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Las confesiones

Drama. Thriller. Intriga Los economistas más importantes del mundo se reúnen en el marco de una reunión del G8 en un hotel de lujo de la costa alemana. Uno de los misteriosos invitados es un monje italiano, invitado por Daniel Rochè, director del Fondo Monetario Internacional. Quiere que el monje le confiese, esa misma noche, en secreto. A la mañana siguiente, Rochè aparece muerto... (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
10 de noviembre de 2016
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra gran actuación de Toni Servilio, el mejor actor italiano de la actualidad, que casi en solitario sostiene la película en sus peores tramos. Interpreta a Salus (Salvación en latín) un cartujo solitario y callado que es el último en ver con vida al director del FMI, cuando lo confiesa instantes antes de que éste decida suicidarse. Con esa decisión revoluciona al resto de miembros del G8 que empezarán a presionar al monje para que revele cuál fue la confesión que le hizo. En juego que el FMI y los bancos centrales inyecten mayor liquidez a los mercados.
Cinta donde el director Roberto Andó sigue indagando en su cine anterior. El despiadado mundo del poder y del dinero. Quizá no sea su mejor trabajo, tiene momentos donde la película es poco emotiva, y otros donde le sobran algunos tópicos sobre el mundo de los poderosos que controlan la economía mundial. Aun así, el buen hacer de Servilio y algunos momentos en el final, donde la película no es tan plana y hueca como parece al principio, (leer spoiler que realmente no son muy spoiler) hacen de "Le confessioni " un film que se puede ver.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rufus T Firefly
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18 de diciembre de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Le confessioni" - Buena
Un monje aparece en una reunión íntima del G8 con un grabador en el que graba el canto de distintos pájaros y nadie esconde su asombro ni escatima esfuerzos en averiguar por qué ha sido invitado.
La incógnita dura poco. Fue el titular del FMI quien lo invitó y le pide que lo confiese. Si esto parece poco, al día siguiente de su confesión aparece muerto, el último que tuvo contacto con él ha sido el monje y las cámaras de seguridad estaban desconectadas.
La película del director de Viva la libertá! plantea un clima de thriller pero prefiere ahondar en las relaciones entre política, ética, moral y humanidad.
A esto debe agregarse el pequeño detalle: el monje que es además un eximio matemático es interpretado por el gran Toni Servillo y el titular del FMI es el enorme Daniel Auteuil.
Si bien la propuesta es atractiva, no logra ser efectiva ni en el hilo argumentativo, ni en el clima de tensión, ni en la crítica política.
En cambio, los silencios y la fotografía excelente tanto como las interpretaciones de los protagonistas logran que cuanto menos reflexionemos sobre algunas cuestiones trascendentales. Una de ellas es la del propio título: la confesión ¿qué confesaríamos el día antes de morir? El otro, qué elecciones tomamos mientras estamos vivos.
Y el fluir del tiempo y del canto de los pájaros.
jimrix
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8 de junio de 2017
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ve claramente cuál es la intención de la película y quizás sea por eso que se ve todavía con más nitidez el fracaso de la misma. Los primeros planos que, cargados de solemnidad e intensidad, presagian unos diálogos inteligentes, sugerentes, ocurrentes, reveladores terminan siendo el embalaje brillante de... nada. Todo lo que se dice en la película es manido, tópico, mil veces escuchado y el plan del que se dice que podría ocasionar una catástrofe a nivel mundial tiene menos solidez que un plan de Mortadelo Y Filemón. De hecho Mortadelo y Filemón pululando por la cinta no hubieran quedado mal, hubieran contribuido a convertir la peli en una parodia, con lo que yo creo que hubiera salido mejor parada. Mejor un film de humor casposo que una reflexión de andar por casa de los tejemanejes del poder financiero.
Esta reunión de hombres- todopoderosos, nada menos que el G8, en una villa lujosa al borde del mar acompañados de un músico, lo de paseando por el lado salvaje de la vida no tiene precio, una escritora y un monje, se dice que para hacer más cercano el FMI a la población, de risa, hubiera necesitado de un texto poderoso, con contenido, con reflexión, con sustancia, dicho por unos personajes creíbles y bien construidos y no por unas caricaturas que más bien parecen a punto de explotar en una comedia de enredo que sobrevivir en un drama sobre el enfrentamiento entre el poder económico y su verdadera capacidad para gobernar el mundo.
Ver al monje discurrir por la película sólo tiene el atractivo de ver a Toni Servillo, magnífico en la creación del personaje, en su papel de monje despojado de toda ambición terrenal y de montarse uno su propia historia pensando que este monje se ha equivocado de cinta y anda por el hotel, pensativo y ensimismado, pensando donde estará su verdadera película. Porque hay dos , la que vemos, un despropósito de guión, construcción de personajes y texto, y la que Servillo tenía pensado interpretar y que pese a todo lleva a cabo, aunque no casa para nada con lo que sucede a su alrededor. Un pingüino no hubiera estado más fuera de lugar. Tanto es así que termina haciendo un “pequeño saltamontes” al final de la película.
Luego hay momentos “álgidos” del film en los que no sabes si el director te está tomando el pelo o es que no hay para más. Porque viendo uno al director del FMI, personaje, no deja de acordarse de Rodrigo Rato, corrupto tenaz, de Dominique Gaston André Strauss-Kahn, perseguidor de mujeres de la limpieza en hoteles de lujo o al actual Christine Lagarde, tan puesta ella y tan amigas de sus amigos, y claro no sabes de donde ha salido este colega cinematográfico de estos elementos tan reales y terrenales, si se pretende hacer una caricatura, si es una parodia o pretende con la hagiografía iniciar un lavado del cargo y hay detrás una fuerte financiación del citado organismo. Está lo de los pájaros, lo del perro, lo del baño onírico, esotérico del monje, el ojo de la cerradura, la fórmula mágica. En fin, un thriller, dicen. En todo caso un thriller ridículo.
En fin una película para olvidar que al ser clasificada como thriller se ha hecho lo mismo que cuando ante algo de difícil catalogación terminas diciendo que es una “cosa”. Pues eso que esta película es una cosa cinematográfica de la que me gustaría saber qué opinión tiene Toni Servillo.
¿Y las dos escenas entre el monje y el perro? Hablan de un agotamiento imaginativo y una derrota de guion y dirección alarmante.
O todo ha sido culpa del montador, porque la intención era buena.
¡Ah, sí! Se me olvidaba, que la historia va de las dudas del poder financiero entre lo que hace y lo que debería hacer, moral en ristre. Algo increíble “per se” que esta proyección no contribuye a hacer verosímil ni nada por el estilo.
Una película ridículamente pretenciosa.
cinefiloman
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26 de mayo de 2017
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El thriller político Las Confesiones del director Roberto Andò sobre una reunión del G8 que tiene lugar en un hotel de lujo de la costa alemana, es un pretexto para cuestionar a nuestros representantes políticos y para plantear una serie de interrogantes sobre la vida, la muerte y el poder. Estreno el 26 de Mayo.

La trama se sitúa en una conferencia de emergencia del G8 en un lujoso hotel de Alemania junto a un lago. Además de los ministros, han sido invitados por el director del FMI Daniel Roché (Daniel Auteuil), un enigmático monje italiano, Robert Salus (Toni Servillo), una afamada novelista de cuentos infantiles J.K. Rowling (Connie Nielsen) y una extravagante estrella del rock (Johan Heldenbergh). La noche antes de que comience la reunión secreta, Robert Salus escucha la confesión de Daniel Roché, el cual parece está a punto de anunciar un duro plan de ajustes que traerá consecuencias desastrosas sobre todo para los países más pobres. A la mañana siguiente, Roché se encuentra en su habitación con una bolsa de plástico sobre la cabeza, en un aparente suicidio.

Después de Viva la Libertad (2013) el director Roberto Andò vuelve a tocar el tema de la política y a utilizar al mismo actor protagonista, Toni Servillo. Ahora con Las Confesiones, bajo un formato de thriller suave, utiliza la muerte del director del FMI de forma simbólica, para establecer un debate de como se gestiona la Institución y los ocultos fines que se esconden tras ella a la hora de tomar decisiones que afectan a todo el planeta. Un simbolismo que ha hecho posible la coexistencia de un monje obligado a no revelar ningún tipo de información amparado por el derecho al secreto de confesión, junto a un grupo de economistas que estando bajo el mismo juramento de no revelar ningún tipo de conversación secreta, intentan a toda costa presionar e intimidar a Robert Salus para que rompa sus reglas e informe de lo que habló la noche anterior con Daniel Roché antes de su muerte.

En ese universo de hombres y mujeres pertenecientes a una burguesía aséptica que maneja las finanzas y los flujos de las economías y el comercio, aparecen tres invitados por Daniel Roche que amenazan romper el equilibrio de su ecosistema financiero. Claramente vemos dos mundos opuestos tanto en la forma de pensar como de sentir. El trío, a través de conversaciones y de sus respectivas apariciones parece ser un recordatorio de que detrás de los planes financieros hay seres humanos. Las Confesiones está estructurada básicamente por conversaciones privadas y por flashbacks intercalados con breves fragmentos de la fatídica confesión de Daniel Roché. Al mismo tiempo el personal del hotel investiga al monje e intenta encontrar una grabadora que se cree ha sido utilizada durante la confesión.

Las Confesiones es una mordaz parábola donde se combina y entrelaza con fina sutileza la vida real con la irreal para cuestionar el enfoque ético y moral de la economía global que se rige por unos parámetros difíciles de descifrar para el ciudadano de a pie. La película plantea la gran distancia existente entre los economistas y políticos, cuyas decisiones sostienen los destinos del mundo, con la gran masa que sufrirá de manera inevitable la carga de dichas decisiones, además de los secretos y las mentiras del poder. Los políticos y economistas parecen mas ejecutivos de grandes cuentas que funcionarios al servicio de los ciudadanos.

La película de Roberto Andò tiene muchos parecidos tanto estéticos como en la forma de estar filmada con La Juventud (2015) de Paolo Sorrentino por su colorido, la aparición de un hotel de lujo, sus peculiares huéspedes, los fuertes contrastes y las bellas composiciones artificiales. Las Confesiones tiene un matiz algo surrealista donde se abordan de forma profunda temas como la humanidad, la distribución de la riqueza, la pronunciada brecha existente entre la política y la población, las peligrosas pretensiones de la economía global y la salvación de las almas en su enfoque religioso. A pesar de estar llena de buenas ideas y pretensiones, se queda a medio camino de hacer algo mas grande.

Cinemagavia http://cinemagavia.es/critica-pelicula-las-confesiones/
Eduargil
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5 de mayo de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo nos prestamos tantos al juego de unos pocos? El poder debe ser una fortísima droga que consigue la placentera adicción de los más adinerados. Al G8 pertenecen: Canadá, USA, Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, Japón; y la defenestrada Rusia.
En la ocasión que nos relata el thriller político de Roberto Andó, la reunión tiene lugar en un discreto y confortable lugar de la costa alemana. Entre los concurrentes: gerifaltes mundiales y algún otro invitado con pedigrí, se encuentra un monje italiano que ha sido invitado personalmente por el director del Fondo Monetario Internacional. Daniel Roché (Daniel Auteuil) requiere los servicios espirituales del sorpresivo visitante la noche del primer día; y luego, el amanecer traerá la noticia de la muerte de uno de los individuos más poderosos del mundo.

Estos intocables que juegan con las personas con menos consideración que los jubilados con las fichas de dominó, no tienen buenas intenciones. La crisis económica que propiciaron, o no vieron venir, no representará ningún obstáculo para que sigan obteniendo, ese 1% que nos tiene controlados, pingües beneficios. Hay que atender a los banqueros, multinacionales, fondos de inversión, lobbystas y alguna migaja para gobiernos lacayos. El resto que se aprieten el cinturón, aunque ni siquiera tengan pantalones.
¿Qué mensaje trasladará un religioso, con voto de pobreza, a estos buitres que untan la ética en las tostadas del desayuno? ¿Por qué se sienten tan cómodos tomando decisiones que nos estrangulan? ¿El secreto de confesión prevalece sobre la sensible información de calado internacional?

El cineasta italiano utiliza una suave sátira para afear el comportamiento de unos profesionales de la mangancia, que tienen el pellejo más duro que los cocodrilos. Algo más que balas deontológicas necesitan quienes viven en otra dimensión que nada tiene que ver con la tuya y la mía.
Sinhué
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