la nefasta responsabilidad en el genocidio.

Una de las películas más célebres de este cineasta en este sentido es Des Teufels General (El general del diablo, 1955). La película es una adaptación de la obra teatral de Carl Zuckmayer, que se inspira libremente en la vida del general alemán Ernst Udet. La vida de este as de la aviación es cuanto menos curiosa, porque después de la primera guerra mundial donde sobresalió, acabó en las estructuras del partido nazi, ayudando al gobierno a crear nuevos modelos de aviones para el ejército. Sin embargo, acabó rechazando al partido alemán, para finalmente acabar en un suicidio trágico. Así pues, Udet nos ofrece el marco de un personaje alemán que sin embargo rechaza el nazismo, con lo que el espectador alemán de 1955 podía empatizar fácilmente con el protagonista.

Durante la primera parte de la película el director nos invita a entrar en la vida de nuestro general (su nombre es Harras, aunque como ya comentaba, alude al general Udet) interpretado por Curd Jürgens. Durante este primer trayecto, una de las mejores bazas de la película es la intensidad con la que el director consigue denunciar el modus vivendi tan frívolo del régimen nazi. El metraje nos introduce en una fiesta que se alarga en gran cantidad de minutos y que establece las bases de la película. No es una fiesta cualquiera, sino que somos testigos de los tejemanejes y conspiraciones que existen dentro del partido. Nuestro protagonista se ve aturdido por la gran cantidad de espionaje, chantaje y corrupción que existe en esta atmósfera. Mientras están en guerra y sus soldados pasan hambre, la cúpula del partido se dedica a divertirse y a derrochar comida. El eje de la película se centrará además en la búsqueda de un saboteador, que parece estar acabando con los aviones alemanes.

Durante la segunda parte, la película se centrará en la evolución de nuestro personaje dentro del partido, y como irá rechazando el régimen nazi. Una de las secuencias a destacar que tiene lugar durante esta parte la encontramos en el encarcelamiento de nuestro protagonista, que ve las orejas al lobo. La interpretación de Curd Jürgens resulta perfecta en la encarnación de un personaje que entra en una profunda crisis al ver derrumbarse su mundo.

Sin embargo, como a la mayoría de películas bélicas del cine de posguerra alemán, al General del diablo le falta mucha chispa. La película es plana y sigue sin cualquier evolución el destino de su protagonista. De igual manera le sucede a una puesta en escena anémica, que a duras penas tiene alguna secuencia destacable (quizá el travelling inicial o la secuencia final en el aeropuerto).

Una de las secuencias clave de El General del Diablo la encontramos hacía el final de la película, y representa excelentemente el sentimiento de culpabilidad alemana que el filme trata de diseccionar. En ella, nuestro protagonista interpretado por Curd Jürgens dialoga con el saboteador del que se ha estado investigando durante todo el filme. Nuestro protagonista interroga al saboteador por el porqué de sus motivos. Comenta que resulta extraño que se oponga al régimen nazi un hombre como su subordinado, que goza de una situación privilegiada. El Egoísmo y el conformismo salen a escena. Muchos de los oficiales Nazis aceptaban el régimen porque les resultaba beneficioso para ellos. Incluso cuando no se obtenían beneficios, por lo menos no eran el objetivo de los ataques del régimen. Los espectadores alemanes que vieron El General del Diablo entendían la apelación que realizaba el cineasta con este recurso.

http://neokunst.wordpress.com/2014/10/05/el-general-del-diablo-1955/
Kyrios
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7 de mayo de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy floja versión. Sin saber con mediana exactitud qué es lo que pretendió presentar el director. Argumento sin solidez. Presenta a un general nazi desilusionado pero también bastante ingenuo como para no darse cuenta que lo estarán espiando y entonces propicia burdamente una ocasión para ser descubierto en sus ideas conspirativas. El mismo personaje aparece asustado como un conejito cuando lo encarcelan por la supuesta conspiración (no muy acorde a su tan alta jerarquía de mando). Luego observamos un seguimiento en motocicleta, tan grotesco como ridículo que hasta parece broma. Si el director pretendió mostrar fiestas nazis con despliegue de uniformes y algo de desparpajo , lo consiguió ; si por el contrario soñó con hacer una denuncia tratando de mostrar que no todos eran malos en la Alemania de Hitler le faltó bastante peso argumental al guión.
coa
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21 de diciembre de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra buena película alemana sobre la segunda contienda bélica mundial con un habitual dentro de este género como protagonista, Curd Jürgens. Se trata de un film donde se vuelve a tratar el tema de la obediencia ciega dentro de un sistema jerárquico o si debe imperar la propia personalidad y opinión cuando las órdenes se consideran que conculcan el sentido común.

Me gusta la fotografía de Albert Benitz, que no es que sea algo excepcional pero se la ve trabajada y con cierta delicadeza. Destaca también algún que otro diálogo sobre la "rassenamt", raza. Y tal vez peque un poco de argumentación confusa y difuminada y de los efectos especiales. Si te fijas bien, hacia el final, el avión tiene un "sospechoso" hilo en el morro y en la cola...
Luc
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4 de junio de 2023
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Interesante película sobre Enst Uder, un héroe de la aviación alemana que cayó en desgracia ante los superiores nazis y se suicidó tras una fuerte discusión con Göring. Una historia fascinante, bien contada y que tiene algún parecido temático con "Quemado por el sol" de Nikita Mikhalkov, de 1994, que me pareció absolutamente fascinante. Aquella es mejor película que ésta, aunque también me ha gustado mucho.
La trama civil del apoyo al régimen nazi es fascinante, está bien narrado y es todavía más aterrador de lo que pudiera pensarse, y se puede pensar mucho. La dramatización del noviazgo con una niña de 21 años resta credibilidad a la historia central, además de que no parece corresponder con la realidad, mucho más pedestre: sirvió de cabeza de turco de Göring frente a Hitler por el fracaso de la Batalla de Inglaterra. Curiosamente en esa película de Guy Hamilton de 1969 también intervino Jürgens. Si Wikipedia lleva razón, y no he encontrado otra fuente, la vida y muerte de Enst Uder no se corresponde fielmente con esta historia, que, probablemente para evitar problemas legales, narra la historia de un tal Harry Harras, trasunto de Enst.
Lo aterrador es que era un hombre muy cercano al poder, que no estaba interesado en la política en sentido estricto y que fue captado para la causa directamente por los más cercanos al Fürer. No había obstáculos para el mal, tenía que ser rotundo.
La factura de la cinta es magnífica, el blanco y negro se ve perfectamente, los muebles, el decorado de las paredes (papel pintado), los uniformes, los coches, está todo muy logrado.
El director es Helmut Käutner, un desconocido para mi pero que tiene un montón de películas.
Majestuoso Curd Jürgens, grandísimo actor, a veces olvidado, que para mi es el de "El albergue de la sexta felicidad" de 1958 de Mark Robson.
ÁAD
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