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Come, duerme, muere

Drama Raša, joven deslenguada y corpulenta, destila energía por los cuatro costados. Capaz de empaquetar más lechugas que nadie, y en tiempo récord, en la fábrica en la que trabaja, aporta a su hogar (compuesto por ella y un padre con la espalda lesionada) su sueldo y su desvergonzada alegría. Cuando su padre parte a Noruega y los recortes la dejan en el paro, Raša no se queda mano sobre mano. Lo suyo es la acción y el movimiento constante. ... [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
27 de octubre de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bergman ha muerto. Esta implacable afirmación apocalíptica podría remitir a cierto gurú fascista, de infausto recuerdo, pero no es este caso. El fallecimiento del genio sueco supuso el fin de un cuasi monopolio personal de su industria nacional durante varias décadas, donde cosechó una gama tan amplia de recursos y procedimientos cinematográficos que le han convertido en una de las leyendas más intachables del siglo XX, en su país y en todo el mundo.

Pese a que su legado es omnipresente, desde hace una década para acá se viene mostrando un renovador soplo de aire liberador por parte de nuevos y jóvenes realizadores con tendencias hacia el modernismo y el estilo de vida que nos está tocando vivir en esta coyuntura histórica actual. El cine independiente sueco es la vertiente que más carne está poniendo en el asador en este aspecto, solidificando algunos de los planteamientos espirituales de Bergman pero adaptados a las claves del cine más reciente.

A saber, Gabriela Pichler y su obra Eat Sleep Die, consiguen recordarnos al maestro en los siguientes aspectos: establecer un apego existencial a la vida tratada como misterio insondable e inabarcable análisis sobre la condición humana, sus contradicciones y el eco en la cueva de su abstracta y eterna complejidad. Ofrece una profunda reflexión sobre el constante conflicto interno, tratando de ahondar en nuestros miedos, de entender los por qué de nuestra naturaleza caduca y liviana. La sombra del dramaturgo Strindberg es alargada, pues este rechazaba la ampulosidad y abogaba por representaciones caracterizadas por la crueldad, la crispación interior y el simbolismo cotidiano.

Pichler se muestra continuista de los elementos característicos bergmanianos al trazar un relato donde se hace patente la ausencia de héroes. No existe la heroicidad ni la épica, pues todos sus personajes presentan signos de desazón y angustia por una búsqueda o un anhelo. Presenta a unos caracteres muy contradictorios con facetas susceptibles de evolución que actúan como péndulo en su vaivén. Así mismo, rompe de forma brusca la continuidad del discurso narrativo articulado con estridencias musicales y atajos de subtramas.

La realizadora sueca observa con cierta distancia el entorno social y el comportamiento muñequizado de las creaciones sobre las que más aversión deposita para crear una doble función moral de creador y juez. Esta posición de compromiso con su ficción la reafirma en la constante búsqueda del feísmo y la morbidez en zonas periféricas inhóspitas y desoladas. Emerge, por su propia naturalidad, la miseria como encuentro entre la melancolía impresionista y la voracidad de la degradación, física y mental. Esta comunión la ejecuta con la intensidad y el dinamismo de su incesante cámara en mano, constituyendo una filosofía de trabajo basada en la relación entre ética y estética.

La puesta en escena se sostiene en una estética despojada de ornamentos y abalorios. La ausencia de música extradiegética acompañante y su añejo dispositivo técnico tienen un lugar esencial como creadores de tensión y lazo caótico en la interioridad de los personajes.
Alrededor de estos, la cámara parece perseguirlos más que guiarlos, filmando y mostrando acciones y modos de vivir que otros realizadores más pulcros desecharían: el trabajo de los jóvenes, la desocupación o el eterno problema de la inmigración. Todo está recreado con una suciedad y una aspereza que resulta del todo incómoda, pero que ayuda a dar máxima credibilidad a la marginalidad económica de los personajes, el reflejo de sus adversidades y la lucha diaria por la supervivencia.

Una película, en definitiva, con la que Gabriela Pichler firma todo un ejemplo de cine alérgico a la obviedad, malsano e improcedente como cualquier injusticia diaria, sustentado en la dureza y la ternura de sus escenas, que se van alternando con espontaneidad e imprevisibilidad, y pregonado por una actriz de piel hiperrealista y carácter penetrante: Nermina Lukac. Todo ello conforma un robusto conglomerado con voluntad de denuncia y hechuras del mejor cine independiente europeo. Un título a tener muy en cuenta.

Crítica para www.cinemaldito.
@weisguerrero @cinemaldito
Weis
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9 de mayo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde los comienzos del cine Suecia puso la nota de calidad, entender el cine como arte, como reflejo de la sociedad por encima del entretenimiento y el espectáculo de masas. Desde el mítico Sjöström, pasando por Bergman y terminando con la última hornada con nombres como Thomas Alfredson, a la que ahora se une con esta excelente opera prima Gabriela Pichelr.
Su cine es aspero, nada comercial, cine social donde la poesia esta presente entre la pobreza y las dificultades de la inmensa base social que somos los ciudadadano de esta Comunidad Europea que deja muy claro y caiga quien caiga que ante todo es y con letras mayusculas, ECONOMICA, por encima de todo.
Es dificil no empatizar con Rasa, esta joven luchadora, que no se resigna a ser carne de cañón, explotada como las vacas que cuida su amigo para ser sacrificadas en cuanto los intereses económicos lo requieran. Rasa tiene muchas ganas de vivir, de ser amiga de sus amigos, de cuidar de su padre enfermo, de jugar en el parque de atracciones de no ser un número en las estadísticas del paro. Vivimos tiempos de muchas Rasas, no solo en los paises "perifericos" del sur. La interpretación de la joven Nermina Lucak, está llena de verdad, de desencanto y de esperanza. Pichler la sigue con su cámara con mucha inteligencia, eligiendo en cada momento el plano, el angulo o el movimiento que más potencian lo que nos quiere transmitir. Hay silencios muy emotivos y poéticos, hay cine del mejor cine Sueco. Su Academia así se lo ha reconocido y por aquí no debemos perderle la pista.
ELZIETE
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12 de diciembre de 2013
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Come, duerme, muere se inserta en una Europa desencantada, la misma que unas décadas atrás hablaba en términos de interculturalidad, moneda común y otros espejismos. A partir del personaje de Rasa, una enérgica joven de origen montenegrés que se estableció con su padre en la Suecia rural años atrás, la directora Gabriela Pichler pone una lupa de aumento sobre la silueta de un norte que se resquebraja en forma de racismo, desconfianza, menos derechos sociales y laborales y despidos en cadena.

Pichler quiere estar tan apegada a la realidad que el resultado final resulta duro, directo y tristísimo: pese al empeño, el vitalismo, la hiperactividad y la tenacidad de su adorable protagonista, las dificultades por salir del hoyo y la pervivencia de los estamentos sociales resultan implacables. La lástima es que ese mensaje se ofrece al espectador mediante fórmulas narrativas y visuales ya definidas: a la clara influencia local del cine de Lukas Moodysson se suma un esquema de cine social cercano según la escena a los Dardenne o a Loach, moldes aplicados en infinidad de ocasiones que restan a la película parte de la gravedad y las dimensiones de los problemas que retrata.

Queda, con todo, la sensación descorazonadora de una crisis que se ha expandido como una mancha de aceite por todo el mapa, ya presagiada por el cine europeo con títulos coetáneos a Come, duerme, muere que con los años han ganado potencia y vigencia como Rosetta, Recursos humanos o Los lunes al sol. La Academia del cine sueco decidió conceder su máximo galardón a esta ópera prima en detrimento de títulos más valientes, pero tras el conservadurismo tal vez se esconda una sensación de autoculpa: de ahí que Come, duerme, muere, incluso pudiendo parecer una película de estilo y discurso caduco, demuestre una vez más que el cine puede no sólo representar a la vida sino superarla y, por qué no, mejorarla.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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20 de diciembre de 2013
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminamos el día con otra decepción. Klegó la ganadora del Giraldillo de Oro el año pasado y del premio a la mejor actriz: Come, Duerme, Muere se ganó mi curiosidad ya que, pese a que no se deban tomar al pie de la letra, los premios siempre son una buena premisa para la creación de un debate cinéfilo. Empezaremos por decir que, desgraciadamente, el título de esta obra es notablemente mejor que su resultado. El filme es la historia de la situación de una enérgica chica que vive con su padre, éste incapacitado para trabajar, y ella con su trabajo paga todos los gastos hasta que la despiden. Estamos, sí, ante el clásico drama social disfrazado de comedia para hacer sentir mejor al espectador del Primer Mundo.

Ni técnica ni interpretativamente podemos decir nada malo del filme, solo citar pequeños peros, pequeñas taras. La actriz se desenvuelve muy bien en su papel, pero tanto su rol como su interpretación son algo monótonas y repetitivas. El personaje del padre podría ser un buen personaje cómico, pero como el anterior se vuelve monótono a medida que transcurren los minutos. Narrativamente, Come duerme muere tiene claro sus aspiraciones y lo que quiere ser, algo realmente positivo. El problema es el drama escondido entre humor negro en la película pasa tan desapercibido y a su vez resulta un elemento que obstaculiza que el espectador empatice con los personajes, que podría llegar a omitirse. Aparte de esto, todo lo demás es demasiado correcto, demasiado obvio. Se basa en entablar una relación de simpatía con el espectador pero, si no conectas a la primera, desconectaras totalmente de una obra que, desgraciadamente, pasa a ser una olvidable, aun con tintes interesantes, evasión casi totalmente vacua.

Crítica original en: http://www.lallaveazul.com/2013/11/conexion-seff-y-llego-james-gray.html
Nachogf
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