Fatso

Los cojones una comedia. Sí, vale, empieza con algún gag cachondo alrededor de la masturbación pero después deriva básicamente al patetismo de un gordo con problemas de autoestima, confianza e infelicidad. Un pobre chico que sólo quiere lo que todos, tirarse a chicas bonitas, pero que está encerrado en una apariencia que fusila su confianza en sí mismo y el prójimo y le machaca con una marginalidad juvenil que tantas veces acaba en suicidio, sobre todo en países como el que sirve de escenario de la película. En resumidas cuentas, tristeza e impotencia enmarcada en un drama regado de buenas interpretaciones, fantástica fotografía y un discreto guión.

Como observar a Rino es, en última instancia, lo que propone Fatso. Película de corte intimista, con salpicaduras de comic y cierto sadismo encubierto, lo cierto es que Rino padece mucho más de lo que realmente se muestra en pantalla.

Uno de los primeros rasgos que caracterizan a esta película es su sincero, brutal testimonio de un sujeto gordo, pudoroso y "cochino", si cabe el término. Porque parecería que el taboo de él no es el taboo del público: vemos saltar la leche hasta impregnarlo todo, vemos su humillación, su perfil de perdedor nato, vemos sus fobias a flor de piel, pero difícilmente de un modo empático. Porque la mirada que se establece desde la cámara, más que distante se sitúa desde el punto de vista de los demás: como lo ven los demás, o bien como se ve el mismo prota interiormente. Lo curioso es el nivel de autohumillación que la peli se concede, por momentos diría que se va de mambo, se vuelve literalmente perversa.

Un tipo de perversión que no ahorra en linealidades ni mensajes llanos, los tonos son barrocos y afectados. La cámara se sitúa, quizás lo más interesante, generando profundidad de campo y planos generales que sólo confirman que pequeño se siente él ante el mundo. Todo le queda demasiado grande y cuando intenta ponerse a la altura el nivel de frustración trasciende los límites, digamos, más esperables. Toda su vida se reduce a atravesar arcos, arcos inmensos que no sé hasta que punto pueden aludir a los coños siempre tan deseados y temidos o bien un tremendo útero materno que él nunca llegar a traspasar del todo.

Y la vida allá afuera no es gris, ni negra, a pesar de lo que podamos presenciar. No, es verde, fértil, plena de gracia. La peli muestra su rasgo más negro pero lo confronta con el otro aspecto, más sano y reconciliador. Ese aspecto que por fin logra disipar un poco la incomodidad que produce ver a Rino en las situaciones que se le presentan para, así, de una vez por todas, encontrar ese tono más humano y dignificador que a la peli tanto le costó mostrar.

Si alguien ve esta película en busca de escenas de sexo explícito y gratuito, tal vez esperando que el protagonista sea un pervertido seboso que trate de acostarse con todo lo que se mueve y de mantener un idilio sexual morboso con su compañera de piso... le diré que se ha equivocado de peli.

Fatso es una comedia inocente y algo loca, que narra la vida de un chico tímido y con problemas de autoestima, y que se embarca en un alocado viaje junto a una joven liberal, en busca de una forma de vivir que en un principio la propia vida le negó y que, de hecho, él se negó a si mismo.

A mí me ha parecido muy dulce y conmovedora, buena para pasar el rato.

Le pongo un 7, se lo merece.

Tengo que admitir que tal y como empezó esta película me esperaba un castañón padre. No me sedujo precisamente eso de ver a un gordo seboso matándose a pajas mientras veía películas porno (incluso estuve a punto de quitarla porque me resultaba un tanto asquerosa). Afortunadamente aguanté el tirón y poco después mejoró muchísimo la cosa, ya que nada más entrar en escena la chica rubia, a partir de ahí, lo cierto es que la cinta se deja ver bastante bien.

Quiero advertir que “Fatso” no es una vulgar y predecible comedia al uso como las actuales americanadas que pueblan las carteleras de nuestros cines. Yo te diría que es una comedia dramática o una comedia negra, ya que el humor que posee tiene bastante mala leche. Incluso si me apuras podría decirte que es un drama ciertamente crudo durante varios pasajes, pero supongo que sus intenciones finales cada uno las podrá interpretar como quiera. Lo cierto es que lo de comedia a secas como pone en su etiqueta lo veo de lo más desacertado para definir su género.

“Fatso” tiene una gran cantidad de tías buenas en bikini y en bragas a lo largo del metraje, un lenguaje afiladísimo y toma constantemente las relaciones sexuales desde una perspectiva paródica. No obstante, no es una película erótica. ”Fatso" me ha parecido una crítica acertadísima al típico soltero antisocial, cuyo sobrepeso hace mella en su autoestima, y también a esos chicos y chicas de buen ver que se burlan de ellos encasillándolos como gordos apestosos que deberían quedarse en casa cascándosela como macacos de feria. Pues sí, hay personas que sufren bastante porque no están a gusto con su físico y se aíslan de la sociedad como el protagonista de este filme. Y dichas personas quieren lo mismo que los demás, o sea, salir con los amigos, tomar unas copas, reírse, echar un polvo con una chica guapa, etc. ¿Por qué hay que burlarse de ellos por querer lo mismo que cualquier hijo de vecino?

El filme aunque a priori no lo parezca se hace muy entretenido, tiene unas más que decentes interpretaciones de sus actores, una buena fotografía y unas buenísimas escenas de “cómics” (son la leche las bizarras fantasías sexuales del protagonista… hay que joderse, vamos). Quizás lo que más flojea del conjunto es su guión, el cual es muy simplón, pero bueno tampoco es que sea una mierda (los he visto mucho peores).

Y poco más voy a añadir, “Fatso” me parece una buena opción para pasar el rato. Sin ser el no va más, ni pretender dárselas de nada, a mí este filme me ha dejado un buen sabor de boca.

Seboso gordo nórdico deambula por su acomplejada vida, matando el tiempo entre currar en casa traduciendo manuales de instrucciones del alemán al noruego sobre desbrozadoras, lijadoras, taladros o chismes parecidos y cascársela compulsivamente. Aprenderemos además, que es poseedor de la gran tranca y que no le tocó precisamente el gordo del euromillón, al tener como único amigo a un espantajo patético e igual de solitario.
El cogollo de la historia aparecerá cuando los viejos del rollizo, deciden alquilar una habitación de la mansión donde éste campa a sus anchas, a promiscua rubiala veinteañera, tan guapita como, por supuesto, imbécil y amante exclusiva de cachas y guaperas.
Con tal argumento, uno podría esperarse magna bazofia (no quiero imaginar todo esto en clave de comedia española...) sin embargo consigue que acabes cogiéndole cariño al pedazo de sebo con gafas y todo fluye de forma amena, tristona pero divertida, con algún intercalado guarrillo y algunas animaciones simpáticamente enfermizas, basadas en las elucubraciones del obsceno mundo interior de nuestro orondo protagonista.

De esas comedias que en realidad son dramas con tono agradable, con buenas interpretaciones y solvente realización, que cunden más que lo que se espera de ellas y por lo tanto, no suelen dejan mal sabor de boca.