Matar o morir

Como tres serpientes surgen de otras tantos agujeros tres pistoleros para liberar a tiros a un penado que picaba clavos en las vías del ferrocarril a la altura de Pecos (Texas). Es Claude Barbee (Meeks) y estamos en 1900 con bicicletas por las calles y, según dicen, también hay "coches con motor".
Lo liberan, claro, porque tiene el plano donde escondió el oro que robaron tiempo atrás, que está en un lugar a cientos de millas junto a la costa.
La cinta cuenta el viaje de los bandidos perseguidos de cerca por los representantes de la ley. También por un extraño ser nocturno que poco a poco va acabando con los miembros de la banda, en una espiral de sangre que parece no tener fin. La propuesta de "Matar o morir" que promete el título de la cinta, mejor habría que cambiarla como hacemos en el nuestro por "Matar y morir" como comprueba luego el espectador.
Western violento con toques de vudú, de terror y otros de un gore absolutamente banal y gratuito, tal como estaba de moda en aquellos momentos.
Los aspectos técnicos son impecables: paisajes, fotografía, música, ambientación, colorido, etc. Acaso sobra ese hiperrealismo tan en boga que hace que en las escenas nocturnas el espectador se quede a dos velas. Interpretaciones aceptables.
La historia es lo de menos pues el guion y la dirección se centran sobre todo en las cuestiones sórdidas de la misma, dando como resultado una cinta violenta, sí, pero también demasiado lenta y pesada.
No desdeña la dirección recrearse en escenas de asunto "sanitario", como la presencia del típico vendedor ambulante de elixires que lo mismo sirven de crecepelo, que para la halitosis o como quitamanchas. Veremos también la buena interpretación de una posesión demoníaca con sus convulsiones y ahogos, los feroces picores de una puta con ladillas o alusiones a muertes por la viruela. En spoiler dejamos algunas perlas "quirúrgicas".
Cinta floja, solo recomendable a quienes gustan que le salpique la sangre.