Mundo futuro

ESTRELLA Nº -1 por no llegar ni a la altura de los talones a su predecesora, la notable Westworld.

ESTRELLA Nº -2 por la escena en que los protagonistas son sorprendidos por unos samurais. Como escena de acción resulta patosa y ridícula. Como escena humorística, más aún. No existe planificación, parece que los actores improvisan mientras la cámara les graba como puede.

ESTRELLA Nº -3 por la escena de la partida de ajedrez. Los efectos visuales parecen creados por el propio Georges Méliès. Toda la película hace ostentación de parafernalia tecnológica obsoleta.

ESTRELLA Nº -4 por la escena del sueño de la protagonista. Es una excusa para la aparición de Yul Brinner en el papel de pistolero robot. No tiene razón de ser dentro del filme.

ESTRELLA Nº -5 por ser una típica muestra del cine más rutinario de los años 70.

Esta crítica está dedicada a Txarly, cuya crítica “Cine de diez estrellas” a “El día de la bestia” es un claro ejemplo de suprema originalidad y pasmosa creatividad. Y eso también cuenta, ¿no?

Muy inferior a su predecesora, se anuncia como una película con mejores efectos y en un decorado mucho mayor, sin embargo nos encontramos con una trama que circula en las profundidades del parque de atracciones y que basa su intriga en buscar entre los creadores y las personas responsables del funcionamiento de las atracciones a los conspiradores. La aparición breve y sin sentido de la estrella del anterior film Brynner, marca una película muy inferior en trama, en humor y en efectos, en comparación al éxito que es la primera parte. Una lástima.

Cuando alguién no tiene nada mejor que hacer, puede entretenerse viendo cine. Y si además programan esta pelicula al menos se entretiene.
Hoy queda un poco ridículo todos esos grandes aparatos electronicos y los efectos especiales a la antigua, pero en esta segunda parte se pasan de los tiros a diestro y siniestro de la primera con Yul Brynner de estrella a un argumento algo más refinado. Y eso es lo bueno vemos una segunda parte donde solo el entorno es igual que la primera.
La única pega que pongo es que se busquen argunmentos para encajar al bueno de Yul con su atuendo de vaquero, escena totalmente superflua.

Secuela de la celebérrima “Almas de metal” (1973) de Michael Crichton, con menos emoción, menos interés y menos de todo.

“Delos”, la empresa de ocio responsable del parque de atracciones futurista en la que los robots se revelaron contra los clientes, abre sus puertas para ofrecer otro parque temático, toda una ciudad de atracciones robóticas muy parecida a la anterior, pero mucho más extensa y, aparentemente, más segura. Dos periodistas, Chuck Browning (Peter Fonda) y Tracy Ballard (Blythe Danner) son invitados a conocer las entrañas de la megalópolis con resultados inesperados…

Michael Crichton no es el mejor ejemplo de director versátil y metódico, pero le debemos el único acierto que tuvo detrás de las cámaras con su “Almas de metal”. Sin embargo, el responsable de su secuela, el televisivo Richard Heffron, dista mucho de garantizar un producto con la misma originalidad y atracción. Para empezar, copia la misma premisa pero la desarrolla con ritmo cansino, muy poca emoción (incluso cayendo a ratos en lo ridículo) y una intriga tan consabida y predecible que sólo invita al sopor. Ni siquiera los gags de las atracciones robóticas resultan interesantes y, lo que resulta más difícil de igualar, no hay un personaje tan carismático como el Yul Brynner “cyborg-cowboy” que hizo tan buena la película original. Su aparición en “Mundo futuro” es apenas un triste cameo.

Por otro lado, las actuaciones de Fonda y Danner son de una rigidez pasmosa, sin apenas expresar emociones en una historia que tiene muy poco de lo que sacar provecho. Bastante regular.

Igual que su antecesora la película desprende originalidad por todos los costados, aún siendo la secuela de su antecesora, tiene un buen guión que sigue sorprendiendo gratamente. Hay que pensar que los decorados dejan mucho que desear, estamos hablando de un fílm de escaso presupuesto y del año 76. Que basa toda su fuerza en el guión.