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Primavera en Normandía

Comedia. Drama. Romance Martin es un ex parisino que ha regresado a su pueblo natal en Normandía para hacerse cargo de la panadería de su padre. De su juventud le queda una gran imaginación y su pasión por la literatura, con un profundo aprecio por Gustave Flaubert. La emoción le invade cuando un matrimonio inglés se instala en la casa vecina, no sólo porque sus nombres son Gemma y Charles Bovery, sino porque sus comportamientos parecen replicar los de los ... [+]
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
14 de agosto de 2015
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La literatura tiene un poder evocador que el cine no podrá tener jamás, pues clama a la imaginación de cada uno al tiempo que se convierte en una experiencia única y personal que, y en esto sí que es como el cine, puede transmitir diferentes sensaciones cada vez que se revisita. Algo así le ocurre al protagonista de 'Primavera en Normandía' (perezosa traducción del original 'Gemma Bovery'), pues el buen hombre encuentra una vía de escape de su aburrida rutina al retomar uno de sus libros favoritos, 'Madame Bovary', cuando ve en su atractiva y nueva vecina la encarnación del trágico personaje creado por Flaubert a finales del siglo XIX y, para más inri, mientras residía en el noroeste de Francia.

Aunque en un principio da la sensación de que nos encontramos ante la clásica historia de seducción y adulterio entre un señor maduro y una jovencita, tanto nosotros como su propio protagonista nos daremos pronto cuenta de que él es poco más que un convidado de piedra de esta relectura actualizada de 'Madame Bovary', que mantiene como heroína a una chica que se evade de un aburrido matrimonio a través de varios idilios románticos, así como cierta mirada crítica a la burguesía rural francesa, aunque en el caso del filme de Anne Fontaine, prima más el encanto que desprende la campiña francesa, las pequeñas villas o la gastronomía local, que las puyas a la pomposidad y la trivialidad de la vida de la clase acomodada, resultando más una comedia ligera con un toque irónico que una sátira con auténtico mordiente.

La película saca el mejor partido tanto de los paisajes normandos como de su protagonista femenina, Gemma Arterton, que además de compartir el nombre con su personaje también fue la protagonista de otro salto al cine de una novela gráfica de Posy Simmonds, 'Tamara Drewe'. Al igual que en aquella, Artenton deslumbra con su belleza, ahora más serena y sugerente, y conquista tanto a los personajes del relato como a los espectadores con su sonrisa, su marcado acento británico y lo encantadora que resulta cuando intenta hablar francés (imprescindible el visionado en versión original). Vamos, que la película parece hecha a medida para que nos enamoremos de ella, si no lo habíamos hecho ya. A su lado, Fabrice Luchini está muy gracioso como su admirador y guardián, y el resto de intérpretes también hace un buen trabajo dando la réplica a la gran protagonista.

'Primavera en Normandía' es una comedia con la que no te reirás a carcajadas pero que se saborea como un buen vino. La película reúne una serie de atractivos elementos (la luminosa fotografía, Arterton, el humor francés, la fina ironía…) que sin llegar a alzarse como algo especialmente memorable sí que se convierte en un placentero visionado, de esos que son capaces de transmitir sus sabores y olores (la humedad, el pan recién horneado…), y que rinde homenaje a su referente literario sin limitarse a ejercer de simple remedo; y es que los grandes autores clásicos escribieron historias universales capaces de trascender el tiempo y el espacio.
Blanch
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16 de marzo de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La literatura ha sido siempre fuente de musas en el cine, desde las más fieles adaptaciones hasta las más pequeñas inspiraciones. Primavera en Normandía, cuyo título en original da más sentido al film, es una comedia muy francesa basada en la novela gráfica de Posy Simmonds, Gemma Bovery, que nos cuenta una historia con grandes dosis de ironía y sensualidad.

Anne Fontaine (Coco, de la rebeldía a la leyenda de Channel, 2009) dirige esta comedia dramática donde dominan los juegos de palabras, sin sobrepasarse y colocados en los momentos precisos. Una película que cobra mayor sentido junto a su título original, y en gran medida (obviamente) escuchándola en la versión francesa; esos juegos de palabras y la mezcla del inglés y el francés creando situaciones cómicas no pueden entenderse, o pierden la gracia original con el doblaje, por muy bueno que pueda ser.

El film nos lleva a un pueblo de la costa de Normandía, donde un iluso panadero vive ensimismado entre la literatura y su oficio; personaje muy bien interpretado por Fabrice Luchini, visto recientemente en En la casa (François Ozon, 2012), quien nos sacará más de una carcajada a base de miradas e inocentes frases. Al pueblo llegarán una pareja de jóvenes ingleses cuyo apellido le recuerda, como no puede ser de otra forma, al personaje de la novela de Flaubert. Una siempre atractiva Gemma Arterton, quien ya interpretó a uno de los personajes de Posy Simmonds en Tamara Drewe (Stephen Frears, 2010) es Gemma Bovery, el juego de palabras indirecto sobre el personaje literario del título, una mujer imprevisible que no sabe bien qué hacer con su vida y lleva la losa de ser la eterna mujer deseada, algo que no le hace tanta gracia como podría parecer. Junto a ella, un calmado y muy inglés Jason Flemyng, conocido por sus apariciones en las primeras películas de Guy Ritchie, Lock & Stock (1998) y Snatch (2000), interpreta al marido de la protagonista.

De este modo, el panadero terminará obsesionándose con esa relación hasta el punto de querer influir en su vida para que no corra el mismo destino. Una conexión cine-literatura por partida doble, bien atendida y llena de referencias, que si bien es una comedia son tratadas con respeto y buen gusto.

El film, pese a ser una comedia de buen sentido del humor, no deja de lado el dramatismo, o mejor dicho, la verosimilitud de las cosas, haciendo que nos encontremos ante un producto honesto, sin artificios ni tapujos al mostrar una realidad, pero también con mucha elegancia. Algo a lo que contribuyen en buen grado una luminosa fotografía y una banda sonora enmarcada en el buen ritmo de la cinta, que no tiene apenas altibajos, manteniendo siempre un nivel constante que no trata de influir en las emociones del espectador.
Gabi Oldman
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18 de abril de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la cámara es el corazón del cineasta (Bergman), esta es una historia donde la cámara siempre estuvo donde debía de estar. Desde ese movimiento lento y persuasivo en el cuerpo y rostro de Gemma Tate, y las miradas lascivas de su vecino Martin Jouvert (Fabrice Luchini).
Pero más allá de esta observación estrictamente cinematográfica, la historia nos recuerda que todos somos Madame Bovary. Para ello esta historia de des(amor) con encuentros y desencuentros de la bella y enigmática Gemma (Gemma Arterton), brinda la opción de una naturaleza humana un poco perversa.

Desde el momento inicial seguimos la mirada de Martin, en quien creemos probará las dulces mieles del cuerpo ajeno, para luego convencernos de su vida contemplativa y sus obsesiones literarias con Bovary y Anna Karenina (con la aparición de una mujer rubia y sensualmente bella para revelarnos, que la historia se repite. Es decir las pasiones ocultas). Y si todavía le quedan ganas amigo lector de acosar dentro del mundo Bovary, pues nada mejor que “La orgía perpetua”, de Mario Vargas Llosa. Por lo de rebeldía, violencia, el melodrama y el sexo.

Gonzalo Restrepo Sánchez
Visite: www.elcinesinirmaslejos.com.co
gonzalo restrepo sanchez
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1 de abril de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que a Woody Allen le hubiera gustado hacer esta película porque:

• La idea raíz de su guión se basa en un substrato literario, cosa que él siempre ha adorado, y además lo es de una novela mítica de Flaubert, “Madame Bovary”, el no va más de la seducción para un intelectual neoyorquino, como Allen (o, incluso americano, en general, como Vargas Llosa, que le dedicó su famosísimo ensayo “La orgía perpetua” al personaje de la infiel Emma Bovary).
• El protagonista es un antiguo editor literario, reconvertido desde hace pocos años en panadero “artesano y perfeccionista” tras retornar a su pueblo en Normandía, que ya no cumple los ¿65? y se considera avejentado para cualquier “tentación carnal”, pero que pierde toda su “calma” cuando aparece una atractiva nueva vecina … que se llama Gemma Bovery. ¿No le “pega” a Woody esta trama?.
• La poderosísima atracción que una joven mujer ejerce sobre el maduro panadero, ¿no es un remedo de las tramas de tantas películas de Allen, empezando por “Manhattan”?.
• ¡¡Las escenas con reuniones de las parejas alrededor una buena mesa en esta película!!, con buen vino francés, claro. ¿Algo mejor para un cosmopolita americano como él?. Desde luego las ha prodigado en muchas de sus películas.
• En "Primavera en Normandía" se habla mucho. A lo mejor es porque Anne Fontaine lo ha heredado directamente de Eric Rohmer, pero no cabe duda de que Woody también es de esa Escuela.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Space Cowboy
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1 de abril de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de la clase media del cine, ocasionalmente, llega algún film que te complace por encima de las expectativas. Ya sea por la novela que adapta, la soltura en la dirección, las poderosas interpretaciones que puede conllevar o simplemente una conjunción de detalles que aglutinan un buen producto final. 'Primavera en Normandía' es una película que ha llegado por la puerta de atrás, que no posee una maquinaria publicitaria detrás de sí y que tristemente durará pocas semanas en cartel; a pesar de ello, quién todavía este en disposición, que no se lo piense y se deje llevar por esta película que aúna la comedia y el drama romántico con la belleza y los aromas de la Francia rural de alta cuna.

Protagonizada por el popular actor francés Fabrice Luchini (últimamente lo hemos disfrutado en ‘Las chicas de la sexta planta’ y en la magnífica ‘En la casa’ de François Ozon) junto a una esplendorosa Gemma Arterton, la película ('Gemma Bovery' en su título original), adapta la obra homónima de la escritora y columnista británica Posy Simmonds, novela gráfica que a su vez toma de referencia la obra más famosa del escritor francés del siglo XIX Gustave Flauvert y su Madame Bovary; película que se adorna gracias a las sensible partitura del compositor Bruno Coulais -sus composiciones de piano se hicieron populares por la miniserie de televisión El conde de Montecristo y posteriormente por el banda sonora de Los chicos del coro, pero nunca alcanzó renombre- y la florida fotografía de Christophe Beaucarne.

‘Primavera en Normandía’ desprende un gusto por la cultura, pasión por lo refinado, haciéndolo accesible a través de la mirada obsesiva y compasiva de un voyeur cercano a los sesenta que queda amargamente -y pasionalmente- prendado de la belleza de su nueva vecina, así como de las extraordinarias interconexiones que se aprecian entre ella y la protagonista de la obra de Flaubert, Madame Bovary. La película, coproducción franco británica dirigida con estilo por la realizadora Anne Fontaine (‘Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel’ o la fallida ‘Dos madres perfectas’), desprende pasión y gusto en sus paisajes y sus costumbres. Sentiremos a través de la pantalla el aroma, no sólo de los artesanales panes que nuestro protagonista realiza con dedicación, sino también los magníficos paisajes de colza, amarilla y llena de vida, amén de la exquisiteces culinarias o vinícolas que contemplaremos con envidia. Una estampa muy primaveral que expone el revivir de la naturaleza después de su época invernal y que presenta no sólo con sus paisajes o viandas sino, sobretodo, con la presencia de una actriz que emerge cual venus primaveral gracias a su esplendor y sensualidad: Gemma Edgerton. Y es que además de las afamadas playas de Omaha, tan trascendentes y representativas de la victoria aliada contra la Alemania nazi, existe una Normandía más bucólica y húmeda en el interior, repleta de pastos verdes con vacas, prados coloridos, pequeñas localidades con tejados de alabastro…a la postre dulces para la mirada que tanto atrajeron a los pintores impresionistas como Monet, Cèzanne, Degas o Pierre-Auguste Renoir.

El guión adaptado de la película está realizado por la propia Anne Fontaine, quien junto a Pascal Bonitzer realizan en su conjunto un trabajo distraído, colorido y al que fácilmente se le pueden perdonar los momentos más atropellados de la historia, fruto de la imperiosa necesidad de sintetizar una obra en sus 99 minutos de metraje. Un guion que no se presenta de manera lineal sino que comienza por el final para adentrarnos en un gran flashback donde se narra la historia hasta retomar el punto inicial, cerrando así el círculo.

En la película conoceremos a Martin (Luchini), un ex parisino amante de la obra del mencionado escritor francés (Gustave Flaubert), que regenta junto a su esposa una artesanal panadería en el centro de una pequeña localidad en el interior de Normandía. Su vida es anodina y en él se saborea el amargo regusto de la decepción. Todo cambiará cuando una mañana compruebe con estupor cómo sus nuevos vecinos, unos británicos que huyen del alboroto de Londres, se instalen en el caserón de enfrente de su casa, y quienes, para más inri, poseen los nombre de Charles y Gemma (como los protagonistas de su novela favorita). A partir de ese momento Martin experimentará un despertar vigoroso, atraído por la sensualidad de su nueva vecina, mientras que además se ira obsesionando con los curiosos paralelismos que encontrará -real o imaginariamente- entre su Gemma Bovery (la vecina) con la Gemma Bovary de la novela. Una intromisión que le convertirá en un voyeur de la vida de Gemma y sus relaciones personales.

La película avanza gracias a la estupenda fotogenia de su actriz y de lo divertido o dramático de ciertas situaciones y que pondrán en jaque la cotidianeidad de la recién llegada pareja británica y nuestro observador protagonista. En definitiva, una sorpresa bastante agradable que resulta recomendable ver en su versión original ya que los protagonistas combinan habitualmente tanto el inglés como el francés, y que a la par permitirá comprobar el ímprobo esfuerzo que la actriz británica tuvo que realizar para desenvolverse en un estupendo francés (se traslado a París antes del rodaje para aprender el idioma).

Además de unos estupendo Luchini (en un personaje parecido al mostrado en la película ‘En la casa’) y Arterton, el reparto se completa con la presencia de Jason Flemyng, Isabelle Candelier y Niels Schneider.

Lo mejor: Gemma Arterton. La belleza de la primavera y sus paisajes y aromas -casi perceptibles-.
Lo peor: Puntos de guion forzados.

VALORACIÓN:
Banda sonora: 6
Fotografía: 7
Interpretaciones: 7,25
Guión: 6
Dirección: 6
Satisfacción: 6
NOTA FINAL: 6,35

@habladecine . www,habladecine.com
Hilodeseda
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