Sweetie

A raíz del éxito de esta directora en su película "El piano ", llega a las pantallas, esta obra que fue su primera película, y que gracias a la excelente acogida que tuvo la anterior, esta producción de Nueva Zelanda, no nos hubiera llegado, quedando en el más absoluto desconocimiento.
Y estamos ante una obra intimista que explora los sentimientos humanos, y que esta magníficamente dirigida e interpretada, que nos dice mucho de lo que esta directora puede ofrecer.

Eran los años de Canal +, ¿os acordáis? Sí, sí, cuando había apuntados cuatros gatos, y el resto estábamos a la que saltaba. Dependiendo de algún amigo que estaba apuntado, que nos pasaba luego las pelis, en grabaciones infectas en cinta de vídeo VHS, pero que veíamos como pequeños tesoros. Por no hablar de tratar de ver las pelis porno que ponían de madrugada, claro, y que estaban codificadas, por lo cual sólo veíamos nubes borrosas de grano y no sé qué, mal panorama para las pajas de turno. Eran malos tiempos para la lírica, quiero decir, para el cine de autor. Aún recuerdo ese tiempo, cuando Pacote, el chico de Canal +, le pasaba las cintas a Olivier, y éste me las pasaba a mí. De esta manera, pude ver, en condiciones más bien regulares, La mamá y la puta, casi cuatro horas de película, en B & N, venga diálogo, de Jean Eustache, una de mis pelis favoritas a partir de entonces. También me pasó Un ángel en mi mesa, de una tal Jane Campion, que disfruté igualmente, y que tengo como una de las mejores de esa época. Creo que fue al final de la cinta que el chaval grabó un poco de la siguiente peli, que era Sweetie precisamente. Canal + se ve que hizo un programa doble con Jane Campion, entonces una directora prometedora, y puso también su opera prima. Recuerdo que vi sólo los primeros minutos, y encima la imagen hacía cosas raras, se iba y se venía, de repente se codificaba, no sé por qué…. ¡Pacote, pon bien la llave, joder!

Qué tiempos. Ahora, con tanta plataforma, todo está disponible…, o casi todo. Por ejemplo, me di cuenta hace dos días, de que Metropolitan, de Whit Stillman, de 1990, que tanto me gustó cuando la vi en el Palacio de los Condes de Gabia, Granada, cuando se estrenó, no está en ninguna plataforma, vaya por Dios. Plaza de los Girones, nº 1, qué tiempos… Tampoco es posible ver nada de Jonas Mekas, salvo no sé qué cosa que está en TCM… No, si van a tener razón los coleccionistas. ¿Todo, todo está en streaming? Pues no. Fíjate, que me puse a ver anoche Sweetie, porque MUBI me decía que “Le quedan 10 días”. Vaya estrés con las pelis, que también se van y ya no vuelven. Voy a tener que ver también Los 400 goles de Truffaut, a la que le quedan también 9 días, o sea, dos telediarios… Es decir, revisionar, porque ya la vi, hace tiempo, en la Filmoteca Nacional, Madrid, como tiene que ser…

Sweetie. Poquilla cosa. No hice caso a Teresa, y la vi. Maldito desierto australiano. O Paul Hogan, vete a saber. La culpa de todo la tiene Jane Campion, para qué vamos a montarnos más películas. No tiene ni pies ni cabeza. Es la historia de dos hermanas, a cual más loca, no se sabe cuál es más insoportable. La cosa es que Kay parece una chica normal, y hasta tiene cierto morbo, con su creencia en las casualidades, los signos del destino, qué sé yo. Las supersticiones de la infancia, pero ya con 30 años, o 25 largos… La chavala está bien, de cuerpo, pero mentalmente es un desastre. Pero cuando aparece su hermana Dawn, a la que apodan Sweetie, es ya el desastre completo. A partir de ahí la peli hace aguas, y no veas cómo. Attention attention, le rêve! Pues sí, tuve que luchar contra el maldito sueño. En realidad, contra el tedio australiano. La fotografía es lo único que se salva, de Sally Bongers: esos verdes, esas sombras en la alfombra, o en el césped, esos colores amontonados, esos paisajes que destilan soledad y desolación… Pero una hermosa fotografía y una planificación poco usual no consiguen impedir el naufragio. El guión es una pena. Las actrices, esos dos personajes, son irritantes a más no poder. Y encima, esa música deprimente, que te dan ganas de saltar al vacío…

Menos mal que luego la Campion hizo cosas mejores. Un ángel en mi mesa, basada en la trilogía de Janet Frame, es una película maravillosa, que queda en el recuerdo. Sí, vale, la protagonista está como una cabra, pero hay una historia, hay un desarrollo; hay poesía, dentro de un orden. Aquí, lo único que encontramos es una puesta en escena arty, ¡todas las cosas siempre tiradas por el suelo!, una manera de planificar extraña, pero nada más. Es un quiero y no puedo. Es una cinta dedicada a su hermana. Sí, muy bien, vale, se agradece. Los hermanos son importantes, uno tiene una conexión con ellos especial, como con ninguna otra persona. También me acuerdo de un corto que hizo la señorita Campion, An Exercise in Discipline — Peel. Tomadura de pelo, pero me gustó. Me dije: ésta ya no se queda más conmigo. Já: nunca digas, de este agua no beberé.

Lo curioso es que en la caratula la clasifican como comedia. Ni es comedia, ni es drama, ni tiene el menor sentido. Dos hermanas, las dos locas y no sabes cual de las dos es más insoportable.
Uff! Ni se os ocurra verla, no tiene ni pies ni cabeza y no hay ningún tipo de descubrimiento ni del amor, ni de la vida.
No sé quizá sea el humor australiano, al fin y al cabo hay mucho desierto por allí.

Besos.