Sobreviviendo en Marte

¡Qué película tan aburrida! ¡Venga! ¡Vámonos a Marte! Y en vez de llevarnos bien que somos cuatro gatos, vamos a molestarnos y jodernos la vida los unos a los otros.

Pa' qué desarrollar los personajes, ya damos por hecho las virtudes, defectos y ambiciones de cada uno. ¡Venga! Y cada vez que haya algo de acción, vamos a hacer que dure unos segundos y oooooootra vez a lo mismo, a ver si conseguimos que alguien se duerma... ¿Y el trailer? ¡Vamos a ser poco cuidadosos y vamos a meter el resumen de la película en dos minutos! ¡Que se jodan los que quieran verla!

¿Quieres ver un spoiler? ¡Venga!

Para su ópera prima, de título ‘Settlers’, el director Wyatt Rockefeller recurre a elementos presentes en gran parte de cintas con transfondo distópico: personajes ambiguos; poca concreción en la información del relato y un desarrollo de la trama que apela a la paciencia del espectador. Quizá por su cadencia y una graduación de los tonos zigzagueante, que no deja claras las intenciones del autor, como si el desolado paisaje deviniera en anarquía, la película exige paciencia.

La acción nos sitúa en Marte. En el planeta rojo, una pareja (Sofia Boutella y Jonny Lee Miller) vive en vilo junto a su hija de corta edad. Parecen defender a sangre y fuego el refugio que les aisla de un lugar inhóspito, todo un erial. La poca añoranza con la cuál se refieren a la tierra, denota una civilización agonizante, que vive sus últimos estertores. Unas pintadas amenazantes, “este lugar no es vuestro”, desata los acontecimientos.

Rockefeller muestra capacidad para hacer mucho con poco. Una producción justita abriga un entorno reducido a su mínima expresión, a partir del cuál se atisba gusto visual y maneras para apuntalar tensión. Apenas media docena de personajes desfilan en la cinta, albergando un reparto que cumple. Sofia Boutella destilando angustia, al tiempo que Ismael Cruz Cordova pone rostro libidinoso, exaltando bajas pasiones.

‘Settlers’ transforma un ejercicio de supervivencia al uso en cruel dicotomía. La que enfrenta los dictados de la razón con la fuerza incontrolable de los instintos primarios. El deseo sexual, los males del confinamiento, la soledad, falta de expectativas y demás dilemas vitales, crean una atmósfera de creciente incomodidad. Llegado el clímax, la propuesta bebe y hace guiños a títulos referentes del género, aunque no pierde personalidad. Aseado debut al que no le hubiera sentado mal, mayor concreción en alguna de sus premisas.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para http://rockandfilms.es

Una familia que viven como colonos en Marte se ven asaltados por un criminal y, sorprendentemente, desarrollan un enorme síndrome de Estocolmo hacia él.
Esto es Sobreviviendo en Marte.
Vestida de ciencia-ficción (absurdo, porque esta historia podría haber ocurrido en cualquier lugar y época; no tiene mucha importancia que los personajes estén en Marte), la historia no es demasiado comprensible, ni los personajes resultan cercanos. Al contrario, hay hermetismo total sobre cómo piensan o por qué hacen lo que hacen. O lo que no hacen, porque, como decíamos, lo que aguantan esa madre y es hija... en fin, poco o nada comprensible.
Se salvan las actuaciones de los actores, sobre todo la argelina Sofia Boutella y el portorriqueño Ismael Cruz Cordova (muy en boga ahora gracias a su polémico elfo de Los anillos de poder), pero la película en sí es difícilmente digerible, y además el ritmo es bastante lento.

Más morralla para rellenar los canales de TV.
La producción es de cartón piedra; a lo que hay que añadir que, aunque sea de ciencia ficción, un mínimo de rigor científico debería tener. El ecosistema del planeta Marte es de juzgado de guardia.
La dirección es plana, sin ritmo, sin interés y lo poco que intenta más cursi no puede ser. Yo creo que no sabía cómo hacer el montaje ni qué hacer con la cámara, ni cómo aprovechar el formidable paisaje. Al cabo de más de una hora no ha sucedido prácticamente nada de interés. Y lo peor es que así llegamos al tremendo final.
La historia casi es inexistente, aburrida, sin desarrollo. Con unos personajes insoportables, especialmente la niña, ¡ qué hartura de niña! compitiendo a ver quién se comporta de la forma más estúpida ¡qué hartura de madre!. Aparte de que quede preñada la niña, no tienen nada que contar.
Acerca de los protagonistas es difícil ver interpretaciones más malas. ¡No! ¡malísimas!
Mi loro tiene unos diálogos bastante más completos e interesantes.
Resumiendo: estamos ante un producto que es un insulto a la inteligencia de las personas, del que debería huir cuanto antes.

Settlers (2021) es una película de ciencia ficción escrita y dirigida por Wyatt Rockefeller, en la que un grupo de personajes intenta sobrevivir en un asentamiento en el planeta rojo. Se trata de una ópera prima que busca alegorizar sobre la conquista del Oeste, la ecología y la violencia de género.

Por Nicolás Bianchi

Lo primero que llama la atención del director es su apellido, ligado a una de las familias más poderosas de la historia de Estados Unidos. Settlers es la primera película de Wyatt Rockefeller como director, quien ya había tenido alguna experiencia en distintos roles para la realización de cortometrajes. Además, fue miembro del comité de campaña de Barack Obama y asistente en la Agencia de Protección Ambiental durante su gestión.

Los múltiples intereses de Rockefeller se traslucen en el relato ficticio del film aunque no siempre logran una presentación del todo ajustada. La narración se ubica en Marte, en un asentamiento en el que una familia sobrevive de forma autosuficiente. Reza (Jonny Lee Miller) e Ilsa (Sofía Boutella) crían a la pequeña Remmy (Brooklyn Prince), mientras se ocupan de cultivar sus propios alimentos y mantener a flote a la base en la que viven.

La película está dividida en tres capítulos en los que el foco se posa sobre un problema diferente. En el primero la familia es invadida por un grupo de personajes que dicen ser los verdaderos dueños del asentamiento. Solo Jerry (Ismael Cruz Cordova) sobrevive al enfrentamiento y se integra a la vida en la base, en lo que es una muy simple alegoría a la conquista del Oeste. Jerry, de piel morena y dreadlocks, tiene un look más ‘originario’ que los otros dos personajes adultos.

A su vez, en el segundo capítulo parte del problema de los personajes pasa por la degradación de la atmósfera marciana, creada por los hombres pero ahora en proceso de desintegración, por lo que la vida entre el polvo y las piedras del planeta se torna cada vez más dura. Mientras los personajes avanzan en sus conflictos, la película suelta, sin mayores sutilezas, comentarios sobre estos asuntos. El último capítulo bordea los tópicos de la maternidad y la violencia de género, con la misma tosquedad que los anteriores.

Settlers está contada en un tono calmo y pausado, con especial atención por el mundo interno de los personajes. Se destaca, en ese juego, tanto el trabajo de la niña que interpreta a Remmy como el de la actriz (Nell Tiger Free, Myrcella en Games of Thrones) que personifica al mismo personaje en la adolescencia cuando el tiempo en la historia avanza.

La película da cuenta, inevitablemente, de la agenda política que le interesa al director, aunque no logra construir un relato amalgamado entre ese componente y el mundo de ciencia ficción. Es como si los personajes fueran paseados por distintas situaciones para que, en una película con pocos diálogos, un par de frases contundentes resalten sobre el resto. Por momentos, Remmy, Jerry y los demás lucen perdidos entre alegorías de medioambiente, género o historia. Con un hilo más concreto Settlers hubiera podido aprovechar de mejor manera una puesta en escena austera pero efectiva.

Está disponible online. Contacto: [email protected].