Danny Boyle suele ofrecer trabajos interesantes en su heterogénea carrera. Al igual que otros grandes directores como Stanley Kubrick o Alejandro Amenábar, cada una de sus películas no tiene absolutamente nada que ver con las otras, salvo en el talento.
Trance es un thriller de robos muy atípico, en el que entra en juego el fascinante mundo de la hipnología como herramienta para recuperar la memoria y encontrar el botín perdido, en este caso un cuadro de Goya.
Boyle es un tipo rarito al que le gusta hacer experimentos visuales extraños. No llega tan lejos como por ejemplo David Lynch, lo cual es de agradecer pues al creador de "Twin Peaks" se le va tanto la olla que no hay quien entienda sus historias. Danny Boyle es un poco parecido, pero no se pasa de la raya tanto como para que el espectador no se entere de nada.
Al contrario, su curiosísimo lenguaje visual le viene como anillo al dedo a esta historia, y refuerza muy bien lo que está contando.
La trama, muy confusa y llena de giros, no es apta para verla con sueño o sin prestar mucha atención. Con todo, es de esas películas repletas de trampas pero en las que al final todo encaja como un puzzle perfectamente hecho.
Los actores están bien. Tenemos a James McAvoy de protagonista desmemoriado y al afortunadísimo esposo de Monica Bellucci como jefe de la banda. Pero quien destaca (en todos los sentidos) y la que lleva el peso de la historia es la bella Rosario Dawson.
Lo mejor son las recreaciones de los trances hipnóticos y como se juega con el espectador hasta el mismísimo final.
Otro título interesante más en la carrera de Danny Boyle.