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Comedy. Musical. Romance
Steffi and Bob are married, rich, liberal and socially committed. Steffi was married to Joe, a guy unlucky with women, with whom she had a slightly unstable daughter. Bob has a conservative son, a daughter who has endangered her marriage on falling in love with a delinquent and another two teenage daughters who fight over multi-millionnaire men. They all put their feelings to music in New York, Paris and Venice.
Language of the review:
- es
January 7, 2012
17 of 18 users found this review helpful
Largometraje nº 27 de Woody Allen (Brooklyn, NY, 1 de diciembre de 1935). El guión, escrito por W. Allen, desarrolla una comedia musical basada en un argumento original del autor. Se rueda a partir de septiembre de 1995 en escenarios reales de NY, Venecia y París, con un presupuesto de 20 millones de USD. Producida por Robert Greenhut para Miramax Films, Buena Vista Pictures, Magnolia Productions y Sweetland Films, se proyecta por primera vez en público el 6-XII-1996 (NYC, NY y L.A., CA).
La acción dramática se desarrolla en NYC (Central Park, Madison Avenue, Quinta Avenida…), Venecia (Gran Canal, Plaza de San Marcos, Museo Tintoretto…) y París (Montmatre, Plaza Vendome, Hotel Ritz…), a lo largo del otoño de 1995 y comienzos del invierno de 1995/96. Djana “DJ” Berlin (Lyonne), narradora del relato, es hija de Joe Berlin (Allen), escritor aburrido y tristón, que vive solo en París y pasa sus vacaciones en Venecia, y de Steffi Dandridge (Hawn), mujer liberal, solidaria y comprometida en la organización de un montón de actividades altruistas. Se separó de Joe hace años y se casó con Bob Dandridge (Alda), empresario que rige con éxito su propio negocio. Viven en Manhattan con DJ y los otros cuatro hijos: Skyler (Barrymore), joven, inexperta e inmadura; Scout (Haas), adolescente sumido en confusiones ideológicas; Lane (Hoffmann) y Laura (Portman), que aspiran a conquistar a hijos de familias multimillonarias. Joe, solitario e introvertido, echa de menos los años de convivencia con Steffi, de la que sigue enamorado. Bob es demócrata, liberal y antirrepublicano. Goza de una posición económica desahogada. DJ se enamora con extrema facilidad del último muchacho que conoce y se olvida del anterior.
El film compone una historia que se enmarca en el género de la comedia musical romántica. No es el único trabajo de W. Allen correspondiente a este género: pertenece al mismo “Acordes y desacuerdos” (1999). Algunos críticos equiparan con un musical la película “Días de radio” (1987), rodada 9 años antes que la que comentamos. La pasión del realizador por la música y su intensa melomanía explican que incluyera en su filmografía algunas obras musicales. Conviene señalar que lo hace con convicción y un apasionamiento que le lleva a filmar más de una hora y media de más de los números musicales, que acorta en parte o suprime para ajustar el metraje a poco más de 100 minutos, una duración relativamente elevada dentro de lo que es habitual en su obra. Enlaza los números musicales con la acción de manera que estos hacen avanzar el relato y se emplean para poner de manifiesto las emociones de los personajes. Evita las representaciones de los números de canciones y baile en escenarios teatrales o platós especiales. En aras de la naturalidad, los sitúa en la calle, junto al Sena o en locales de uso colectivo destinados a otros usos, como un restaurante o una joyería.
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La acción dramática se desarrolla en NYC (Central Park, Madison Avenue, Quinta Avenida…), Venecia (Gran Canal, Plaza de San Marcos, Museo Tintoretto…) y París (Montmatre, Plaza Vendome, Hotel Ritz…), a lo largo del otoño de 1995 y comienzos del invierno de 1995/96. Djana “DJ” Berlin (Lyonne), narradora del relato, es hija de Joe Berlin (Allen), escritor aburrido y tristón, que vive solo en París y pasa sus vacaciones en Venecia, y de Steffi Dandridge (Hawn), mujer liberal, solidaria y comprometida en la organización de un montón de actividades altruistas. Se separó de Joe hace años y se casó con Bob Dandridge (Alda), empresario que rige con éxito su propio negocio. Viven en Manhattan con DJ y los otros cuatro hijos: Skyler (Barrymore), joven, inexperta e inmadura; Scout (Haas), adolescente sumido en confusiones ideológicas; Lane (Hoffmann) y Laura (Portman), que aspiran a conquistar a hijos de familias multimillonarias. Joe, solitario e introvertido, echa de menos los años de convivencia con Steffi, de la que sigue enamorado. Bob es demócrata, liberal y antirrepublicano. Goza de una posición económica desahogada. DJ se enamora con extrema facilidad del último muchacho que conoce y se olvida del anterior.
El film compone una historia que se enmarca en el género de la comedia musical romántica. No es el único trabajo de W. Allen correspondiente a este género: pertenece al mismo “Acordes y desacuerdos” (1999). Algunos críticos equiparan con un musical la película “Días de radio” (1987), rodada 9 años antes que la que comentamos. La pasión del realizador por la música y su intensa melomanía explican que incluyera en su filmografía algunas obras musicales. Conviene señalar que lo hace con convicción y un apasionamiento que le lleva a filmar más de una hora y media de más de los números musicales, que acorta en parte o suprime para ajustar el metraje a poco más de 100 minutos, una duración relativamente elevada dentro de lo que es habitual en su obra. Enlaza los números musicales con la acción de manera que estos hacen avanzar el relato y se emplean para poner de manifiesto las emociones de los personajes. Evita las representaciones de los números de canciones y baile en escenarios teatrales o platós especiales. En aras de la naturalidad, los sitúa en la calle, junto al Sena o en locales de uso colectivo destinados a otros usos, como un restaurante o una joyería.
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La narración cuenta con el apoyo de segmentos dramáticos que la dotan de consistencia y confieren al relato una entidad suficiente para que la historia tenga sentido y una adecuada complejidad. La obra resultante es una espléndida comedia romántica, suma de varias líneas argumentales, exentas de artificios innecesarios, de añadidos ostentosos y de resabios melosos, a los que Hollywood es tan aficionado. El discurso que se presenta es limpio, transparente, festivo, equilibrado y de una gran elegancia formal. Pese a la opción realista que informa la obra de Allen, en este caso permite algunas excepciones a la imaginación y la fantasía, sobre todo en la escena del baile junto al Sena. Los personajes principales están bien desarrollados y las interpretaciones del elenco de cabecera son convincentes.
El rodaje de esta película provoca tensiones en el equipo habitual de producción de Woody Allen a causa de recortes en diversas partidas. La situación se agrava en años posteriores con varios abandonos, que avanzan a causa de una disponibilidad presupuestaria en contracción. A partir del año 2000, el realizador trabaja con un equipo renovado y con unos presupuestos sensiblemente más modestos que los del último decenio.
El desbordante amor al cine del realizador y sus conocimientos del tema, se manifiestan a través de signos de simpatía y admiración dirigidos a los Hermanos Marx, Groucho Marx, las parejas de baile formadas por Ginger Rogers con Fred Astaire, Fred Astaire con Cyd Charisse, Fred Astaire con Rita Hayworth y, sobre todo, Gene Kelly con Leslie Caron (“Un americano en París”, 1951). El número de baile junto al Sena imita el baile de la pareja protagonista de “Un americano en París”. También dedica guiños de simpatía a las películas “Sonrisas y lágrimas” (Wise, 1965), “El loco del pelo rojo” (Minnelli, 1956) y otras.
La banda sonora, con arreglos musicales y orquestación de Dick Hyman, tiene como tema principal la canción “Everyone Says I Love You”, de Bert Kalmar y Harry Ruby, de la que el film toma el título. Añade “All My Life” (que canta Julia Roberts), “Looking At You”, de Cole Porter, y otras que conforman una excelente selección de temas americanos de los años 30 y 40. Son de Dick Hyman dos temas: “Recurrencia” y “Escenas venecianas”, que interpreta al piano el mismo Hyman. La gran orquesta que interviene cuenta con el concurso de más de 80 músicos. La fotografía, de Carlo Di Palma (“Días de radio”, “Alice”), en color y panavisión, compone imágenes de gran belleza plástica, con momentos culminantes como los paisajes urbanos de NY y París y las postales de NYC bajo la nieve. Los bailes y sus coreografías (a cargo de Graciela Daniele), se presentan bien filmados y montados impecablemente.
La película homenajea a las ciudades de NY, Venecia y París, al cine musical y al cine, a la música, al amor y los desamores que se curan con champaña en un santiamén y al humor que hace soportables los envites de la vida.
La narración cuenta con el apoyo de segmentos dramáticos que la dotan de consistencia y confieren al relato una entidad suficiente para que la historia tenga sentido y una adecuada complejidad. La obra resultante es una espléndida comedia romántica, suma de varias líneas argumentales, exentas de artificios innecesarios, de añadidos ostentosos y de resabios melosos, a los que Hollywood es tan aficionado. El discurso que se presenta es limpio, transparente, festivo, equilibrado y de una gran elegancia formal. Pese a la opción realista que informa la obra de Allen, en este caso permite algunas excepciones a la imaginación y la fantasía, sobre todo en la escena del baile junto al Sena. Los personajes principales están bien desarrollados y las interpretaciones del elenco de cabecera son convincentes.
El rodaje de esta película provoca tensiones en el equipo habitual de producción de Woody Allen a causa de recortes en diversas partidas. La situación se agrava en años posteriores con varios abandonos, que avanzan a causa de una disponibilidad presupuestaria en contracción. A partir del año 2000, el realizador trabaja con un equipo renovado y con unos presupuestos sensiblemente más modestos que los del último decenio.
El desbordante amor al cine del realizador y sus conocimientos del tema, se manifiestan a través de signos de simpatía y admiración dirigidos a los Hermanos Marx, Groucho Marx, las parejas de baile formadas por Ginger Rogers con Fred Astaire, Fred Astaire con Cyd Charisse, Fred Astaire con Rita Hayworth y, sobre todo, Gene Kelly con Leslie Caron (“Un americano en París”, 1951). El número de baile junto al Sena imita el baile de la pareja protagonista de “Un americano en París”. También dedica guiños de simpatía a las películas “Sonrisas y lágrimas” (Wise, 1965), “El loco del pelo rojo” (Minnelli, 1956) y otras.
La banda sonora, con arreglos musicales y orquestación de Dick Hyman, tiene como tema principal la canción “Everyone Says I Love You”, de Bert Kalmar y Harry Ruby, de la que el film toma el título. Añade “All My Life” (que canta Julia Roberts), “Looking At You”, de Cole Porter, y otras que conforman una excelente selección de temas americanos de los años 30 y 40. Son de Dick Hyman dos temas: “Recurrencia” y “Escenas venecianas”, que interpreta al piano el mismo Hyman. La gran orquesta que interviene cuenta con el concurso de más de 80 músicos. La fotografía, de Carlo Di Palma (“Días de radio”, “Alice”), en color y panavisión, compone imágenes de gran belleza plástica, con momentos culminantes como los paisajes urbanos de NY y París y las postales de NYC bajo la nieve. Los bailes y sus coreografías (a cargo de Graciela Daniele), se presentan bien filmados y montados impecablemente.
La película homenajea a las ciudades de NY, Venecia y París, al cine musical y al cine, a la música, al amor y los desamores que se curan con champaña en un santiamén y al humor que hace soportables los envites de la vida.