El libro de Bret Easton Ellis llego a la gran pantalla con un puñado de buenas ideas y otro de carencias e inverosimilitudes que hacen que el resultado final sea un tanto agridulce.
Sin duda, uno de los puntos fuertes son las interpretaciones, no solo por el trastornado y apático protagonista encarnado por un magistral Christian Bale (en su línea), si no también por los secundarios que le acompañan, resolutivos y eficaces sin llegar a empañar al verdadero personaje de la película.
Toda la protagonista se centra en la mente de un asesino, en este caso muy atípico, perteneciente a una clase social muy alta con una vida más que resuelta en un estrato que queda evidenciado durante toda la película, a modo de crítica ácida (siendo éste otro de sus puntos destacables).
Todo lo que resulta de la película es tan confuso como su curiosa estructura, dándonos pinceladas de locura durante toda ella pero explotando en un clímax un tanto exagerado al final de la proyección. Es este clímax inesperado y un tanto descabezado lo que resta algunos puntos a la cinta, gustando a todos aquellos que no quieran una aclaración y defraudando a todos aquellos que esperen un porqué de lo que están viendo.

American Psycho, dentro de su propia locura, es un atípico thriller que tiene los suficientes ingredientes como para encantar a unos pocos, pero no lo suficientemente sabrosos como para entusiasmar a una gran masa.