
"Point Black: Cuenta atrás" es un remake de "A bout portant" de Fred Cavayé. Un thriller competente, tampoco especialmente brillante en realidad, pero con una premisa muy potente que daba pie a ser explotada. Y así fue, hasta el punto de que incluso Corea del Sur se fijó en ella para sacar adelante "The Target" (2014) y ahora le tocaba el turno a la versión americana. Una que ha dirigido Joe Lynch con el gancho de tener a dos de las estrellas del MCU como protagonistas: Frank Grillo y Anthony Mackie. El resultado es el esperado: una película innecesaria, que trata de sobreescribir el material original y modernizarlo sin darse cuenta de que por el camino se han dejado aquello que lo hacía relevante.
La premisa es muy sencilla: un asesino llamado Abe (Grillo) es golpeado por un coche en plena huida y termina en un hospital en el que trabaja Paul (Mackie). Haciendo su guardia, este último entra en la habitación del paciente y es atacado por una persona, lo que le mete en una situación peliaguda cuando es extorsionado para sacar del hospital a Abe. De lo contrario, su mujer embarazada morirá. Se forma así una relación particular entre ambos personajes, cada uno con sus motivaciones, pero con un objetivo común: defender a los suyos.

Lo que llamaba la atención en el film original era su tono, cercano y seco, más típico de un drama europeo que de un thriller con típicos mimbres hollywoodienses. Lo que aquí son caricias ahí eran tortazos a mano abierta, los roles estaban bien elegidos porque la película en el fondo no hablaba sobre un criminal y un hombre bueno atrapado en un lugar que no se ha buscado, sino que tenía un mensaje más profundo. Hablaba sobre Francia y su situación social, sobre los prejuicios, y construía una relación rica entre sus protagonistas. Nada de eso existe en este remake distribuido por Netflix (¡sorpresa, una nadería más en su catálogo!): la forma en la que ven obligados a colaborar es precipitada y la subversión de ciertos roles resulta, como poco, vaga.
"Point Black" de Joe Lynch sólo añade al film de Cavayé una pléyade de clichés made in Hollywood, una relectura pobre y simplista de los temas de la obra original y una narrativa tosca y desganada. Lo que en el film de 2010 era sucio, cortante, incluso agrio, aquí parece haber sido amaestrado en favor del espectáculo. Una pena, porque cabía esperar algo mejor que lo que ha resultado ser esta "Point Black", un film mediocre con el que sí, se echa el rato, pero Netflix habría ahorrado dinero comprando la película original y estrenándola en su catálogo. No sólo era mejor, sino que incluso en 2019 sigue siendo más relevante que esta previsible, pobre y desganada buddy movie de saldo.
