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Voto de LennyNero:
10
8,6
63.904
Comedia
Extenuado por el frenético ritmo de la cadena de montaje, un obrero metalúrgico acaba perdiendo la razón. Después de recuperarse en un hospital, sale y es encarcelado por participar en una manifestación en la que se encontraba por casualidad. En la cárcel, también sin pretenderlo, ayuda a controlar un motín, gracias a lo cual queda en libertad. Una vez fuera, reemprende la lucha por la supervivencia en compañía de una joven huérfana a ... [+]
30 de octubre de 2008
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante el visionado de una película cuyo contenido se puede clasificar como cine propaganda las reacciones siempre suelen virar hacia un mismo sentido, no positivo precisamente. Esta clase de films de film suelen ser acusados de toscos, manipuladores e incluso perversos. la crítica los aniquila sin ninguna conmisceración, como si el cine fuera demasiado importante como para permitir lavados de cerebro interesados a la audiencia. Lo más chocante del caso, es que estas críticas obvian, por un lado, que la técnica de la manipulación política a través del arte ha sido una constante a través de los siglos. Al respecto tenemos ejemplos muy claros en la literatura, con los dramas de Ibsen o en pintura con cuadros como La libertad guiando al pueblo de Delacroix. Obras que sin duda buscan crear un estado de opinión en el espectador.
Ejemplo claro de esto es ni más menos que en Tiempos Modernos. Una película moralista, aleccionadora, y cuyo gran valor quizás reside en ofrece mensaje con una sonrisa en lugar de con un gruñido. ¿Es este un motivo para despreciarla? En absoluto. La obra que construye Chaplin es posiblemente uno de los paradigmas de lo que significa la belleza en el séptimo arte. Un gigantesco canto a la libertad que retumba y sobrepasa el inmenso ruido provocado por la maquinaria pesada. Todo ello plasmado de forma simple, articulando la película en el formato clásico del cine mudo, es decir, en grandes bloques secuenciales que intentan mostrarnos aspectos de la cotidianidad de una sociedad en crisis.
Aunque ciertamente hay recursos estilísticos dignos de destacarse, como el dominio de las escenas de masas, las metáforas sobre la deshumanización del obrero y su empequeñecimiento ante la monstruosidad de la maquinaria (inolvidable escena donde Chaplin es devorado por una máquina y luego escupido como un resto inservible) o su avanzada modernidad al reflejar un mundo casi orwelliano, donde reside la verdadera naturaleza del triunfo del film está en el tono que sabe imprimir al conjunto. La carga contra todos los elementos injustos y represores del sistema es contundente y no deja títere con cabeza. Desde la insolidaridad obrera, hasta la patronal, pasando por la policía y la iglesia, todos quedan retratados de forma tierna, cierto, pero con un tamiz constante de acidez que a veces invita más a llorar que a la risa propiamente dicha. (sigue en spoiler)
Ejemplo claro de esto es ni más menos que en Tiempos Modernos. Una película moralista, aleccionadora, y cuyo gran valor quizás reside en ofrece mensaje con una sonrisa en lugar de con un gruñido. ¿Es este un motivo para despreciarla? En absoluto. La obra que construye Chaplin es posiblemente uno de los paradigmas de lo que significa la belleza en el séptimo arte. Un gigantesco canto a la libertad que retumba y sobrepasa el inmenso ruido provocado por la maquinaria pesada. Todo ello plasmado de forma simple, articulando la película en el formato clásico del cine mudo, es decir, en grandes bloques secuenciales que intentan mostrarnos aspectos de la cotidianidad de una sociedad en crisis.
Aunque ciertamente hay recursos estilísticos dignos de destacarse, como el dominio de las escenas de masas, las metáforas sobre la deshumanización del obrero y su empequeñecimiento ante la monstruosidad de la maquinaria (inolvidable escena donde Chaplin es devorado por una máquina y luego escupido como un resto inservible) o su avanzada modernidad al reflejar un mundo casi orwelliano, donde reside la verdadera naturaleza del triunfo del film está en el tono que sabe imprimir al conjunto. La carga contra todos los elementos injustos y represores del sistema es contundente y no deja títere con cabeza. Desde la insolidaridad obrera, hasta la patronal, pasando por la policía y la iglesia, todos quedan retratados de forma tierna, cierto, pero con un tamiz constante de acidez que a veces invita más a llorar que a la risa propiamente dicha. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En esta sabia combinación de tristeza y alegría, de resignación y de lucha, de comedia y de drama, es de donde se saca el definitivo paisaje argumental del film. Chaplin no es un revolucionario al uso, no está invitando a las masas a rebelarse. Si acaso, lo que hay es una meditación casi estoica sobre el estado de las cosas, una visión schopenhaueriana sobre la capacidad individual, a través de la voluntad, de cambiar tu propia situación y la de los más próximos. Una invitación a un restaurante donde se sirve la comida a los invitados, a la audiencia, pero que deja al libre albedrío lo que uno quiere y como lo quiere comer.
Nos hallamos pues ante un film denuncia, sí, pero también ante un ejemplo de cómo poner los recursos técnicos y estilísticos al servicio del mensaje, y no a la inversa. Un ejemplo del que deberían tomar nota, por un lado, cineastas como Loach o Aranoa que creen que el contenido lo es todo sin importar en demasía como lo hacen; y por otro toda esa pléyade de críticos que denostan el género apoyándose en ejemplos cuidadosa y sesgadamente escogidos. Y es que en el fondo Tiempos Modernos consigue lo que a toda obra de arte debe aspirar, que no es otra cosa que trascender más allá del tiempo, más allá de la emoción, y fundir continente y contenido.
Nos hallamos pues ante un film denuncia, sí, pero también ante un ejemplo de cómo poner los recursos técnicos y estilísticos al servicio del mensaje, y no a la inversa. Un ejemplo del que deberían tomar nota, por un lado, cineastas como Loach o Aranoa que creen que el contenido lo es todo sin importar en demasía como lo hacen; y por otro toda esa pléyade de críticos que denostan el género apoyándose en ejemplos cuidadosa y sesgadamente escogidos. Y es que en el fondo Tiempos Modernos consigue lo que a toda obra de arte debe aspirar, que no es otra cosa que trascender más allá del tiempo, más allá de la emoción, y fundir continente y contenido.