Las consecuencias

Al principio, se presiente que el film no funcionará. Los planos se alargan, los silencios parecen no terminar y el desarrollo es tan lento que resulta difícil de aguantar. Y uno espera pacientemente porque la fotografía hace presagiar una tormenta. El problema es que no se desata y es frustrante, pues las pausas predicen una intensidad que no llega nunca.

Claudia Pinto ha elegido un tema muy delicado y su modo de abordarlo resulta confuso. Inicialmente no es un drama de lágrima fácil, sino que se dosifica tranquilamente la información –quizá demasiado, hasta aburrir– sin forzar la emoción. Pero pronto aparecen giros exagerados que por poco alcanzan el tono de una telenovela, aunque afortunadamente se mantiene equilibrado durante casi todo el metraje.

Las imágenes, que emplean siempre una paleta de colores grises, son reflejo de la carga y sufrimientos de los protagonistas: plomizas, serenas, oscuras. Los cielos nublados y las olas que rompen insisten en prometer unos acontecimientos interesantes. Sin embargo, los personajes mantienen secretos que no deben ver la luz y esa contención cansa. Y cuando por fin se empieza a revelar lo que sucede, se corta de golpe, sin profundizar en Las consecuencias que anunciaba el título.

De esta manera, la audiencia se encuentra frente a una propuesta que intenta hablar de una materia espinosa. No obstante, al quedarse en el “intento”, resulta una película irregular (en la que los personajes y el argumento no están acabados de definir) sobre tragedias familiares. Eso sí, el recorrido a través de La Palma y La Gomera es bucólico y las interpretaciones de Juana Acosta y Alfredo Castro son impecables.

www.contraste.info

Esta película es la mayor abominación que se ha visto en una sala de cine en años. Para contar un supuesto drama, lo único que se ve es una sucesión de personas moviéndose en barco de un sitio a otro o poniendo y quitando la mesa dentro de una casa. La lentitud es un insulto para los que la ven, las interpretaciones malísimas, muchas veces no se entiende lo que dicen y, cuando pretenden contar algo importante, no saben cómo exponerlo. Terrible película.

*Bajo la superficie

Sin lugar a dudas, el escenario donde se ubica la narración de una historia es de vital importancia. En Las consecuencias, el entorno es casi un personaje más, y si los paisajes volcánicos de las Islas Canarias no son suficientes para envolver las asperezas y la desolación que vive la familia protagonista, el mar se encarga de funcionar como elemento catalizador: una aparente calma que, tarde o temprano, descubre sus oscuros secretos y que golpea como una ola rompiendo sobre las rocas. Un sonido, el del agua, que siempre está presente, como los traumas del pasado. Lo bello y lo aterrador dándose la mano.

Claudia Pinto Emperador se coloca tras las cámaras para construir un relato en el que, con elementos propios del thriller, los fantasmas del pasado hacen acto de presencia y van haciendo mella en los personajes principales. En los primeros minutos conocemos a Fabiola que, tras perder a su marido en un accidente de submarinismo, se encuentra atrapada en plena crisis. Junto a su padre y su hija, viajará a las islas en un intento de curar su trauma.

Estamos ante una película con una narración pausada, en la que las interpretaciones cobran fuerza para mostrar unos personajes con las heridas del pasado aún abiertas. Juana Acosta y Alfredo Castro destacan al dar vida y reflejar el mundo interior de dos personajes dolidos, cargados con el peso de la culpa e incapaces de comunicarse con el exterior. El contrapunto lo da María Romanillos interpretando a la hija de la protagonista, un personaje de actitud vitalista que no tiene reparos en decir lo que piensa. Su actuación, sin ser mala, sí que denota en varias ocasiones falta de experiencia y es la más floja de las tres.

*Un volcán al borde de la erupción

Una familia llena de secretos es como una bomba a punto de explotar, sobre todo si lo que se esconden son unos actos deleznables. Si bien admiro la valentía de tratar un tema tan delicado como el que se desvela a lo largo del film, no terminan de convencerme sus formas.

El relato se va construyendo con calma y los secretos se dejan entrever mediante un lenguaje visual bastante acertado, apoyado en una elegante fotografía de Gabriel Guerra. Por todo esto, es una pena que las costuras se dejen ver tan pronto. La narración, además de predecible, se vuelve reiterativa con el paso de los minutos. Es más, llega un punto en el que parece que la directora no confía en sus propios métodos o se cuestiona la inteligencia del espectador.

Durante gran parte de la cinta se juega con la sutileza y con el dolor que los personajes viven en silencio. Pero al final, además de repetir situaciones y diálogos, se subraya de forma excesiva el grueso de la historia, tirando por la ventana cualquier ambigüedad que pudiera existir. Para rematar, se da un cierre que no se siente satisfactorio.

*Conclusión

Las consecuencias nos presenta una historia dura en la que el entorno es un elemento más de la narración. Pese a contar con un trabajo actoral muy destacable y una elegante fotografía, la película se vuelve predecible y reiterativa con el paso de los minutos. Además, no se explota toda la tensión construida, dejando un desenlace que no resulta del todo convincente.

Escrito por Marcos López

Interesante coproducción entre España, Países Bajos y Bélgica, que narra una historia oscura llena de secretos inconfesables que hacen que prácticamente ningún miembro de una familia consiga la felicidad y permanezca en un estado de inquietud y desasosiego permamente.
Claudia Pinto Emperador, junto a Eduardo Sánchez Rugeles, crean un guión donde el drama y la intriga se mantengan vívidos durante toda la trama, consiguiéndose un film angustioso, claustrofóbico, donde la Isla de la Palma es un personaje más, resultando curiosa la simbiosis física entre la película y los tristes acontecimientos actuales que tiene lugar en la isla a consecuencia de la erupción de uno se sus volcanes.
Bien interpretada, sobre todo por la joven María Romanillos, logra mantener la atención del espectador aunque el ritmo sea más bien pausado y en todo momento exista un clímax algo enfermizo que hace que no resulte simpática ni demasiado agradable en el plano argumental, pero está muy bien filmada.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/

Potente drama familiar con ribetes de thriller, Claudia Pinto su directora juega todo el tiempo con la luz y con un gran escenario que logran darle un plus al filme.
Para destacar las muy buenas interpretaciones de Juana Acosta y Alfredo Castro quienes están a la altura de una obra con mucho misterio.-