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Alondras en el alambre

Comedia. Drama En la ciudad de Kladno, durante los procesos de "rectificación" comunistas de 1950, un peculiar conjunto de personajes represaliados acuden a una fundición para reciclar los restos del antiguo orden y fabricar con ellos nuevos tractores y máquinas. Cabe destacar la mirada crítica y los divertidísimos diálogos de esta cuadrilla de operarios forzosos, compuesta por un profesor de filosofía que se opone a quemar obras maestras de la ... [+]
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
23 de agosto de 2006
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es verdadera poesía cinematográfica. Si había alguien que podía crear belleza y esperanza en medio de tanta chatarra y hierros oxidados, ése era Menzel.
La historia está basada en la novela de Bohumil Hrabal “Anuncio una casa donde ya no quiero vivir”. La película estuvo prohibida durante veinte años, porque hablaba de la verdadera realidad de los años cincuenta, de cómo el régimen comunista (mal)trataba a los intelectuales, empresarios, creyentes…
La historia tiene lugar en una fundición adonde enviaban a presos políticos y a mujeres que habían tratado de cruzar la frontera. Por ella vemos desfilar a un poeta, un lechero, un músico, un chico normal, una chica normal… El guión combina escenas grotescas con otras de un lirismo excepcional, y deja en el espectador la sensación tan “hrabaliana” de que la belleza y la emoción por la vida están en todas partes, hasta en los lugares más insospechados y en las épocas más adversas.
Una de las grandes películas checas de todos los tiempos.
ElenaB
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27 de marzo de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Alondras en el alambre” no desentona con otras películas que he visto de Jiri Menzel, pero está claramente condicionada por el momento concreto en que fue rodada. Justo tras la primavera de Praga, cuando en Checoslovaquia se respiraban aires de apertura, Menzel se la jugó haciendo una película arriesgada como pocas, con una crítica desenfadada y cómica, pero a la vez despiadada, contra el régimen comunista. Llegaron los rusos y pasó lo que pasó: veinte años de ostracismo. El film está lleno de momentos muy divertidos y de otros entrañables, pero, visto ahora, parece lastrado por un espíritu crítico demasiado directo, casi naif. “Alondras en el alambre” es mordaz, pero nada irónica. Seguramente, este tono amable y tierno es el que permitía también que el ataque al régimen pudiese ser más profundo y levantisco. Esa ligereza, a día de hoy, podría ser para muchos un inconveniente a la hora de valorar esta película, pero a la vez es una muestra más de ese lenguaje cinematográfico personal e intransferible que Menzel creó, una especie de “marca de la casa” que ha creado escuela, y que a día de hoy es reconocible en muchos autores modernos, algunos de los cuales quizá ni siquiera conozcan a este director. En definitiva, “Alondras en el alambre” es una obra valiente y única, que rezuma compromiso y ansia de libertad en cada fotograma.
rober
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9 de agosto de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Alondras en el alambre" es un film que piensa en la disidencia y en el aislamiento organizado por el poder, pero también en la compañía que se hacen aquellos que se encuentran en la misma situación. Aún recuerdo con profunda emoción la dimensión de la espera de cada personaje y los vínculos que crean.
Lo más duro, quizás, es el escenario descarnado y frío. Esto remite a las memorias y autobiografías de políticos, intelectuales y aledaños que fueron a mirar con su propia razón o a vivir -para unir la práctica con la ideología- en los "habitats" de aquellos socialismos. No pocos escribieron que volvieron con el frío pegado en los huesos y en los ojos.
homoviator
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30 de mayo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tomando como punto de partida las purgas stalinistas, Jirí Menzel hizo una atrevida crítica a la política comunista que provocó que su película no viera la luz hasta décadas después.
El film tiene una estructura de episodios que se basa sobre todo en un tono humorístico y costumbrista que no esconde en absoluto su esencia crítica.
En ocasiones divertida, a menudo extravagante, a ratos algo críptica e, incluso, de vez en cuando extrañamente tierna, es una película que no cae en la tentación de enfatizar su tono crítico y prefiere centrarse en sus entrañables personajes.
Muy curiosa.
Monsieur Hulot
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22 de octubre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo es posible realizar una película así si se conoce el oficio de cineasta, si se saben hacer bien las cosas, si se tienen las cosas claras y si hay alguien inteligente detrás. No hay alondras, al menos no en boca del preso poeta con los subtítulos que me han llegado, pero da igual, la película es desbordante en ironías, en mentes despiertas que se ríen de un socialismo nefasto que se engullía a sí mismo con sus mismas estupideces. Precisamente por eso, por ser una crítica a un momento dado muy concreto, queda demasiado anclada a sus circunstancias y es necesario sentir cierto interés por esa etapa concreta de la vida de una población condenada.

Me da a mí que quien llega aquí es porque conoce el contexto y, tal es mi caso, es seguidor de lo que supuso la nueva ola checoslovaca. Efectivamente, como he leído en otros lados, Jirí Menzel obra el milagro. Consigue no ofrecer un retrato amargo de los trabajos forzados, que deberían transmitir tristeza y muerte. Menzel se rebela y cuenta con personajes que viven sus limitaciones con amagos de sonrisas, viven con solidaridad y compasión, se emocionan y hasta se casan. Menzel hace que toda la parafernalia de propaganda socialista se vaya por los suelos.

Veinte años sin poder ver una película porque es crítica con el orden impuesto... Y no me extraña, la película es un ataque directo, algo maravilloso.

Así que en la rara belleza de una chatarrería, el cuarto más feo de una fundición, encontramos momentos emotivos. Miradas entre presos y presas, unas manos que se tocan y palabras, muchas palabras tan bien puestas que a menudo erizan la piel.
Luisito
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