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Bienvenidos a Marwen

Drama. Fantástico Film inspirado en el documental "Marwencol" (2010), que narraba la historia real de Mark Hogancamp, un hombre que tras sufrir un terrible asalto estuvo en coma nueve días, tras el cual se despertó con una amnesia completa. Su única terapia fue construir en su jardín unas maquetas con figuras de soldados de II Guerra Mundial... (FILMAFFINITY)
El refugio de la imaginación
Muchos aficionados jóvenes no lo imaginarán, pero en los años ochenta Robert Zemeckis era casi el amo de Hollywood. Ni franquicias de Marvel, ni nada. El hombre era Zemeckis y solo se le acercaba James Cameron con sus entregas de Terminator (Tim Burton acaso también, pero resultaba demasiado friki). Era un director todopoderoso, siempre al amparo de su amigo Spielberg, que dinamitaba taquillas con las tres entregas de Regreso al futuro y con una obra que abría nuevos caminos con su combinación de animación e intérpretes de carne y hueso, ¿Quién engañó a Roger Rabbit? En los noventa, además, coleccionó Oscars gracias a Forrest Gump. Sencillamente, durante más de una década fue el amo del cine comercial.

Un par de leves fracasos (Contact y Lo que la verdad esconde) bastaron para que Zemeckis se refugiase en una cierta experimentalidad (siempre dentro de los cánones: Zemeckis jamás será un outsider). Desde el año 2000 hasta hoy, solo ha rodado cinco películas y tres de ellas, Polar Express, Beowulf y Cuento de Navidad las filmó con el sistema de “Captura del Movimiento” (Motion Capture), que copia digitalmente imágenes reales para convertirlas en animadas.



Ahora, Zemeckis regresa con una película que tiene mucho de fantasía, pero también mucho de hondura dramática. Quienes le reprochaban que sus apuestas formales ahogaban la sensibilidad del relato encontrarán una buena fusión de ambos conceptos en Bienvenidos a Marwen, un sólido drama que canta al cobijo de la fantasía. Todo ello gracias a un sujeto que, tras permanecer nueve días en coma tras recibir una terrible paliza, despierta amnésico, sin recordar nada sobre sí mismo. Su refugio será la construcción de un gigantesco diorama con maquetas sobre la II Guerra Mundial que llenará de muñecos con su propio rostro, el de sus amigos e incluso el de sus atacantes, títeres a los que la película dará vida gracias a un innegable virtuosismo digital, un universo en miniatura en el que Zemeckis volcará una leve metáfora sobre la realidad estadounidense.

Zemeckis cae a menudo en la sensiblería, por supuesto. Si no, no sería Zemeckis. Pero, pese a que la crítica estadounidense ha sido muy dura con la película, alcanza a dotar de cierta potencia a su cámara, y se esfuerza en contrastar los vívidos colores digitales del universo fantástico con una pálida fotografía que retrata la vida real del protagonista.

Entre todo ello, Steve Carell entrega otro trabajo impecable. Desde su revelación como actor dramático en Foxcatcher, no ha dejado de ofrecer interpretaciones tan sólidas como medidas. Carrell fija en la pantalla el desamparo de su personaje apoyado en una asumida simplicidad gestual. Magnífico.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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