The Nest
2.490
Drama. Thriller
Años 80. Rory es un ambicioso empresario que lleva a su esposa e hijos estadounidenses a su país natal, Reino Unido, para explorar nuevas oportunidades de negocios. La familia se encontrará con una nueva y difícil vida en una casa de campo inglesa, bajo una nueva presión social y económica.
21 de noviembre de 2020
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘The Nest’ es el segundo film de Sean Durkin 9 años después de su aclamado debut ‘Martha Marcy May Marlene’. A través de dos personajes opuestos, Rory (Jude Law), un empresario ambicioso y algo delusional, que es capaz de sacrificarlo todo para satisfacer su sed profesional, y Alison (Carrie Coon), más escéptica y con los pies en el suelo, Durkin compone esta cinta a medio camino entre thriller psicológico y drama familiar, que tanto funciona como una poderosa crítica social al materialismo y a la ambición desenfrenada, como un meticuloso estudio de las relaciones familiares y sociales burguesas. Aunque no alcanza el nivel de ‘Martha Marcy May Marlene’, se trata de una muy buena película, ambiciosa y compleja, que culmina con una escena final sublime.
La fotografía es uno de los aspectos más destacados de la película. La dirección de Durkin brilla por momentos, situándonos en una atmósfera cargada y tensa, alternando primeros planos asfixiantes con perspectivas exteriores generales. Cámara en mano, nos regala un par de planos secuencia de lo más trabajados.
Pero si hay algo que eleva la película son las actuaciones de sus protagonistas. Jude Law está soberbio en su retrato de un hombre neurótico comido por su propia ambición, aunque la palma se la lleva Carrie Coon, una de las actrices con más talento del panorama norteamericano actual (véase su actuación estelar en ‘The Leftovers’), que roba cada plano en el que aparece. Con cada gesto, cada mirada y cada silencio es capaz de transmitir la inestabilidad y complejidad de su personaje, sacando a relucir su amplio rango actoral (al alcance de pocos).
7,5/10
La fotografía es uno de los aspectos más destacados de la película. La dirección de Durkin brilla por momentos, situándonos en una atmósfera cargada y tensa, alternando primeros planos asfixiantes con perspectivas exteriores generales. Cámara en mano, nos regala un par de planos secuencia de lo más trabajados.
Pero si hay algo que eleva la película son las actuaciones de sus protagonistas. Jude Law está soberbio en su retrato de un hombre neurótico comido por su propia ambición, aunque la palma se la lleva Carrie Coon, una de las actrices con más talento del panorama norteamericano actual (véase su actuación estelar en ‘The Leftovers’), que roba cada plano en el que aparece. Con cada gesto, cada mirada y cada silencio es capaz de transmitir la inestabilidad y complejidad de su personaje, sacando a relucir su amplio rango actoral (al alcance de pocos).
7,5/10
3 de agosto de 2021
25 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los dos personajes centrales son el eje en torno al que gira toda la película. Su relación, su historia, sus perfiles psicológicos centran la atención del director que quiere captar así la del espectador. El problema es que desde el primer momento ya quedan bien perfilados, con lo que el metraje se alarga deleitándose en una atmósfera que no llega a ser realmente un thriller ni un drama de costumbres. Toda la película uno espera que por fin pase algo que rompa el círculo vicioso y preguntándose si ocurrirá y cómo. Toca al espectador decidir si compensa la espera.
21 de septiembre de 2020
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
"The Nest" es un formidable filme hecho por el director de "Martha Marcy Mar Marlene" sobre la ambición profesional-financiera de los años 80 (no muy diferente de la de hoy) y superponiendo sobre todos los valores personales y familiares. Vivir el éxito por antemano era (es) la norma en estos círculos. Un filme que si bien está ambientado en las altas esferas de Wall Street y Londres, no deja de ser diferentes de realidades vividas (que se viven) de gente de grupos sociales similares en otras sociedades menos desarrolladas. Es además un filme hecho a la medida de sus actores (Jude Law, Carrie Coon).
1 de diciembre de 2020
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Nest (2020), del director Sean Durkin y presentada en el último festival de Sundance, observa las relaciones en un grupo familiar, durante la década de los 80, que a todas luces vive por encima de sus posibilidades económicas reales.
Por Nicolás Bianchi
Este vez sí, el pago grande llega en unos días, con esto nos salvamos. El padre de familia Rory O´Hara (Jude Law) trabaja en el sector financiero y lleva un tren de vida ostentoso que no siempre puede sostener con su cuenta bancaria. Expresa además ese anhelo propio del mundo de las finanzas de buscar siempre lo nuevo, lo que supuestamente se viene, lo que va a ser tendencia.
Corren los años 80, época en los que los únicos teléfonos disponibles son los de línea, y la familia O´Hara se muda de New York a una mansión ubicada en las afueras de Londres. Al llegar, Rory una vez más demuestra su apego por lo material, por los pisos y muebles que tienen más de un siglo, por ese lugar donde alguna vez se hospedó la banda de rock Led Zeppelin. Su seguridad parece residir siempre en las referencias y el prestigio que provienen de afuera.
Ligeramente distinta se presenta su mujer Allison (Carrie Coon), en algún punto más genuina y auténtica. Ella practica equitación y proyecta construir sus propios establos, pero su fortuna está atada a la de su marido. En principio acompaña con cierta felicidad y pasión la mudanza, pero en el primer momento importante de la película todo empieza a cambiar.
Durkin construye un ambiente en una eterna media luz, crepuscular, como si fuera un atardecer constante tanto en interiores como en exteriores. En esos ambientes con pisos y muebles de madera, y entre copas elegantes, los personajes desarrollan sus diálogos filosos pero contenidos. En la fiesta de recepción de Rory en Inglaterra Durkin centra su cámara, en una escena muy bien lograda, en el rostro de Allison. Mientras el jefe elogia a su empleado recontratado desliza algún dato que no es exactamente igual a lo que Rory le había dicho a Allison.
El trabajo de él es mucho más silvestre de lo que parece. No hay grandeza ni fastuosos contratos que puedan sostener la vida de multimillonarios que los O´Hara están llevando adelante. Los mejores colegios para sus hijos, una mansión en las afueras de Londres, un departamento en New York, establos. No alcanza para todo y eso puede ser motivo de deshonra o vergüenza.
A partir de entonces se traza una distancia cada vez mayor entre la pareja protagonista. Richmond, el caballo con el que ella estrena, será el catalizador de sus personalidades. Allison lo ve como un compañero, un ser viviente. Para Rory es un bien más por el que pagó. Mientras el varón, como un jugador compulsivo, busca llevar el andamiaje irreal con el que vistió a su vida hasta las últimas consecuencias, Allison, con los pies y las manos más en la tierra, se harta.
Ambas actuaciones son destacadas. Tanto Coon como Law logran encarnar con nervio a sus personajes que devienen antagonistas. La pareja eleva la propuesta de Durkin que es pequeña y medida pero cuidada.
Por Nicolás Bianchi
Este vez sí, el pago grande llega en unos días, con esto nos salvamos. El padre de familia Rory O´Hara (Jude Law) trabaja en el sector financiero y lleva un tren de vida ostentoso que no siempre puede sostener con su cuenta bancaria. Expresa además ese anhelo propio del mundo de las finanzas de buscar siempre lo nuevo, lo que supuestamente se viene, lo que va a ser tendencia.
Corren los años 80, época en los que los únicos teléfonos disponibles son los de línea, y la familia O´Hara se muda de New York a una mansión ubicada en las afueras de Londres. Al llegar, Rory una vez más demuestra su apego por lo material, por los pisos y muebles que tienen más de un siglo, por ese lugar donde alguna vez se hospedó la banda de rock Led Zeppelin. Su seguridad parece residir siempre en las referencias y el prestigio que provienen de afuera.
Ligeramente distinta se presenta su mujer Allison (Carrie Coon), en algún punto más genuina y auténtica. Ella practica equitación y proyecta construir sus propios establos, pero su fortuna está atada a la de su marido. En principio acompaña con cierta felicidad y pasión la mudanza, pero en el primer momento importante de la película todo empieza a cambiar.
Durkin construye un ambiente en una eterna media luz, crepuscular, como si fuera un atardecer constante tanto en interiores como en exteriores. En esos ambientes con pisos y muebles de madera, y entre copas elegantes, los personajes desarrollan sus diálogos filosos pero contenidos. En la fiesta de recepción de Rory en Inglaterra Durkin centra su cámara, en una escena muy bien lograda, en el rostro de Allison. Mientras el jefe elogia a su empleado recontratado desliza algún dato que no es exactamente igual a lo que Rory le había dicho a Allison.
El trabajo de él es mucho más silvestre de lo que parece. No hay grandeza ni fastuosos contratos que puedan sostener la vida de multimillonarios que los O´Hara están llevando adelante. Los mejores colegios para sus hijos, una mansión en las afueras de Londres, un departamento en New York, establos. No alcanza para todo y eso puede ser motivo de deshonra o vergüenza.
A partir de entonces se traza una distancia cada vez mayor entre la pareja protagonista. Richmond, el caballo con el que ella estrena, será el catalizador de sus personalidades. Allison lo ve como un compañero, un ser viviente. Para Rory es un bien más por el que pagó. Mientras el varón, como un jugador compulsivo, busca llevar el andamiaje irreal con el que vistió a su vida hasta las últimas consecuencias, Allison, con los pies y las manos más en la tierra, se harta.
Ambas actuaciones son destacadas. Tanto Coon como Law logran encarnar con nervio a sus personajes que devienen antagonistas. La pareja eleva la propuesta de Durkin que es pequeña y medida pero cuidada.
18 de abril de 2021
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sumario
Lograda crónica de una crisis matrimonial y familiar resultante de una mudanza de EE.UU. a Inglaterra que impone grandes cambios para sus miembros. El planteo de la historia como un curso de colisión de crisis personales que se van desarrollando en paralelo es un acierto narrativo, en una película que cuenta con brillantes actuaciones de Jude Law y, sobre todo, de Carrie Coon.
Reseña:
Rory (Jude Law) es un bróker inglés que vive hace 10 años con su esposa Allison (Carrie Coon), la hija de ella y el hijo de ambos en EEUU. Hasta que él decide volver con su familia para instalarse en un enorme caserón rural de Surrey para reformular la empresa londinense en la que trabajaba antes de su partida a EE. UU. Corre el principio de los años 80 y el thatcherismo y comienzan a soplar los vientos neoliberales de desregulación y globalización financiera y económica.
El refugio es algo más que el relato de una crisis matrimonial, ya que en realidad describe el desarrollo crisis personales relacionadas pero que se van desarrollando en paralelo y siguen un curso de colisión. Rory es audaz y ambicioso y su concepción americanizada de la economía y la empresa choca con las resistencias de las prácticas más conservadoras (hasta el momento) de las firmas británicas. La cartera de Rory incluye una importante dosis de simulación y algo de autoengaño.
Su esposa Allison debió dejar atrás su trabajo como entrenadora de caballos y comenzar con la gestión de un establo propio y su primer caballo (que adquirirá resonancias especiales) en el mismo campo de la casona en la que viven. Viene soportando varias mudanzas y tratando de preservar cierta independencia económica.
Pero es en esta aventura inglesa donde los problemas matrimoniales que se venían negando bajo una fachada de familia perfecta y exitosa comienzan a imponerse.
Me atrevería a decir que la protagonista de la película (o mayormente su punto de vista) es el de Allison; su crisis es más evidente ya que es una personalidad menos negadora. Carrie Coon (que ya viene de grandes papeles en The Leftovers, The Sinner 2 y Fargo 3) realiza una actuación extraordinaria, con los matices necesarios para cada una de las escalas de su recorrido emocional. Jude Law también está muy bien, pintando las aristas de su insoportable personaje.
Un acierto de la película es la relevancia que toma el caserón como escenario, acaso como metáfora que permite al relato asomarse al suspenso e incluso al terror.
Lograda crónica de una crisis matrimonial y familiar resultante de una mudanza de EE.UU. a Inglaterra que impone grandes cambios para sus miembros. El planteo de la historia como un curso de colisión de crisis personales que se van desarrollando en paralelo es un acierto narrativo, en una película que cuenta con brillantes actuaciones de Jude Law y, sobre todo, de Carrie Coon.
Reseña:
Rory (Jude Law) es un bróker inglés que vive hace 10 años con su esposa Allison (Carrie Coon), la hija de ella y el hijo de ambos en EEUU. Hasta que él decide volver con su familia para instalarse en un enorme caserón rural de Surrey para reformular la empresa londinense en la que trabajaba antes de su partida a EE. UU. Corre el principio de los años 80 y el thatcherismo y comienzan a soplar los vientos neoliberales de desregulación y globalización financiera y económica.
El refugio es algo más que el relato de una crisis matrimonial, ya que en realidad describe el desarrollo crisis personales relacionadas pero que se van desarrollando en paralelo y siguen un curso de colisión. Rory es audaz y ambicioso y su concepción americanizada de la economía y la empresa choca con las resistencias de las prácticas más conservadoras (hasta el momento) de las firmas británicas. La cartera de Rory incluye una importante dosis de simulación y algo de autoengaño.
Su esposa Allison debió dejar atrás su trabajo como entrenadora de caballos y comenzar con la gestión de un establo propio y su primer caballo (que adquirirá resonancias especiales) en el mismo campo de la casona en la que viven. Viene soportando varias mudanzas y tratando de preservar cierta independencia económica.
Pero es en esta aventura inglesa donde los problemas matrimoniales que se venían negando bajo una fachada de familia perfecta y exitosa comienzan a imponerse.
Me atrevería a decir que la protagonista de la película (o mayormente su punto de vista) es el de Allison; su crisis es más evidente ya que es una personalidad menos negadora. Carrie Coon (que ya viene de grandes papeles en The Leftovers, The Sinner 2 y Fargo 3) realiza una actuación extraordinaria, con los matices necesarios para cada una de las escalas de su recorrido emocional. Jude Law también está muy bien, pintando las aristas de su insoportable personaje.
Un acierto de la película es la relevancia que toma el caserón como escenario, acaso como metáfora que permite al relato asomarse al suspenso e incluso al terror.
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