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¡A mí la legión!

Drama En el Norte de África, en un destacamento de la Legión (la 4ª Bandera), el Grajo, el legionario más valeroso, y Mauro, que acaba de incorporarse, se hacen muy amigos. Mauro, de quien sólo se conoce el nombre, da la impresión de ocultar algún secreto inquietante. Un día en que los dos amigos celebran una fiesta, una desafortunada circunstancia da lugar a la muerte de un hombre. Las sospechas recaen sobre Mauro, que es sometido a juicio. ... [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
31 de agosto de 2021
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No será una película de sobresaliente, pero de ahí a darle un suspenso va un trecho. Evidentemente, las connotaciones políticas hacen que muchos pierdan la objetividad y se fijen sólo en su mensaje, que no comparten (supongo que decir "Viva España y viva la Legión" es una osadía inaceptable), y no en las cualidades técnicas y artísticas de la película. Olvidan que esa misma Legión que asocian con Franco estuvo, varias veces, al servicio de la II.ª República, como en el sofocamiento de la Revolución de Asturias en 1934.

La película recrea convenientemente la vida de un legionario que combate contra las tribus rifeñas hace ahora más o menos un siglo. Muestra por igual tanto los aspectos positivos del legionario (bizarría, camaradería incondicional, espíritu de sacrificio, idealismo, patriotismo, arrojo) como los negativos (borracheras, parrandas, faldas, peleas, muerte en combate). La producción contó con asesores militares legionarios que orientaron al director con indicaciones y sugerencias para hacerla más correcta y ajustada a la realidad de la Legión. Quizá fue por esos asesores que vemos a personajes como el comandante Tudela, interpretado por Manuel Luca, que parece un verdadero comandante de la Legión más que un actor.

Pese a la fantasía que le echaron para el personaje de Mauro, algunas escenas de la película son realmente preciosas, sobre todo dos (ver sección spoiler). Me quedo con una frase de El Grajo: "Mira Mauro, a la Legión vamos algunos sinvergüenzas, pero sinvergüenzas honrados. Los canallas son los que no tienen puesto en la Legión".

En resumidas cuentas, muestra el carácter de un grupo de hombres mucho más abnegados, menos egoístas y más dispuestos al autosacrificio y a arriesgarlo todo por el amigo/compañero/camarada que la sociedad actual, sólo por lo cual ya merece la pena visionarla. Un 6,5, redondeando 7.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TerenceBud
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19 de marzo de 2022
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres años después de concluida la guerra civil española se estrenaba "¡A mí la Legión!", grito con el que cualquiera que hubiera pasado por este Tercio podía reclamar la ayuda de sus antiguos compañeros en momentos de apuro.
Suena por tanto a premio a los méritos desarrollados por estos hombres en dicha guerra, donde mostraron su valentía regando generosamente con su sangre las trincheras. También a banderín de enganche para captar posibles voluntarios.
Quienes hemos hecho la mili sabemos que a todos los acuartelamientos acudían estos señores ofreciendo, ya que no dinero, un servicio militar intenso y activo bajo el título de "caballero legionario". También poniendo en valor la amistad, la camaradería y el apoyo al compañero ... hasta la muerte.
Y de esto va la cinta, de los valores humanos del Tercio. Un grupo humano complejo, cada uno con un pasado a cuestas, "Vagabundos, poetas, filósofos ... asesinos" incluso, pero que una vez dentro adquieren la condición de "Caballeros".
Como película es regulareja. Parte de un guion cogido con alfileres, con saltos temporales y espaciales inexplicados e inexplicables. El viaje por Eslonia suena un poco a la Freedonia o Sylvania de "Sopa de ganso".
El tratamiento de los personajes superficial, incluso en el caso de Mauro (Peña) y de Grajo (Mayo). Sobreactuado y excesivamente chancesco el de Curro (Pozanco).
Las escenas de guerra, fuera de los himnos y demás parafernalia, resultan muy pobres, los legionarios que caen abatidos por las balas resultan bastante patéticos. Hay sin embargo otras bien logradas. Sobre todo las nocturnas en los parapetos o en los blocaos y cuarteles, con una fotografía muy expresiva.
Película propagandística sin duda, que ahonda en los principales méritos que se atribuyen a la Legión española como son la valentía, el honor y la camaradería. Por cierto, méritos que vemos continuamente en el cine bélico de Hollywood o de cualquier otro país que nunca esconde avergonzado su propia bandera. Donde también se muestran imágenes de hombres que mueren en los brazos de sus compañeros de armas, que más bien evocan escenas como la "Pietá", sin torcidas interpretaciones.
En cualquier caso se trata de una cinta cinematográficamente limitada, pero que sirve para conocer los valores castrenses y humanos de los "novios" de la muerte.
Lafuente Estefanía
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25 de octubre de 2019
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine patrio propagandístico y militarista del que hay que decir simple y llanamente que no es que sea muy bueno. Creo que la mejor que he visto hasta el momento es «Raza». «¡A mí la legión!» resulta ser en una cosa extraña cuyo mayor atractivo es justo lo que no se ve y de lo que no se habla: el amor homosexual que se traen los protagonistas.

Porque por mucho que me digan, tanto El Grajo como Mauro, que el mal de amores hacia una mujer les llevó a la Legión, no van a convencerme de que son heteros. Solo hay que ver cómo se le ilumina el rostro a Alfredo Mayo cuando tiene delante a Mauro o lo amargados que están los dos cuando se encuentran separados. Estas amistades entre hombres, además fornidos y muy machos la mayoría de las veces, suelen ser susceptibles de caer en lo homoerótico y personalmente creo que siempre te dan las claves necesarias para que así lo interpretes. Antes se sabía hacer muy bien eso de mostrar sin explicitar, cosa que me encanta.

Independientemente de esta subtrama, «¡A mí la legión!» es, como dije antes, la mar de extraña, pero no en el buen sentido. Aquí los legionarios siempre están cantando, oye, incluso de camino a una misión, detalle que ya hace que no te tomes muy en serio la situación. Luego añaden hasta príncipes de países imaginarios, lo que es el culmen de lo estrambótico, no necesariamente malo pero en esta historia totalmente fuera de lugar.

Curiosa como testimonio de una época pero como película limitada.
Kaori
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20 de octubre de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como he comentado otras veces las filias y fobias políticas no nos deben nublar el juicio a la hora de evaluar una película. En este caso "¡A mi la legión!" es notoriamente mala y por varios momentos risible. Tenía un recuerdo muy vago de haberla vista hace casi unos veinte años, en concreto algo así como tirando a cutre en el que no había enemigos. En efecto, hay algunas escenas de combates pero en todas ellas los legionarios luchan solos contra fantasmas. Ni moros, ni republicanos, ni nada. El vacío. A lo sumo un fusil puesto en una tronera. Sin embargo, no es la única metedura de meta que se ve con humor. Por ejemplo, a mi que estos hombretones vayan cantando mientras marchan a la batalla me recordaba a los menudos medio protagonistas de "Blancanieves y los siete enanitos" (1937), con aquello de "Hi ho, vamos a trabajar" o a los pitufos con su popular "La la la la", o algo así.

Dicho lo cual, estos detalles no es lo peor del intento sino que "¡A mí la legión!" termina siendo una historia infantil, rocambolesca, propagandística y llena de parches, mal planteada y ejecutada. Esto pasa por tener tres guionistas, que cada uno tira por donde le parece. En este sentido, se echa en falta un libreto más serio, mismamente, como el que compuso el propio Franco en "Raza" (1941). Mientras tanto el largometraje se mueve más en el género de aventuras que en el propiamente bélico aunque si nos ponemos escrupulosos, la lectura más atinada posiblemente sea la de una historia gay. No sé si Juan de Orduña, que era homosexual, quiso darle voluntariamente ese toque o es que le traicionó su subconsciente, pero lo cierto es que esta "amistad" desprende un claro aroma homoerótico, a pesar de que nos cuenten de que a ambos les gustan las mujeres, a saber si por imposiciones de la censura.
Reaccionario
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8 de marzo de 2009
28 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fascismo del bueno, o del malo según se mire, de la mano de Juan de Orduña (director) y Luis Lucía (guión); y encarnado en el mito de la época Alfredo Mayo.
Son 80´ de elogios de la Legión, la Raza y la Patria, llenos de soflamas, tópicos, canciones, refranes, y demás supercherías franquistas. En un guión lamentable y ridículo hasta extremos inimaginables, incluso mucho peor que el que escribió Franco para Raza. La trama llega al paroxismo con la aparición de un legionario que luego resulta ser Rey de un país inventado.
Provoca la risa la exaltación patriotera tan mal dibujada; por lo menos otros fascismos se preocupaban de la calidad artística, como el Nazi, pero el español se distingue de nuevo por su cutrerío inimaginable. Todo está mal hecho: el guión, la historia, los personajes (donde destaca ese gran Curro, típico andaluz llevado a la hipérbole más iconoclasta); todo es plano desde los mensajes a las supuestas ideas a trasmitir.
Además de los mensajes patrioteros, también se lanzan burdas soflamas antisemitas (con el típico usurero judío), machistas (sólo aparece una mujer, la camarera, en toda la película), pro alcohólicas, antimonárquicas, etc. También tienen su espacio los terroristas anarquistas caracterizados como Trotsky.
La película acaba como no podía ser de otra forma con el “alzamiento nacional” y un fin sobre la bandera patria.
El mensaje que se quiere dar es que la Legión es uno de los pilares vertebradores de España, pero también del hombre español, que ante todo será un “caballero legionario”. La legión es un hogar para todos los hombre sean ricos o pobres y donde encuentran una razón para vivir. Decir que la mitad de las escenas acaban con un Viva la Legión.
Una película ridícula y mala como la época que representa y que dice mucho de una época, un país, una sociedad y unos valores que dan grima y asco y que si no hubiesen tenido víctimas hasta provocarían hasta la risa.
eldiabloenelojo
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