Al borde del río

Allan Dwan realizó su primer fim en 1911 y desde entonces hasta el último realizó mas de ochenta. Estaba allí cuando nació el cine y fue testigo y actor de su desarrollo. Dirigió varios films de Gloria Swanson y otros de Douglas Fairbanks. Su obra quizás mas conocida sea "Sands of Iwo Jima", uno de los grandes films, físicos, de guerra, modelo de obras posteriores como las de Fuller o "Men in war" de A. Mann; tambien del homenaje implícito de los Films de Clint Eastwood sobre iwo Jima

Sirva este prólogo como homenaje y muestra de respeto a uno de los grandes pioneros.
Ciertamente el guión de "The river's Edge", no es nada especial en la narrativa de los hechos pasados, ni siquiera en los diálogos . Pero es un gran film en cuanto al discurrir de los acontecimientos, lo que algunos llamamos fisicidad de la puesta en escena y fisicidad de los personajes que se transforman en el desarrollo de la acción. Todo ello incluso aunque las rocas o cuevas del paisaje sea cartón piedra de estudio. La escena de Quinn curando el brazo gangrenado de Debra Paget es una hermosa escena de amor, donde la mirada esquiva del "malo" Ray Milland muestra el descubrimiento de algo que él nunca pudo sentir y adivinamos que algo cambia en su mezquina mirada sobre el mundo; de ahí que tome el camino de la izquierda que conduce a Santa Isabel. La mirada de Dwan sobre sus personajes es una mirada que los disecciona.
El desprecio por el dinero, quemado, destruído, tomado por los cuervos en sus picos, nos habla de algo que casi hemos olvidado, Lo humano, que no el humanismo.

Un ladrón de bancos Nardo Denning (Ray Milland), se hace con un jugoso botín y planea retirarse escapando a México. Para esquivar el control de las autoridades contrata a un experto guía (Anthony Quinn), para que le conduzca por las montañas a pasar la frontera mexicana. El problema radica en que la mujer del guía fue la antigua amante de Nardo y de la cual sigue enamorado. Con lo cual ya tememos el lío montado entre el dinero y las pasiones amorosas. Si es que como decía aquél el mundo sólo lo mueven dos cosas...!el dinero y las braguetas!.
Algunos califican esta cinta de western quizás por su temática y sus grandiosos paisajes, aunque yo creo que esta mucho más cerca del melodrama de aventuras.
Un titulo de escasa repercusión en el mercado a pesar de su plantel de primeros actores y que viene firmado por uno de los pioneros de la industria del cine, Allan Dwan, un tipo que llego a realizar la friolera de casi cuatrocientas obras.
"Al borde del río" a pesar de estar realizada con un lujoso"look" que incide en el esmero de la fotografía en color no pasa de interesante, ya que hay demasiadas situaciones poco creíbles dentro de los avatares del trío protagonista. También le resta puntos el doblaje en ese llamado español neutro que es para echar a correr. No entiendo como te pueden vender una película por mas de 10 euros sin doblar correctamente al castellano.
Insisto se ve con interés hasta el final a pesar de las muchas situaciones poco veraces que se dan entre los personajes. Ya lo descubrirán cuando la vean, porque la "peli" se puede ver, pero pagar mas de diez machacantes euros en éstos tiempos de interminable crisis me parece excesivo.

Música melodiosa de entrada para lo que aparenta ser un largo camino por el desierto para un bandido con pinta de dandy. Pronto se acaba la música y en el camino surgirán tropiezos, alguno sin querer, y otros, ajenos al guion, el caso es que nos presentan un thriller melodramático y aventurero de corto vuelo, aunque tiene sus momentos sugerentes.

Debra Paget está en medio de dos hombres destinados a enfrentarse. Sólo la experiencia de los actores hace creíble el relato y los sentimientos que destilan. No sabemos de quién es la responsabilidad final pero algunas secuencias nos llevan involuntariamente a la incredulidad. Cuando yendo por el desierto tienen que subir la pared de una elevación por medio de una cuerda, estaba todo el rato imaginando que si caminaran un poco hacia uno u otro lado, habría una cuesta para subir andando sin necesidad de escalar.

La maleta de Ray Milland y lo que le pasa con ella es otro episodio que rechina. El que uno quiera encender un fuego con billetes, sean de 10 o de 100, para prender madera mojada, es que no ha encendido un fuego en su puta vida, pero bueno, había que demostrar el amor por una mujer. El amor por una mujer está por encima de todo, y de esto va el avance hacia el río fronterizo y lo que en definitiva hace el film interesante. Sin más.

No sé si estamos ante una película de grandes pretensiones, una película que se le fue al director de las manos (no se sabe si es un western, una 'road movie', una de suspense, una de aventuras o una de amor) o si se trata, simple y llanamente, de una película de coña. Realmente, con tanto despropósito, terminamos pasando del asombro a la carcajada conforme va avanzando la cinta.
"Al borde del río" cuenta la historia de un matrimonio que, a duras penas, puede mantener un pequeño e inhóspito rancho. Allí llegará un antiguo novio de la mujer que pretende, a cambio de una gran suma de dinero, que el marido sea su guía y le ayude a cruzar la frontera.
Nada es creíble, por lo tanto, ni los personajes ni las situaciones nos emocionan lo más mínimo. Allan Dwan va de disparate en disparate culminando la jugada con una pésima dirección de actores, masacrando al estupendo trío de protagonistas (Milland, Quinn y Paget). En fin, como dice mi padre, en aquellos días de rodaje el director bien se podría haber ido 'a archivar monos al Brasil'.

No se espera de un título prácticamente desconocido que parece mezclar la aventura, el suspense y el triángulo amoroso una expresión tan afortunada de la psicología humana. Ni tampoco unas imágenes tan minuciosamente descriptivas de lo cruel y paradójica que puede ser la vida. El convincente realismo del film se revela en secuencias como un escorpión en un zapato, el fango que sale por la ducha, el brutal y sanguinolento atropello de un policía, la gangrena de la protagonista y el salvaje y sorprendente desenlace, que castiga una buena acción.
En esta historia todo es áspero, doloroso, desagradable, desde hacerse rico hasta enamorarse. En principio se mata sin odio, por necesidad, pero poco a poco los personajes, sumidos en el miedo y la mala suerte, acaban queriendo matar por matar.
No entiendo el olvido de esta magnífica película, que además de profunda es ágil, muy amena, llena de acción y de giros estimulantes. La fuerte personalidad de Anthony Quinn, el brillante cinismo de Ray Milland , la explosiva belleza de Debra Paget y el buen pulso narrativo de Allan Dawn consiguen un resultado estético y temático de primer orden que merece mejor consideración.