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Men in Black: International

Ciencia ficción. Acción. Comedia Los Hombres de Negro siempre han protegido la Tierra de la escoria del universo. En esta nueva aventura, se enfrentarán a su mayor amenaza hasta la fecha: un topo en la organización MIB. Adaptación cinematográfica de los cómics de Lowell Cunningham (FILMAFFINITY)
Gigantismo comercial
En 1997, "Men in Black (Hombres de Negro)" dinamitaba las pantallas de cine de todo el planeta gracias a la inspiración del productor Walter F. Parkes, quien años antes había comprado los derechos del cómic homónimo, conocido casi únicamente por los muy aficionados al género, escrito por Lowell Cunningham. En 2002 y 2012 se estrenarían otras dos entregas para dar forma a una trilogía que recaudó más de 1600 millones de dólares en todo el mundo. La primera película de la franquicia basaba buena parte de su eficacia en su desenvoltura formal y en cierto grado de descaro, características poco habituales en una película de alto presupuesto (un gag como el que mostraba a Will Smith arrastrando una mesa de cristal a la espera de una reunión, produciendo un chirrido infernal, no tenía apenas cabida, en su momento, en una película de esas características).

El retorno de los Hombres de Negro ha tardado siete años y de los primeros nombres del equipo original ya solo quedan el productor Parkes y el músico Danny Elfman (a quien alguien debería rogar que se tomase un tiempo de descanso o que, al menos, no se autoimitase con tanta insistencia).



Como casi todo producto 'mainstream' concebido para un amplísimo segmento de espectadores, "MIB: International" tiene cosas buenas y cosas malas. Pero tiene una muy buena: se deja de zarandajas. Ofrece espectáculo, utiliza la dosis justa de desparpajo y no pretende ser más de lo que es; comienza deprisa, activa sus bazas sin contemplaciones y finaliza por todo lo alto. Bien es verdad que, entre las muy malas, hay que tragar con algunos gags de baja estofa (incluyendo uno bastante bochornoso, en el que a costa del físico de Chris Hemsworth se entabla un chiste sobre el sexo con alienígenas) y con una puesta en escena robótica, que asume su vulgaridad, que no se aparta un ápice de lo normativamente establecido. Todas las secuencias de lucha protagonizadas por Chris Hemsworth son intercambiables, por planificación y montaje, con las que cualquier otra superproducción. El director F. Gary Gray, que se mostró como un buen cineasta en "Negociador", ha ido perdiendo mirada propia película tras película.

"MIB: International" comienza con un buen prólogo desarrollado en lo alto de la Torre Eiffel, en el que un por entonces novato Hemsworth y el jefe en el Reino Unido de la agencia de los Hombres de Negro, Liam Neeson, libran una divertida batalla contra los alienígenas, y en el que la película hará uno de sus primeros alardes de desfachatez: Eiffel fue nada menos que un MIB, el agente E, encargado, además, de ayudar a la integración de una oleada de refugiados intergalácticos.

Desde ahí, la trama unirá los pasos de M, una agente novata que vio cuando era niña a los Hombres de Negro, a escondidas, por lo que su mente no fue borrada, y de H, un agente sobrado de talento, pero juerguista y desobediente. Cabe decir que se antojaba complicado el relevo de la pareja formada por Will Smith y Tommy Lee Jones que tanta prestancia dio a las tres primeras películas (homenajeada en un bonito lienzo en uno de los pocos momentos en que la película no juega al gigantismo y deja entrar en sus imágenes un poco de emotividad). Pero también se debe reconocer que Tessa Thompson y Chris Hemsworth (reunidos después de "Thor: Ragnarok") se enlazan en la pantalla con inusitada soltura y que aportan a sus personajes el grado justo de insolencia y de carisma. Thompson es una buena actriz que deja entrever un sorprendente 'timing' para la comedia y a Hemsworth, un emblema de limitación de recursos interpretativos, le basta con su imponente presencia y con una notable capacidad para reírse de sí mismo para hacerse con su personaje. En el reparto reaparece, aunque bien hubiera podido estar ausente dado su inexistente peso argumental, Emma Thompson, la agente O, ahora jefa de la división estadounidense, y también está presente una divertida Rebeca Ferguson como malvada alienígena con tres brazos.



La estrategia de "MIB: International" está clara: desde los primeros minutos, la película se embarca en un arco narrativo que parece no querer tener descanso. La trama sube y se acelera según pasan las secuencias, en un crescendo que en ocasiones es divertido y en otras, un tanto abrumador. Los vaivenes del relato, junto con el efectismo de las imágenes, suponen a veces un regodeo y, a veces, un agotador totum revolutum que resulta extenuante. Es el signo de los tiempos. Esto es el cine comercial del nuevo siglo (y de parte de la última década del anterior) y no parece que tenga intención alguna de cambiar. Pero quizá no se le deba pedir nada más que diversión a "MIB: International".

De modo que este reencuentro con los Hombres de Negro (ahora Hombres y Mujeres de Negro, como señala el agente H) merece un tanto la pena porque sus responsables han mostrado respeto frente a las películas anteriores y porque, además, parece inaugurar lo que pudiera ser una nueva franquicia con la presencia femenina de Tessa Thompson. Pero se echa de menos la pequeña ingenuidad de la primera entrega (en un cine poco inocente como el de los noventa) y su aire de modestia cinematográfica, casi de producto de media altura que se encontró con un éxito inesperado.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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