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Próxima

Drama Sarah es una astronauta francesa que se entrena en la Agencia Espacial Europea en Colonia. Es la única mujer dentro del exigente programa. Vive sola con Stella, su hija de siete años. Sarah se siente culpable por no poder pasar más tiempo con la niña. Su amor es abrumador, inquietante. Cuando Sarah es elegida para formar parte de la tripulación de una misión espacial de un año de duración llamada Proxima, se produce un distanciamiento ... [+]
Conciliación espacial
Sarah es una astronauta que se prepara para participar en una misión espacial. Aunque también es una persona, una mujer y una madre. De manera que, mientras aborda las pruebas físicas necesarias para su trabajo galáctico, también ha de dedicar tiempo al cuidado de su hija pequeña. Como tantos millones de mujeres que han de conciliar su vida laborar y su vida personal.

Quedan muy claras las intenciones de la francesa Alice Winocour en su tercera película, tras las magníficas "Augustine" y "Disorder: El protector". "Próxima" es un delicado y certero retrato del amor maternofilial. Y se convierte desde su inicio en una obra que hace del feminismo uno de sus motores. Del feminismo militante y comprometido que opera sin alzar la voz, lo que se plasma en sus excelentes títulos de crédito, que rinden homenaje a muchos de los referentes femeninos que consiguieron acceder a sus objetivos o metas profesionales, en apariencia inalcanzables por el hecho, cómo no, de ser mujeres, gracias a su tesón, a su firmeza y a su afán por romper las barreras en las que las constreñía un mundo masculino y heteropatriarcal.



El gran acierto de "Próxima" recae en otorgar al personaje protagonista un trabajo peligroso y que para casi todo mortal resulta remoto. Así, puede dejar caer una poderosa metáfora que une lo terrenal y lo sideral, y que define con suma precisión la ansiedad de una mujer que, incluso más allá de la muy dificultosa búsqueda de la conciliación personal, familiar y laboral, ha de enfrentarse con la angustia que le provoca la separación temprana de su hija. Sarah, por otra parte, se mueve en un entorno eminentemente masculino es su estación espacial. Porque no es lo mismo ser un astronauta que ser una astronauta. Y no es un ámbito tan distinto del que afrontan, todos los días, la mayoría de las mujeres trabajadoras. Un dominio que no contempla las necesidades femeninas, que se muestra despectivo o condescendiente a partes iguales y que dista mucho de valorar justamente su trabajo.

De tal modo que "Próxima" se lanza a retratar una historia reivindicativa y militante que también es una historia de amor, la que vive entre una madre y su hija. Si alardes, sin artificios y sin imágenes operísticas o espectaculares. Desde la simplicidad expresiva consigue un aluvión de emotividad. Y desde la historia de Sarah y su retoño logra englobar a todas las madres que han de decidir entre su maternidad y su trabajo, entre romper su apuesta personal de crecimiento o romper su apuesta laboral que también significaría un desarrollo personal ("Todavía es un tabú dejar de criar a un hijo durante un año para cumplir un sueño", ha asegurado la actriz Eva Green). Mujeres que viven atadas a un impuesto sentimiento de culpa que dicta su validez como mujer únicamente en relación con su papel maternal. Mujeres que viven en un mundo de hombres, regido por hombres y diseñado para hombres. Quizá los mismos hombres que les exigen ser las abnegadas madres de sus hijos. Hombres, en fin, afianzados en su masculinidad y exigentes ante la obligación de la feminidad ajena. Tiene muchos nombres, pero machismo es uno de ellos.



La película mide su apuesta con prudencia. Y no carga las tintas ni cae en el panfleto. Deja que los personajes actúen y que el espectador los valore. Y en sus actos, en sus sentimientos, vive el afán de superación a menudo constreñido por el contexto social. Las imágenes de Winocour escapan de todo amaneramiento y, en especial, de toda hipérbole. Son imágenes concretas y veraces, de férrea construcción visual, las emociones surgen desde dentro, nunca impuestas por la mirada o la intervención de la directora.

El empeño de Alice Winocour se revela, así, tan audaz como esforzado. Tan incisivo como urgente. Y he aquí que una película camuflada en un envoltorio de cine de género alza la voz y dice basta. Y exige del espectador un compromiso moral.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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