Snowfall (Serie de TV)

Serie con una temática muy bien ambientada en Los Ángeles de los 80, con tres tramas que en ocasiones se ven relacionadas pero que no brillan con igual luz, por encima de todas está el personaje de Franklin que pide a gritos más minutos, no hay nadie ni nada que le haga sombra tanto en carisma como en interpretación. Como bien comentan otros usuarios a la serie que le cuesta lanzarse un poco, tiene unos cuantos capítulos de presentación, con escenas y situaciones innecesarias para el desarrollo de la serie, pero a medida que la serie avanza va ganando mucho y es ahí donde está su verdadero jugo. Voy a hacer una comparación arriesgada, que ni mucho menos desea infravalorar el nivel de la otra serie que voy a nombrar, pero esta ambición de Franklin, me recuerda claramente a la de Walter White, serie a años luz por supuesto, pero que en su primera temporada también le cuesta situarse y avanzar, pero para mi, opinión totalmente personal, este chico demuestra incluso mayor potencial que el que nos transmitía Walter en su primera temporada, al mando de Breaking Bad.

Encontré esta serie por casualidad y la verdad es que he encontrado una verdadera joya sobre la epidemia de crack que se desarrolló en los años 80 en los EEUU. Una historia que nos será familiar si hemos jugado alguna vez a GTA San Andreas.

En este juego, se nos narraba la historia de bandas como en la serie, el tema del crack, de sus efectos, aunque también es verdad que el juego es disperso ya que tocaba muchos temas diferentes en muchas ciudades, la serie también adolece de lo mismo, debido a que en la serie se divide en tres facciones distintas (negros, mexicanos y los de la CIA).

El juego respecto a la serie además del tema del crack y de la violencia entre bandas, también aparecen otros factores como bandas mexicanas o incluso agentes de la CIA. Snowfall seguramente a la hora de desarrollar esta serie seguramente tuvo encuenta algunos de estos elementos para poder configurar esta serie.

Todo en su contexto por supuesto, la serie se desarrolla en los 80 en Los Ángeles con todo el contexto de la Guerra Fría de fondo y GTA San Andreas se desarrolla en 1992 en el equivalente de Los Ángeles, San Francisco y Las Vegas que en el juego eran Los Santos, San Fierro y Las Venturas tras el final de la Guerra Fría.

Es posible que a más de uno, se le pueda atragantar la primera temporada. No voy a engañarnos, esta serie es lenta, pero es muy buena, si conseguís pasar de la primera temporada continuar porque el ritmo se vuelve mucho más ágil en las siguientes temporadas.

La historia está dividida en tres partes como he mencionado antes, una planteada en la CIA que necesita comprar la droga a cambio de armas para combatir la amenaza comunista en Nicaragua, una segunda que es la de los mexicanos que son los que traen la droga de contrabando a los EEUU y la tercera que es la comunidad negra que es quien vende el crack en suelo estadounidense.

La parte de los mexicanos es la más coñazo, no voy a engañar, la parte del tío de la CIA está muy bien y en cuanto a Franklin... Se come la pantalla cada vez que sale, es impresionante lo de ese actor.

Se me ha hecho bastante ameno y es interesante toda la historia que narra como en el San Andreas, que a pesar de los defectos que puedan tener, sus virtudes son muy superiores.

Después de ver la última temporada, puedo decir que estamos ante una gran serie poco conocida que merece la pena ver de principio a fin.

Drogas, amistad, tramas gubernamentales, familia... un cóctel recurrente pero que funciona.

La fotografía me encanta, un perfecto reflejo de la moda, estilo y color de los 70 en L.A. Franklin está a un nivel muy alto, por encima del resto del elenco, y hay que darle una oportunidad a la serie ya que tarda algo en ser vibrante al cien por cien. Esto ocurre porque una de las tres historias tiene un ritmo más potente que las otras dos, pero luego todo se equilibra.

La segunda temporada supera con creces a la primera, en mi opinión, en global un 7,5/10, merece la pena.

Estupendo fresco con aspiraciones de epopeya (anti) heroica, especialmente llamativo en un momento en que las series han rebajado bastante las cotas de ambición que aquilataran el —en su día cierto, hoy ya no tanto— eslogan "La Edad de Oro de la TV". Junto a dicha altura de miras, cabe asimismo agradecer a sus responsables la recreación, cruda y sin concesiones al "merchandising", de los neoliberales años ochenta.
En efecto, aquella década tuvo poco que ver con las vacuas estilizaciones que últimamente la vienen reivindicando. Los años del crack, el SIDA y la desregulación financiera, así como la escalada final de la Guerra Fría, con la financiación espuria de la Contra nicaragüense y los talibanes afganos, se antojan dignos de cualquier cosa menos del oportunista "revival" al que se nos ha sometido durante más de un lustro ya. Y sí, yo también fui a EGB. Aunque "Snowfall" no constituye ningún prodigio de originalidad —poco debe de quedar por decir en el saturado mercado audiovisual— sus referencias son inmejorables. A saber, y de menos a más reciente: "El precio del poder" ("Scarface", 1983), "Traffic" (ídem, 2000), "Ciudad de Dios" ("Cidade de Deus", 2002) y "Narcos" (ídem, 2015-2017). La generosa dotación presupuestaria le da un empaque de gran producción, todo un aparato visual en perfecta consonancia con sus elevadas metas.
Si bien en su primera temporada manifestaba una clara voluntad coral, con tres tramas más o menos equilibradas y orientadas hacia una eventual confluencia, la historia de Franklin Saint, el jovencísimo narco angelino, no tarda en cobrar protagonismo hasta acabar fagocitando las otras dos, que, por otra parte, no carecían de posibilidades, en especial la dedicada a los turbios manejos de la CIA. A ello contribuye sobremanera el encargado de interpretarlo, un desconocido Damson Idris que entra por derecho propio en la carismática nómina de los Cagney, Brando, Pacino o De Niro. Le da la réplica un Carter Hudson igualmente impagable, otra revelación deslumbrante, un villano de auténtica antología, caso de que en "Snowfall" cupiera la posibilidad de hacer distingos entre malos y... menos malos. También el español Sergio Peris-Mencheta entrega un trabajo superlativo en la vapuleada piel de ese ex-luchador mexicano metido a matón de cártel. Y puestos a hablar de personajes insólitos, el narco israelí, antiguo agente del Mossad, compuesto por Alon Aboutboul, resulta sencillamente inenarrable.
Es cierto que conviene tener paciencia durante el arranque, pues cuesta un poco cogerle el aire. A causa de la compleja narrativa que sus responsables debían de tener en mente —luego, insisto, simplificada—, son muchas las piezas que han de ajustarse hasta que el engranaje empiece a funcionar a pleno rendimiento. Ahora bien, una vez ha adquirido velocidad de crucero, "Snowfall" es un verdadero tiro —a quemarropa—. Definitivamente, de lo más sexy que hemos visto de un tiempo a esta parte.

No sé como logré terminar la primera temporada, pero me alegro de haberlo hecho porque lo mejor son los últimos capítulos. Pensé en abandonarla durante toda la temporada porque no terminaba de arrancar, de hecho empieza a dar muestras de avance a partir del antepenúltimo capítulo.
Uno de los grandes fallos de Snowfall es ese. Que no arranca.
La introducción a la historia y personajes podían haberla hecho perfectamente en 3/4 capítulos, pero no, lo alargaron hasta tal punto que la trama se estancó, no avanzaba ninguna de las tres historias y no parecía que lo fuera a hacer. Se me ha hecho eterna.
Pero, afortunadamente, en el 1x08 vi un poco de luz al final del túnel y volví a recobrar la esperanza. No me equivoqué, la serie deja la historia en un gran punto para una segunda temporada, pero se han tomado demasiadas licencias para ello.

Aunque para mí el gran fallo son los actores. A excepción de Franklin y sus secundarios, los protagonistas de las demás tramas son insulsos, con ningún tipo de carisma y no parece que lo vayan a encontrar en ningún momento.
Con solo ver al agente de la CIA (Teddy) en pantalla ya me entraba el sueño. Es horrible, y su trama es, sin duda, la más densa e innecesaria de todas. No sé como la mejorarán con la segunda temporada, pero tienen que trabajar mucho en ello.
Y la trama de los mexicanos un tanto de lo mismo. Una historia que a priori puede ser top, acaba siendo algo estúpido y lleno de nimiedades.

En fin, que esperaba mucho más de esta serie ya que la temática es muy jugosa, pero se han quedado muy cortos. Temporada irregular y con muchos agujeros. Deseo que en la S2 se pongan las pilas.