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Sherlock Holmes en Washington

Intriga. Thriller En la II Guerra Mundial, un agente secreto británico que lleva consigo un valioso y vital documento es secuestrado de camino a Washington. El gobierno británico llama a Sherlock Holmes para recuperarlo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
25 de noviembre de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quinta entrega de las catorce de la saga de Sherlock Holmes interpretada por Basil Rathbone y Nigel Bruce como el impávido detective y su fiel doctor Watson respectivamente. Es una buena cinta que, aunque pierde encanto al trasladar la acción a Washington (nos quedamos así sin la magnífica ambientación y puesta en escena predominantes en casi todas las películas de la saga) consigue un interés inusitado por parte del espectador gracias a la absoluta claridad de su guión y a las excelentes interpretaciones de la pareja protagonista. Pues, hay que decirlo, tan brillante es el meneo incesante que le dan unos y otros a la caja de cerillas, como solemne y eficaz es la actuación de Rathbone-Holmes que, por primera y -creo- única vez en la saga, se nos aparece con el cabello despeinado. Despeinado o no, ya sea en Londres, Washington o Edimburgo, Sherlock Holmes siempre sale victorioso.
el chulucu
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11 de agosto de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra entrega de las aventuras del famoso detective creado por Sir Arthur Conan Doyle, dirigido por Roy William Neill (de la casi docena que hizo sobre este personaje) y protagonizado por Basil Rathbone. En esta ocasión presentan la aventura de una manera más directa, siendo el espectador testigo de lo que ha ocurrido en vez de escucharlo cuando piden ayuda al genial investigador (antes o después de suceder los hechos). Holmes empieza a intervenir cuando ha desaparecido un agente secreto británico en suelo norteamericano en posesión de unos valiosos documentos y las autoridades inglesas así se lo solicitan. Es una aventura entretenida y con un toque de humor al estilo Hitchcock (vemos cómo pasan los documentos de mano en mano sin que nadie se dé cuenta), aunque esta vez no hay supuestas componentes sobrenaturales detrás de los hechos y se trata de un caso clásico de espionaje (no es el típico caso que resuelve el inquilino del 221B de Baker Street). Cuenta con un buen guión que despierta el interés del espectador al enseñarle lo que ha pasado pero no desvela inmediatamente quién y cómo tiene los documentos, y luego va construyendo el caso para Holmes de manera lógica pero no siempre creíble del todo. Como es habitual, Rathbone hace un buen trabajo aunque no llega a la altura de otras entregas, y el Dr. Watson, interpretado por Nigel Bruce, es excesivamente torpe y aporta algunos detalles cómicos a la acción.
En resumen, película de espionaje entretenida y realizada correctamente.
kaplan
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9 de septiembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta ocasión Sherlock Holmes viaja a la capital de los Estados Unidos, para intentar encontrar a un agente secreto desaparecido, y un importantísimo documento que llevaba, del tamaño de una caja de cerillas y que puede estar en cualquier sitio.

Todo un desafío para nuestro gran detective, que tendrá que usar todas sus dotes de deducción para resolver el caso.

La película está correcta, se hace interesante y vas viendo la caja de cerillas cambiando de manos una y otra vez mientras piensas ¨¿como va a resolver esto Sherlock?¨

Me falla bastante el doctor Watson, en esta ocasión más secundario gracioso de lo habitual, y con humor demasiado tonto.

El caso es complicado, y eso hace que interese, y el cambio de Scotland Yard a la policía estadounidense le da su toque original también.
TANOMUERTO
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24 de enero de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Episodio de interés creciente a medida que el argumento se desarrolla y se ponen en juego las claves para desentrañar el misterio. Los detalles de la intriga se van presentando con pausa y el ritmo de la sorpresa siempre encuentra un punto de originalidad para cautivar al espectador porque los vericuetos de la trama enseguida le hacen comprender que hasta el final nadie es dichoso.

Gran actuación de B. Rathbone y de N. Bruce como cabía esperar.
Pero no sólo ellos rayan a gran altura. También el resto del elenco ofrece una magnífica muestra de su talento y la labor de dirección de R.W. Neill brilla por su destreza.
ABSENTA
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19 de enero de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras un magnífico estreno con "El sabueso de los Baskerville" y "Las aventuras de Sherlock Holmes", 20th Century Fox canceló la serie ante el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Eran tiempos demasiado serios para un personaje tan pintoresco como Sherlock y, en cuanto pudo, le vendió los derechos a Universal Pictures. Los nuevos dueños, sin embargo, encontraron la forma perfecta de sacar provecho a la inversión: ambientar las películas en el siglo XX (lo que ahorraba costes de decorado y vestuario) y usar a uno de los personajes más queridos y famosos de la literatura para hacer propaganda bélica.
Este cambio, por supuesto, también trajo consigo una considerable simplificación de los guiones, pues lo importante no era que la gente se asombrara con las dotes detectivescas de Sherlock, sino elevar los ánimos de la población y animarles a comprar bonos de guerra a la salida del cine. Esta cinta no es una excepción a eso y a nadie debería sorprender que dure unos escasos 71 minutos, dado que no hay mucho que contar y los misterios son tan predecibles que antes de que Sherlock Holmes aparezca en pantalla ya puedes imaginar la solución a la mayoría de las incógnitas.
Y las que quedan por resolver se desvelan más por casualidad que por otra cosa, porque nuestro detective parece más preocupado en alabar a los americanos y sus increíbles servicios de Policía Científica (no como en su país, la propaganda atiza hasta a los aliados) o lo magnífico que es el Capitolio que en observar lo que ocurre a su alrededor.
De hecho, lo único que se puede salvar de la película es el personaje de Watson. Y no porque sea listo o divertido. No, el doctor sigue siendo exasperante, pero en esta cinta alcanza un nuevo nivel nunca visto que resulta fascinante. Pregunta obviedades, no deja de tocarlo todo, se ríe en los momentos menos oportunos, tarda 6 horas en leerse 37 páginas de un libro, ¡se pasa una escena entera sorbiendo un batido! Es tan irritante que en un momento Sherlock le manda que siga desayunando para que le deje hablar en paz con un señor.
Se dice que Conan Doyle creó a Watson como una representación del lector para que Sherlock le pudiera explicar las cosas, pero si a alguien representa este Watson es a un niño hiperactivo y no muy listo de ocho años. Y lo único que faltaría para que confirmáramos que ese niño se llama Ralph Wiggum es que el buen doctor lance una banana al suelo al grito de ¡corre, plátano!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gato
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