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Tucker, un hombre y su sueño

Drama Preston Tucker está obsesionado con la idea de crear un automóvil revolucionario para su época, que sea potente, veloz, aerodinámico y que se adelante en su diseño a lo que debe ser el coche del futuro. Su afán por triunfar le lleva a pedir ayuda a su familia y a enfrentarse con los colosos de la producción en serie de Detroit. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
29 de octubre de 2006
26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerado uno de los mejores coches jamás fabricado en los states, y con uno de los 51 ejemplares acabados expuesto en uno de los Smithsonian Museum de historia norteamericana, el Tucker "Torpedo" 1948 equipaba de serie frenos de disco e inyección de combustible, además de tener verdaderos adelantos en materia de seguridad (cinturones, superficies acolchadas, cristales laminados y habitáculo reforzado), y de poseer un motor (originalmente, para helicóptero) de 6 cilindros y 166 caballos. ¿Por que de un coche tan alucinante nunca se llegaron a fabricar cientos de miles de unidades?: la respuesta queda explicitamente clara en esta hermosa película del señor Coppola (quien posee y conduce una de esas excepcionales máquinas), donde Jeff Bridges recrea a un Preston Tucker tremendamente carismático y Martin Landau demuestra, una vez más, ser uno de los actores más tristemente desaprovechados de toda la historia de Hollywood.
Totalmente recomendable por su dosis de denuncia sin tapujos, por ser tremendamente entretenida, por la excelente labor actoral, y por el marcado positivismo contagioso del personaje protagonista. Como bien dijeron antes, una película imprescindible para todo amante de las cuatro ruedas.
Kingo
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20 de marzo de 2007
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie mejor que el gran Francis Ford Coppola, para retratar aquellos bucólicos y a la vez pendencieros años; genial recreación histórica (como siempre), gran diseño y dirección de personajes; en una historia un tanto peligrosa como producto cinematográfico, que quizá en manos más inexpertas o pedantes pudo haber sido un desastre, Coppola lo logra y nos entrega una película entrañable, certera y tierna; recomendable para aquellos soñadores ( que nunca faltan), para aquellos románticos modernos (he conocido unos cuantos y para mí resultó bastante nostálgica), recomendada para quien sea, aunque no sepa mucho de autos, por lo menos aqui conocerá algo más que una historia de inventores, eso sí, si es un fanático de las ruedas esta cinta es imperdible.
rey
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12 de abril de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hecho de que Preston Tucker y Howard Hughes hayan encontrado en Francis F. Coppola y Martin Scorsese sus respectivos exégetas fílmicos, se me antoja, tras volver a visionar ambos films, casi como una predestinación común. Dos fuertes caracteres individualistas, pasionales, visionarios y megalómanos, empeñados uno en construir “el coche del futuro”, y el otro “el avión del futuro”, perseguidos ambos por senadores corruptos (el perro nunca muerde la mano que le da de comer) que defienden a los poderosos (la Ford, Chrysler y la General Motors contra Tucker; la Pan Am contra Hugues) aparecen convertidos en héroes cinematográficos de dos genios creadores (Coppola y Scorsese) individualistas, apasionados, visionarios y megalómanos.

Centrándonos en el film de Coppola, este es un proyecto muy personal y querido por el cineasta, que es uno de los afortunados que posee uno de los 50 “Tucker Torpedo” que se construyeron. Es curioso que a finales de la década de los 40, ya existiera un automóvil con frenos de disco, tracción a las 4 ruedas, motor de inyección, habitáculo de seguridad y cristales laminados con los imprescindibles cinturones de seguridad. ¿Cuántas vidas podía haber salvado este Preston Tucker?, un hombre que se atrevió a plantar cara a los colosos de Detroit, que no dudaron en aplastar al visionario e innovador emprendedor que ofrecía en aquel tiempo lo que ellos tardaron 30 años en ofrecer a sus clientes.

La visión que se nos propone de Tucker no es victimista o sombría, sino extrañamente alegre y confiada. El único momento inquietante aparece significativamente en el encuentro de nuestro héroe con el único hombre que parece reconocer su genio; el neurótico y excéntrico Howard Hughes (Dean Stockwell) empeñado en una locura similar, el aeroplano “Sprude Goose”, artefacto futurista que casi llena el inmenso hangar desierto. La película es siempre luminosa, radiante (extraordina fotografía de Vittorio Storaro), con sistemáticos encuadres en contrapicado para subrayar el carácter heroico de los personajes.

Tucker, está interpretado por Jeff Bridges que sorprendentemente está muy contenido en esta ocasión, aunque otro actor menos complaciente con sus sonrisas y gestos simpáticos habrían beneficiado el resultado final. Dean Tavoularis nos ofrece un fascinante diseño de producción que nos sitúa perfectamente en esa época, sin olvidar a ese secundario de lujo que es Martin Landau. No quiero terminar sin recomendarles que escuchen atentamente las palabras que Tucker emplea para “seducir” al jurado del tribunal que le juzga. Pues es una autentica declaración de principios del espíritu liberal y emprendedor en una economía de libre mercado.
Antonio Morales
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4 de septiembre de 2005
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un aficionado al automovilismo no se la debería perder. Como historia resulta muy amena y cualquier crítica técnica que se le pueda hacer, a mí me sobra. Me dejó un buen recuerdo y es de esas que tendría en DVD sin pensarlo.
RodrixMusic
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22 de octubre de 2012
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Genial e infravalorada película en la que un hombre con visión de negocio y futuro desafía a los grandes de la industria establecida del automóvil. El film está muy bien llevado y la actuación de sus personajes es estupenda. Personajes secundarios interesantes. Creo que Bridges lo borda.

Descubrí esta joya en el colegio porque algún profesor consideró que era adecuada para los alumnos de 15 años y para mí fue muy enriquecedora.
Además de infravalorada me parace completamente infravisualizada.
No es necesario ser un friki de la industria motorizada para disfrutarla (y si lo sois miradla hoy) ya que es un drama que es capaz de conmovernos y trata temas como la seguidad vial antes de que existiese interés por las muertes en carretera.

Historia basada en hechos reales.
Para todos los públicos y perfecta para verla en familia.
Captain Schettino
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