Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!

Sobrevaloradísima comedia francesa, la aclamada ópera prima de Gallienne resulta, por de pronto, escasamente divertida. Uno busca entonces su pretendida profundidad en el complejo de Edipo -versión tiernopatética- y la búsqueda de identidad sexual del protagonista, pero apenas asoma algo hacia el final, cuando su original desenlace ni compensa -ni explica del todo- la sucesión de escenas tan particulares como confusas que durante 75 minutos han jugado al despiste y desviste con el espectador. Bien dirigida e intrepretada por Gallienne, "Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!" merece el aplauso como singular carta de presentación de un director a tener en cuenta en un futuro, pero la Academia de Cine francesa debería ir también al psicoanalista y hacerse mirar cómo encumbraron nada menos que con 5 premios César esta inverosímil historia basada en hechos reales, negándoselos a una de las películas más realistas, creíbles y maravillosas de los últimos tiempos: "La vida de Adèle". Eso sí que da risa.