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La cripta

Intriga Una niña, alumna de un distinguido colegio de la parte alta de Barcelona, ha desaparecido del internado misteriosamente. La dirección del centro y el comisario Flores deciden, para evitar el escándalo, llevar las investigaciones por cauces nada tradicionales. Con este fin, Flores contacta con un curioso personaje mitad quinqui, mitad loco, recluido en un psiquiátrico a instancias del propio comisario, para que lleve a cabo las investigaciones... (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
28 de octubre de 2011
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace muchos años que leí la magnífica novela de Eduardo Mendoza, "El misterio de la cripta embrujada", la primera parte de la trilogía protagonizada por este delirante anti-héroe, del cual, ninguno de los libros nos revela su nombre. Por lo tanto, esta película era de obligado visionado. La dificultad de pasar la materia novelesca a celuloide, tema espinoso y solventado con acierto en contadísimas ocasiones, me hacía presagiar un estropicio con la desternillante obrita maestra de Mendoza. Salvados los iniciales resquemores, me dispuse a verla, bien es cierto, que el film tiene grandes defectos técnicos: el sonido es deficiente y los planos no son la repera, a veces sugiere una autoría "amateur", pero al final acabas participando.

José Sacristán, sostenía, que era la mejor interpretación que había hecho en la presentación de la película en el lejano año 81, interpretación, a la que cuesta acostumbrarse por esos tics teatrales que descarga sin cesar. Tics teatrales que años más tarde volvería a utilizar de forma más acertada en la fantástica “El viaje a ninguna parte” de Fernando Fernán Gómez. En reparto actoral se cuenta también con Rafaela Aparicio, de nuevo bajo los hábitos, y una hermosa jovencita acreditada como Assumpta Rodes, más tarde conocida como Assumpta Serna.

La gran baza de “La cripta”es el guión, cuando una historia es buena, te atrapa, te lleva...va sola. El principal acierto para que esto suceda es haber contado con el mismísimo Mendoza para elaborar el libreto, al cual empapa de forma soberbia con el aire sórdido y viciado, a la vez que, surrealista y cómico de la novela. Otro gran merito, los interiores y la elección de los exteriores, que nos muestran la Barcelona oscura y nocturna de finales de los 70 de manera perfecta, también, la opulencia y riqueza de la clase alta catalana de forma muy sutil.

El director Cayetano Del Real hacía su primera película y última, la crítica la acogió de forma tibia. Un detalle encantador del novicio, los títulos de crédito finales son una foto del equipo técnico…sin duda, algo impensable en estos días.

La Cripta pertenece a esa época donde el cine negro español estaba de mini-moda, el mismo año se estrenaba "El crack" de Garci , máximo exponente del género. Sin embargo y salvando las distancias, es una película infinitamente más socarrona y menos envarada, de la que, sacaremos un rato de diversión sin pretensiones, siempre y cuando, juguemos al juego que nos propone desde el inicio. Si te gusta el cine negro quinqui y neurótico es tu” movie”.
Thonnie Jhonnie
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1 de septiembre de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la adaptación de esta conocida novela de Eduardo Mendoza cuenta con una realización seca y aparentemente algo desmañada no le va nada mal a la historia sórdida, esperpéntica y neurótica que cuenta, a la que Cayetano del Real en su primera y última película supo además imprimir un ritmo narativo que termina por engancharte.

El guión, en el que intervino Mendoza y que, como el libreto original, está repleto de humor, está asimismo muy bien servido por y para el gran Pepe Sacristán, que le vino como anillo al dedo al papel del delincuente de poca monta con problemas psiquiátricos que, no obstante, se las sabe todas, y no quiere volver al sanatorio en que estuvo recluido. Uno empatiza con él desde el primer fotograma y la ternura con la que Mendoza trata en la novela al personaje se traslada con eficacia a la gran pantalla. 

Y es que para meter humor en un thriller (o en cualquier otro género, dicho sea de paso) no hace falta sal gorda ni trazo grueso. Y si a ello añadimos que la aparición de la misteriosa belleza de Blanca Guerra en la última media hora de la cinta la eleva varios enteros, incluidas sus tiernas (sí, volví al utiliza esa palabra) secuencias de amor junto a Sacristán (no creo haber visto nunca un desnudo parcial tan natural, elegante y "exigido por el guión" en el cine español de aquella época llamada "del destape" como el de la mexicana aquí), llegaremos a la conclusión de que no nos encontramos solo ante un tierno thriller humorístico protagonizado por un perdedor en el que no faltan sutiles apuntes sociales, sino ante una peli que, a partir de la irrupción de la actriz azteca, incluso ofrecería destellos que podrían remitirnos, en clave de parodia melancólica y triste, a los thrillers románticos de Hithcock o Donen. Aunque ni Sacristán ni su personaje tengan el menor parecido con Cary Grant y los tipos que él incorporaba en esos filmes. Y aunque, como decimos, la supuesta referencia de "La cripta" a aquellos modelos no sea más que un fulgurante, pálido y distorsionado reflejo quinqui-cañí de aquellas intrigas de altos vuelos, hoteles y coches de lujo.

Suménse a todo ello secuencias tan divertidas como las de las indagaciones con los dos jardineros o la del teléfono en el bar (con un curioso cameo del filósofo Eugenio Trías) y el gran trabajo de secundarios como Carlos Lucena (llena la pantalla cada vez que sale) para que aunque no estemos ante La Octava Maravilla del Séptimo Arte, "La Cripta" sea una película muy disfrutable.

Interesará especialmente a los frikis del "cine transitivo" en busca de algo distinto, a los fans de Sacristán, a los lectores de Mendoza y a los amantes de la Barcelona del fin de los años 70. 

Y, sobre todo, les gustará mucho a los amantes de Gustavo Adolfo Becquer. Pero probablemente no tanto a quienes les guste la Coca Cola (sigo en el spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Echanove
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23 de septiembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena adaptación de la novela de Mendoza "El misterio de la cripta embrujada". Cine negro español, algo exótico, rodado en color, en una Barcelona lumpen, de calles estrechas y sucias, con prostitutas y traficantes, portuaria, con Dyanes 6 y Gordinis aparcados, con maderos paseándose con las boinas a juego, la pepsi-cola de casco retornable, una jovencísima Asumpta Serna y un inconmensurable y colosal José Sacristán, que se apodera de la historia y del personaje como hacia Paul Newman en su "Harper, Investigador privado". En una de las escenas, Sacristán realiza una llamada telefónica poniendo distintas voces, a cual más sorprendente: la secretaria, el productor, el subsecretario y todo ello, juraría, bajo la atenta mirada del escritor que hace un cameo como un pedante intelectual junto al filósofo Eugenio Trías. Antológico.

Sacristán interpreta a un antihéroe perdedor, sin nombre, salido del manicomio, sin poderse duchar, amante de las pepsi-colas, que debe resolver un extraño caso de desapariciones de niñas en un colegio religioso de postín. Situaciones magníficamente resueltas, y eso que hay pocos medios. La banda sonora "mediterránea" aleja aún más del "polar" francés para constituir con "Demasiado para Gálvez", el díptico de "El Crack" o las adaptaciones ochenteras del Detective Carvalho, también ambientadas en Barcelona, como "Tatuaje" o "Asesinato en el Comité Central" en un cine negro patrio y con su propia personalidad que hemos olvidado, lamentablemente, demasiado rápido, al ser un cine de la Transición, y todo lo que se rodó en aquellos años ha sido borrado del subconsciente colectivo. No se porqué.
Quinto Sertorio
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29 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy un fiel lector de Eduardo Mendoza, creo que me he leído todas sus novelas. Por su puesto que también he leído todas las del "loco detective sin nombre". No tengo una idea clara de porqué este personaje ha ido decayendo a cada una de sus novelas a él dedicadas, posiblemente porque sea alguien más fácil de entender en el siglo 20 que del siglo 21. En cualquier caso nunca me pareció fácil llevarle al cine y mantener su esencia, su patéticamente cuerda locura, sus reacciones a veces absurdas que te conducen a la sonrisa y otras veces absolutamente cuerdas e inesperadas en un personaje como él. Tampoco es fácil representar a los personajes, y a las situaciones en que los sitúa Eduardo Mendoza, pues son estrafalarios, poco convencionales y a la vez ingenuos e irrealmente malos o buenos según les toque. En sus novelas Barcelona es otra, existe en un mundo paralelo creado por él. Me gusta Barcelona, pero me gusta aún más la suya.
He de decir que comencé a ver la película en febrero de 2020 en un canal de televisión sin saber de qué iba a ver ni su titulo (estaba recién comenzada) y enseguida me di cuenta de quién podía ser ese personaje. Efectivamente, lo era. Me parece que está muy bien llevada a la pantalla y sobre todo me di cuenta de que era, para mí, una de las mejores interpretaciones de José Sacristán que yo haya visto, si no la mejor. Porque no es fácil interpretar a este personaje y hacerlo bien. También he de decir que algunos interpretes de personajes secundarios fueron un poco decepcionantes y que se ve claro que el presupuesto económico de la película no debió de ser alto, todo lo contrario. Eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de valorarla amigos.
LPShow
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8 de julio de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El argumento posee la atracción de lo cotidiano, la sugestión de lo sencillo y el encanto de lo cutre en un contexto de desarraigo social y de urgencia psicológica que la pantalla recoge como un verdadero reto.
El relato de E. Mendoza es ingenioso y avasallador así que el guión ha tenido que realizar un verdadero esfuerzo para mantenerse a la altura.
El espectador lo agradece porque el desarrollo de la trama resulta intenso, seductor y su fuerza emotiva capta su voluntad y le apetece dejarse llevar por las escenas del celuloide.
Se diría que nos hallamos ante sombras del pasado con trasunto de pesadilla.

Magnífica interpretación de J. Sacristán.
ABSENTA
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