El regalo de Silvia

Reconozno que visioné esta modesta producción un poco por casualidad, casi por obligación, puesto que en principio la idea original no me parecía lo suficientemente atractiva, pero finalmente considero un acierto el poder haber disfrutado de este maravilloso film.

Película que habla sobre las segundas oportunidades, sobre la alegría de vivir, sobre la posibilidad de sobreponerse a las adversidades, sobre la perdurabilidad de la vida; articulando para ello un discurso trazado sobre el protagonismo absoluto de una Bárbara Goneaga maravillosa, que disfruta, todo sea dicho de paso, de un auténtico personaje bombón, regalando al agradecido espectador una interpretación de "Oscar", trasmitiendo a su vez, el auténtico significado de esta película y por ende de la vida, que es la continuidad de lo bello, la posibilidad de combatir la desgracia, revirtiendo su camino y transformarla finalmente en felicidad.

Película que no soslaya una velada crítica a la sociedad actual, a las relaciones de pareja, y a la hipocresía que rodea todo lo que al ser humano se refiere, dejando muy a las claras, eso sí, la posibilidad que de toda esa podedumbre moral y física nazca, crezca y se desarrolle algo hermoso: la vida misma.

Una historia increible sobre la vida de unas personas que gracias a la donación de órganos de una chica, pueden volver a vivir normalmente o incluso salvarles la vida. Contándonos como aún teniendo nuevas oportunidades para vivir hay quien se olvida de que debemos vivir y no desperdiciar nuestra vida.

Bárbara Goenaga me encanta, ya desde que la vi en "Mi Dulce" vi que a parte de preciosa, esta chica sabe actuar, y en esta película sus miradas a la cámara son impresionantes...

Está rodada en A Coruña, y para un coruñés como yo, me encanta poder ver en un film las calles y los lugares de mi ciudad.

Una película que te hará pensar si malgastas tu vida, y si alguien te salva alguna vez, sabrás devolverle el favor, rectificando tus errores y "viviendo".

Falta una parte importante de las historias. Me temo que se quedó en la cabeza del director. Es divertido jugar a adivinar sus intenciones.