Volver a ver a esta película fue como entrar en un mar de sentimientos; sereno, a la vez que complicado, era imposible no emocionarse y no quedar con esa sensación de que ya no eres niño y no lo volverás a ser jamás. Para el momento que vi por primera vez esta película, (hace unos 9 años) todavía era un niño y no entendía la carga emocional que esta cinta tenía. Para mí, ese momento nunca iba a llegar y mi amor por las largas tardes de juego con mis juguetes nunca acabaría.

Sin duda alguna Toy Story ha marcado un home run con dos hombres en bases y el marcador abajo. Unkrich ha hecho un espléndido trabajo de dirección, transmitiendo a través de esta película todos los sentimientos que suponen este cambio de etapa.

Una magnífica producción y un excelente enfoque en la historia Buzz-Woody. Ahondando en la película, el argumento es fantástico, los personajes se encuentran en un profundo choque emocional dado por el hecho de que Andy, ya no es un niño y ahora necesitan conseguir un nuevo dueño, que sienta el mismo amor por ellos como lo sentía aquel.

Pixar ha dado una cátedra, ha demostrado la categoría que tienen sus producciones y su increíble precisión en la elaboración de clásicos (y que mejor clásico que Toy Story). La cinematográfica se ha enfrentado a un gran reto: las trilogías; mismas que han sido la guillotina de muchas grandes producciones que sucumbieron ante su exigencia, pero Pixar sí que supo hacer frente y salir airoso de la batalla. Muy pocas trilogías han triunfado, por lo general las vencedoras suelen ser super producciones con grandes intérpretes y que no llevan la etiqueta de *animaciones*.

Toy Story ha sido un proyecto ambicioso, (y cuando digo ambicioso me refiero a los increíbles 200 millones de dólares de presupuesto que supuso esta producción, más que las tres películas del Padrino juntas) pero su ambición ha sido proporcional a su éxito y calidad. Lee Unkrich, sí que ha puesto el listón alto a las demás cinematográficas que incursionan en este maravilloso mundo de las películas animadas. Sin contar el gigante detrás de todo esto: Disney, empresa que no deja de sorprender y esta vez dieron, como en muchísimas veces, en la diana de lleno.