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El color de las nubes

Drama Una anciana que reivindica su vieja casona cántabra, un viejo carpintero de ribera y un pescador furtivo que encuentra un alijo de droga, una joven que vende productos ecológicos, un abogado que cae en las redes de la muchacha, un rico heredero que odia a la anciana, un niño español que se hace pasar por bosnio, una pandilla de traficantes... Las acciones se entrelazan en una serie de aventuras en las que queda patente la solidaridad de ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
29 de octubre de 2006
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
De entre las últimas películas de Camus (y me refiero a su rica, prolífica y notable década de los 90) quizás sea "El color de las nubes" su mejor película.
Es la historia de una anciana (Caba) que habita un viejo caserón que la legó un hombre viudo que la amó profundamente. Ahora, el hijo de ese hombre (Langa) quiere despojarla de ella. Es una preciosa historia en un estilo llano, sobrio, sincero y sentimental. Es Camus un cineasta plenamente maduro, que sin aspavientos ha logrado un estilo definidísimo y que tropieza muy pocas veces.
El cineasta cántabro se apoya en historias (melo)dramáticas y de muy humanos personajes, a las que añade una leve intriga para plasmar temas como las ricas relaciones intergeneracionales (niños/ancianos), el egoísmo de la sociedad reinante, el tremendo valor y peso de los pequeños (que son los más grandes) secretos, la injusticia global en la que habitamos diariamente.
Es una obra emocionante, hermosa y conmovedora, un notable tejido emocional, con gran riqueza de personajes que se rescatan continuamente los unos a los otros (los niños a la abuela, el abuelo a los niños, la sobrina al abuelo...) y que cuenta con espléndidas interpretaciones sobre todo de los veteranos Julia Gutiérrez Caba y José María Domenech. Gran fotografía que saca todo el partido que debe a los preciosos paisajes cántabros en los que está rodada.
kafka
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25 de agosto de 2009
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable película española, rodada en escenarios naturales de Cantabria. Triste y melancólica, pero que se ve con aprecio.

La tesis del filme se resume en que "la vida es una complicación muy grande que cada uno tiene que resolver".

Se trata de una película poética, en la línea de las que hace también José Luis Garci (es más si no nos dijeran quien es el director, muchos pensaríamos que se trata de un filme del citado Garci). Si hay una poesía que defina esta película es la siguiente de la poetisa EMILY DICKINSON (1830-1886. EE.UU.), mencionada en los créditos:

"El cielo es todo aquello que no puedo alcanzar;
la manzana en el árbol
si no pende a la altura de mi mano;
el color de la nube que pasa;
ese terreno tras de la colina,
y la casa de atrás…
Allí es donde se encuentra el paraíso."

El guión comienza con un niño que se escapa de sus padres separados y va a parar a la casa de una mujer mayor en un pueblo costero de Cantabria. Dicha señora está pasando un mal momento de su vida debido a que un prepotente quiere quitarle la casa, el hogar donde siempre ha vivido, por medios legales. A partir de ahí, estas dos historias se abren al menos hacia tres historias más, todas ellas interesantes de seguir en su desarrollo.

Bonita y más que aceptable película del magistral Mario Camus.
stefani
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14 de agosto de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de esas películas pequeñas, que aparentemente no abordan historias complejas, pero que por su honestidad acogen cariñosamente en su seno al espectador, que al igual que sus protagonistas es también alguien necesitado, no ya de amor, ayuda, comprensión o amistad, sino también de argumentos humanistas y esperanzadores.

La película suma tres relatos, que inicialmente mostrados mediante montaje paralelo, acaban por confluir, logrando así conformar una visión de conjunto que trata de llegar a conclusiones coherentes. Como ya apuntaba antes, todos los protagonistas de la película son gente necesitada: niños huérfanos (reales o no) que precisan de afecto y un hogar; una anciana viuda amenazada con la pérdida de su casa, que necesita de los niños para mantenerse firme y sentirse viva; un anciano que necesita ayudar a los demás para saberse útil; por último, una pareja cuya única necesidad es amarse. Aunque las diversas circunstancias que rodean cada historia están desigualmente trabajadas (bien la de los niños y Lola, así como la de Colo; más desdibujada la de Tina y Valerio, y apenas apuntada la de Mateo), la película muestra eficazmente los lazos de solidaridad que unen a los personajes, empeñados en pelear por las cosas que verdaderamente merecen la pena (el hogar, el amor, el afecto y la amistad).

Aunque una historia así podría haberse ambientado en cualquier parte -pienso ahora en los insólitos lugares en los que Kaurismaki sitúa sus historias (también basadas en la solidaridad)-, Camus opta por un entorno rural hermoso y apacible como Cantabria, logrando mediante generosos planos -bien fotografiados- que el espectador, y no solo los personajes, se sienta también acogido por la belleza del paisaje, que se convierte así en una extensión del hogar al que todos (personajes y espectadores) podríamos aspirar.

Con un guión que al principio desarrolla los argumentos de manera independiente para posteriormente ir aproximándolos hasta fundirlos -e incluyendo una subtrama propia del thriller-, no son los diálogos lo más importante, sino la sugerencia constante de las necesidades de los personajes, así como el triunfo de la solidaridad establecida entre todos ellos. Las interpretaciones son en general buenas (los críos, Julia Gutiérrrez Caba y Jose María Domenech), si bien algunos personajes quedan un tanto de relleno o poco aprovechados.

En conclusión una pequeña película, sí, pero que contiene suficientes méritos y valores como para hacer deseable más de un visionado. Y es que a ciertos lugares siempre se vuelve con agrado, como muy bien ejemplifica la última fuga de Bartolomé.
Quatermain80
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3 de septiembre de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuento moral. Cine artesanal. Pulido y didáctico. Con valores y enseñanzas, con aroma de literatura juvenil ( "La playa del tesoro" podría ser, mezcla de "La playa de los galgos" del mismo Camus, con parecidos escenarios y repetidas querencias, y "La isla del tesoro", se le cita al principio, a Stevenson, y hay amor de temas compartidos, niños y viejos aventurados y soñados con cariño de narración primera y oro resonante por la noche) y gusto por el pasado, de cierta nostalgia, con sabor a café recién hecho y hogaza de pan hace nada horneada, y con un aire de western clásico que no se tose.
Canto a la naturaleza, a lo no contaminado, rechazo de la modernidad, de lo idiota mecanizado.
Se contraponen los modos antiguos, los personajes de solera y estirpe, con los actuales, marionetas devastadas, crueles.
La anciana enjuta frente al siniestro hijo de su compañero muerto o ante los estúpidos progenitores del bendito Bartolomé. El lobo de mar contra los policías necios. Los viejos llevan razón siempre, no creen en leguleyos ni en instituciones, confían en la palabra, la amistad y el amor, son recios a la par que flexibles, tienen la fuerza de la resistencia en tiempos difíciles, asolados.
Se ridiculiza y denuncia: la televisión, las separaciones, los desahucios y demás monstruos contemporáneos en su cara más sorda o negra, y se reivindica: el buen comportarse, sobrio, inteligente, compartido, animoso.
Tiene muchos hallazgos y buen hacer. Resulta entretenida y querible. Une historias diversas con gracia y pericia. Pero no sabe darle un buen acabado, el último brochazo emborrona el cuadro. El candor dirigido, ya apuntado pero no definitivo en su bosquejo, baña de inverosimilitud y falta de sustancia el tramo final. Se nos caen los personajes y las historias, quedan varados ambos en el terreno de la puerilidad y la simpleza. Desfallecen, se hunden, boquean buscando un oxígeno que el creador no les otorga, demasiado preocupado que está por casar cosas que ni pegan ni merece la pena que tengan ese final precisamente*.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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3 de septiembre de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cineasta cántabro, no sólo tuvo un especial tacto para realizar grandes adaptaciones literarias y teatrales, generalmente difíciles como, “La colmena”, “Los santos inocentes” o “La casa de Bernarda Alba”, también tenía oficio para abordar interesantes dramas intimistas como ésta que transcurre en la costa cántabra. Aunque la película se articula sobre varias historias que se entrecruzan constantemente, la verdadera envergadura de la trama reside en la historia de Doña Lola, una anciana que trata de mantener una vieja casona que, en San Vicente de la Barquera, albergó sus amores con el fallecido Mateo. Las otras historias, nada desdeñables, le sirven para dar más cuerpo y densidad al film.

El amor de Doña Lola, nunca es mostrado explícitamente, sino evocado a través de la gran interpretación de Julia Gutiérrez Caba, tiene tal fuerza y tal ternura, desde el carácter fuerte de una mujer del norte, que acaba uno por olvidar que el romance de su sobrina Tina (Ana Duato) con Valerio (Antonio Valero), el inicial abogado del hijo de su amante, es tan convencional como previsible; hasta podemos aceptar la rocambolesca historia de Colo, un anciano pescador amigo de Lola encontrando un fardo de droga y sus tratos con la mafia local, incluyendo la corrupción policial en el contrabando.

En cambio, la historia de los dos niños Bartolomé y Mirsad aporta fuerza y encanto a la narración. Por encima de lo inverosímil que resulte que el primero pueda llegar a hacerse pasar por el segundo, dos niños que necesitan cariño familiar, el primero es ignorado por sus padres separados, el segundo es un refugiado de la guerra de los Balcanes, a ambos les sucede como a Doña Lola, la fuerza de sus sentimientos es tal, que hacen creíble que para defender su mundo lleguen incluso a tratar de eliminar a su enemigo. Una película que habla de solidaridad y dignidad, valores descuidados por nuestra sociedad.

El cine de Camus también tiene espacio para la memoria y la nostalgia, en unos seres que tienen necesidad de un hogar, concretamente la vieja casa en cuestión, regalada por Mario, el amante de Doña Lola, en la que ella quiere vivir el resto de sus días honrando su memoria, y para los niños que la acompañan, la existencia de un verdadero hogar. Las referencias literarias del cineasta para la ocasión, son muy pertinentes, tanto el texto de Stevenson, que habla de que los caminos de los niños nunca siguen los de los mayores, como el de Emily Dickinson, que nos recuerda que el cielo es todo aquello que uno no logra alcanzar, y se refieren a aspectos básicos del film.
Antonio Morales
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