Efectivamente, el filme es un producto de alta calidad que garantiza las emociones necesarias para el espectador que se prepara para una aventura llena de fantasía teñida de sangre, tiros, plata, rayos ultravioleta, vampiros, engendros y seres humanos.
Aquí la dualidad que coexiste en el personaje de Blade se manifiesta a las claras, y en donde predomina su lado humano que vence su mitad malvada en su personalidad.
Pero dentro del filme no sólo se muestra el lado interno de Blade, también hay una lucha por la supervivencia entre razas, y ello está magníficamente plasmado en un guión que muestra una peligrosa alianza entre humanos y vampiros para contrarrestar el poder destructivo de la nueva raza maestra emergente: la híbrida o engendros.
El filme se vive intensamente, desde la trama en sí. La misma posee unas variantes interesantes para quien disfruta de lo fantasioso mezclado con narraciones llenas de escenas de acción, de ritmo frenético y vertiginoso que no da descanso. Con Blade II no se puede uno aburrir, las situaciones del relato en sí, nos mantienen atentos al desarrollo del filme.

Las actuaciones son las que un filme de esta envergadura necesita, con alto despliegue físico y poco registro dramático. Y todo ello está bien presente tanto en Wesley Snipes como en el resto del cast. Todo lo que se le puede exigir desde lo histriónico está muy bien conseguido: destreza y agilidad en escenas de acción y conductas gestuales adecuadas propias de los personajes fantásticos que se deben representar.

Esta segunda parte, continúa con la estética de su precursora, nada más que aumenta el nivel de efectos visuales ostensiblemente. Los escenarios de batalla son oscuros, tenebrosos, logrados en forma idónea por una fotografía con paisajes artificiales en tonos lúgubres, góticos que proveen al filme de un atractivo visual pocas veces visto en filmes del género.
Las características del filme a nivel estético son admirables, que logran mantener al espectador asombrado por los escenarios y climas que nos introducen en un mundo surrealista donde todo es dark, atmósferas densas y opresivas que llevan inexorablemente a vivir la película con numerosas descargas de adrenalina.
A ello le sumamos la música pegadiza y modernosa, que potencia el recurso estético que Del Toro le imprime a la cinta.
Todo nos lleva a un producto final efectivo, lleno de apasionantes momentos de acción bien elaborada, con un guión que fundamente cada coreografía de lucha, cada batalla, y cada altercado que se produzca.
Con Blade II, tenemos garantizado una buena articulación con la primera entrega, una aventura completamente distinta a la anterior con el agregado de variantes sumamente atrayentes desde el plano de lo ficticio, y en general un filme lleno de intensidad que nos deja satisfechas las expectativas que puede generar este tipo de propuestas.