Haz click aquí para copiar la URL

Infiltrado en Miami

Acción. Comedia Cuando un amigo suyo de la infancia es asesinado en Miami, Baaba se muda a la ciudad de Florida y forma equipo con un policía local para intentar atrapar a los criminales responsables de la muerte de su amigo. (FILMAFFINITY)
La sonrisa de Omar Sy
Desconocemos los designios laborales que habrán llevado a un director como Rachid Bouchareb a hacerse cargo de "Infiltrado en Miami", una película tan comercial como impersonal, tan anodina como insustancial. Bouchareb es un cineasta poco conocido en España (sus películas se han estrenado con cuentagotas), pero acumula una estupenda filmografía, abundante en películas sólidas y especialmente airadas, en muchas ocasiones envueltas en el formato del cine de género. En 2007 ganó un César como guionista por su libreto de la excelente "Indígenas", un durísimo retrato de cuatro amigos argelinos alistados en el ejército francés en la Segunda Guerra Mundial, y su película "London River" obtuvo en 2009 una mención especial por parte del Jurado Ecuménico en el Festival de Berlín, un emotivo filme que seguía los pasos de una mujer inglesa y un africano musulmán en la búsqueda de sus hijos tras los atentados de Londres de 2005. Y en su carrera brillan filmes de la potencia creativa de "Cheb", "Little Senegal" y "Fuera de la ley".

Ahora, Bouchareb se pone a las órdenes de Omar Sy (en un ejemplo de director claramente supeditado a la figura de una estrella) en una "buddy movie" en toda regla, en su vertiente de comedia policíaca, donde Sy forma pareja con el siempre estimulante Luis Guzmán. La cosa es que Omar Sy es un policía de Belleville, simpático como él solo, un tipo encantador, que quiere vivir en su barrio de toda la vida para estar junto a su madre, aunque también se pelea un poco con su novia porque esta quiere habitar más lejos de su suegra. Pero, a raíz del asesinato de un amigo de la infancia, se traslada a Miami para dar con los responsables… con mamá en brazos, claro, que no es cuestión de dejarla sola.



Sy, todo gracejo y jovialidad, y Guzmán, arisco y enfurruñado, pero finalmente majete, formarán pareja entre risas, anécdotas y algunos pequeños dramas. El recuerdo de terroríficas películas ochenteras como "Arma letal", "Tango y Cash" e incluso "Superdetective en Hollywood", así como el de otros poco ilustres referentes de los noventa como "Hora punta" recorre todo el metraje.

Despersonalizado y apático tras la cámara, el guion del propio Bouchareb acumula trazo grueso en la definición de los personajes, juega sin pudor con los más adocenados lugares comunes y se aferra a los patrones más arcaicos del género. Inaudito en un cineasta que ha mostrado tanta hondura narrativa en sus anteriores obras. Al lado de "Infiltrado en Miami", podría decirse que el libreto de "Arma letal" parece haber sido escrito por Godard. Lo peor es que la película renuncia a jugar a fondo su única posible carta ganadora: apostar por el 'burlesque' y lanzarse a fondo a un tono de desfachatez e insolencia. La función avanza entre intrascendencias, gags de medio pelo e inverosimilitudes sin cuento: ¡ahí es nada que un avión surque los cielos de Miami anunciando con una pancarta una fiesta francesa en una discoteca… en la que estará presente como DJ uno de los malvadísimos que buscan ambos agentes!



Y entre el disparate, como un Eddie Murphy redivivo, reina Omar Sy. Todo sonrisas (más parece disfrutar de unas vacaciones que entregarse a vengar a un amigo asesinado), hace frente a las admoniciones de su madre (un personaje que llega a ser tan enojoso como acartonado), liga un poco, pero no tanto, ya que es fiel a su novia y dice chistes aunque esté en peligro, entregado a todo un repertorio de muecas, morisquetas y aspavientos. Lo que ocurre es que Omar Sy no es un mal actor, sino todo lo contrario (aunque, bien por iniciativa propia, bien por falta de ofertas, participe en constantes naderías cinematográficas), y puede permitirse una interpretación desaforada sin caer en el ridículo. Su trabajo logra una casi inevitable simpatía hacia su personaje, cuando su estrategia interpretativa debería conseguir todo lo contrario. Quizá se llame carisma…

Sí, definitivamente, resulta todo un enigma irresoluble saber qué hace Roachid Bouchareb en el guión y la dirección de semejante dislate…
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
arrow