Cuna de héroes

Película de John Ford para la Columbia, aunque realizada con cierta holgura de medios podría pertenecer perfectamente a la galería de films que Ford realizó simplemente por su gusto personal, sin importarle demasiado la aceptación o las consecuencias que la empresa pudiera tener. Por supuesto, no está a la altura de otros films más logrados, pero hay un cierto atisbo de ternura con los personajes, me encanta la forma en que Ford los presenta, su habilidad para que nos identifiquemos sin profundizar demasiado en ellos, jugando a una recreación en los aspectos de las raíces irlandesas bajo la férrea estructura militar.

La película adapta la autobiografía del sargento instructor Marty Maher. Era un irlandés que dos días después de desembarcar en los Estados Unidos ya estaba trabajando como camarero en los grandiosos comedores, donde los futuros oficiales y mandos del ejército se instruían. El lugar, West Point. El tiempo, cincuenta años en la vida de ese discreto personaje que de camarero nada eficiente y pendenciero llegó a convertirse en el más importante sargento instructor de la Academia, maestro y consejero, como se dice en el film, de personajes históricos de la categoría de Eisenhower y Patton, entre otros.

El cineasta construye su película con un marcado tono patriótico inseparable de la misma naturaleza del proyecto. Pedirle otra cosa a “Cuna de héroes” sería absurdo y no tendría sentido. Narra las vicisitudes humanas desde el atrevimiento juvenil hasta la melancolía de la vejez siempre confortada por la presencia de una esposa afectuosa, continuamente dividido entre la familia y la comunidad a la que pertenece. Un trayecto melodramático y existencial contando la historia de los Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX que tuvo su momento más dramático en Pearl Harbor, oscilando la narrativa entre la comedia y el drama.

Así sucede en el inexorable proceso de envejecimiento del sargento Maher (Tyrone Power), pese a las desventuras personales ofrece la posibilidad de conocerse a sí mismo, dando sentido a su existencia. Narrada en un extenso “flashback”, nuestro protagonista acaba siendo prisionero de su dedicación, en el fondo, West Point es su verdadero hogar. Ford sintetiza su visión de la historia de América: un lugar donde el individuo es finalmente responsable de su destino.

Maravillosa película...Con estas dos palabras resumo una gran película de este inigualable director. No se la pierdan. Imprescindible. Si John Ford nos ha deleitado siempre en sus películas con una estructura impecable, aquí su ingenio queda reflejado en cada escena. La interpretación de Tyrone Power es espectacular y el trabajo de Maureen es impecable. Es una película que veo una vez al mes porque humedece mis ojos y rejuvenece mi alma.

Si señores, nos hayamos ante un gran trabajo, principalmente de su director, que ha sabido exprimir al máximo a los actores y dado vida a un justo guión. Cabe destacar las interpretaciones entre las que destaca (como no) la de Tyrone Power que se come la pantalla en todo momento.
Si hay que encontrarle un "pero" ese sería su metraje, un tanto excesivo, con varias escenas repetitivas aunque no innecesarias.
Resumiendo, una buena película que se hubiera merecido algo mas de puntuación por mi parte si durara unos 30 minutos menos.

La primera vez que la vi, de niña, se me hizo un poco larga, aunque me gustó; pero según la he ido viendo más y más veces he decubierto un auténtico peliculón. Todo funciona a la perfección; pero el que lleva el tremendo peso de la película en un papel insólito para él (a pesar de la impresionante versatilidad de este actor, nunca reconocida y no sé porqué) es Tyrone Power. Que no fuera ni siquiera nominado al oscar después de esto le hace a uno pensar: pues que les den morcillas a los oscares, a la academia y a toda su parentela. ¡Qué bonita es toda la película! Y el que no se emocione en la escena de la muerte de Cathy O´Donnell cuando deja caer su mano inerte con el rosario entre los dedos, es que no tiene sentimientos. Es de esas películas que le hacen a uno ser mejor después de verlas, vamos de lo que ya no se ve ni se verá. Creo que todos los que participaron en este película se han ganado su trocito de cielo sólo por eso, por estar en ella y hacernos a algunos tan felices.

Un John Ford es un John Ford. Y merece un respeto, como lo merece todo trabajo de Hitchcock o Spielberg, por nombrar un contemporáneo. Pero eso no significa que debamos pleitesía a cada título firmado por un maestro. "Cuna de Héroes" es una película ramplona y sin interés, que en su primera mitad resulta aceptable gracias a un Tyrone Power en su papel y que -cuando el guión lo obliga- decae por un Tyrone Power fuera de su medio. Power no era un actor de drama y si el drama -además- era aburrido, se hundía su interpretación. En "Cuna de Héroes" lo único que hay es propaganda a mansalva del ejército USA y su conocido Punto Oeste o West Point. Afortunadamente está el buen pulso de Ford, que no lo llega a perder nunca -salvo en el montaje, con una duración desmesurada- y la belleza de Maureen O´Hara sumada a la siempre agradable presencia de Donald Crisp.
Si no han visto una película de Ford y quieren adentrarse en su filmografía, dejen esta para el final... o casi, porque antes tienen obras maestras del calibre de "El hombre que mató a Liberty Valance", "La diligencia", "El caballo de hierro", "El hombre tranquilo", "Las uvas de la ira" o "El delator". Y nombro tantas obras maestras como las mismas me dejo.