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España España · Madrid
Críticas de Koonery
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Críticas 49
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
15 de junio de 2013
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Con el considerable retraso que se está produciendo en las etapas vitales del ser humano, la adolescencia y la madurez conviven durante cada vez más tiempo en un período que denominamos juventud. Se trata de una época de constantes cambios, en la que se produce una búsqueda introspectiva de la personalidad y que marca las bases que estarán presentes hasta el último día. El problema reside en que cada vez se estiran más y más sus límites, y que se posponen muchos acontecimientos clave.

En "Nuevos horizontes" se ilustran diversos episodios que torcerán el rumbo previsto por Lara (Aylin Tezel) y por quienes están a su alrededor, como Nora (Henrike von Kuick), amiga con la que mantiene una extraña relación, o su propia familia. Desde la falta de control sobre sí misma hasta el enfrentamiento con un embarazo no deseado, algunas de las secuencias llegan a recordar la dureza de "4 meses, 3 semanas, 2 días" (Cristian Mungiu, 2007), aunque sin la necesidad de recurrir a tanta sangre.

Observando detenidamente la conversación que mantiene Lara con sus padres, se puede percibir un planteamiento de que actualmente existen los mismos conflictos que hace veinte, cuarenta o sesenta años. Lo único que ha variado, y posiblemente ayude a la aparición de tantas patologías psicológicas, es la presencia de un mayor número de opciones para afrontar determinadas situaciones. Esto no quiere decir ni que el proceso de crecimiento sea más sencillo ni más complicado, sino simplemente que es diferente, poniendo en duda la conocida premisa de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Koonery
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6
13 de junio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque los años de la RDA empiecen a quedar cada vez más lejos, ilustrados por las polvorientas enciclopedias y los desfasados atlas que quedan en algunas estanterías, no hace tanto tiempo de aquella nación impermeable de la que nadie podía escapar. El control político y social, tan intenso que sobrepasaba la paranoia, suponía un desgaste entre los más desfavorecidos que les conducía a situaciones moralmente complejas.

En este contexto tan duro, el principal objetivo es el de emigrar a occidente, y es aquí donde entra en juego la traición a los valores personales. ¿Hasta dónde seríamos capaces de llegar para conseguir nuestros objetivos? ¿Merece la pena el sacrificio, cuando ni siquiera la ley del más fuerte garantiza la supervivencia?

En "Costa Esperanza" no se juzgan estas cuestiones, sino que se plantean de múltiples formas. Resulta imposible posicionarse sobre los caminos que en cada momento atraviesa cada uno de los personajes. El conflicto interno, presente en toda la obra, trata de compensar los actos menos nobles mediante pequeñas acciones que calmen la mala conciencia. Al final de la locura persecutoria fomentada por la Stasi solo queda la decadencia moral que condujo a la caída del Muro de Berlín.
Koonery
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8
13 de junio de 2013
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque cueste admitirlo, socialmente existen ciertos temas sobre los que está prohibido, o muy mal visto, pronunciarse. Por ello, en esos casos el pensamiento queda condicionado, cohibido, conduciendo la opinión hacia una espiral del silencio de la que nadie debería salir. Uno de estos tabúes es el del Holocausto. Sin ir más lejos, el diario El País suspendió hace unos años una campaña publicitaria del director Nacho Vigalondo por bromear sobre este asunto.

En "Hannah Arendt", la Solución Final es abordada sin tapujos mediante la interpretación del juicio a Adolf Eichmann en la ciudad de Jerusalén. El artículo que publica esta intelectual judía nada a contracorriente de lo que es considerado como políticamente correcto, a pesar de que lo único que hace es abrir una puerta a la reflexión. Porque, ¿hasta qué punto fueron responsables aquellos que colaboraron con el genocidio, cuando lo único que hicieron fue cumplir con la ley vigente en ese momento? ¿O acaso también se debería culpar a aquellos judíos que colaboraron, con la esperanza de salvar sus vidas? La conclusión a la que llega Hannah Arendt es clara: Eichmann es culpable, pero porque su mayor delito fue el de no pensar.

Con esta atrevida obra, Margarethe von Trotta vuelve a tratar los años del nazismo y las consecuencias que ha tenido en la sociedad alemana, como ya hizo anteriormente con "La calle de las rosas" (2003) o "La promesa" (1994). La directora ha declarado en el 15º Festival de Cine Alemán que su primera intención fue la de abordar toda la vida de Hannah Arendt, pero que descartó esta posibilidad debido a que no hubiese podido profundizar en ningún aspecto. Finalmente decidió centrarse en estos cuatro años tan importantes, que resumen la esencia de su forma de ser. De hecho, el mayor reto fue el de mostrar al mismo tiempo la frialdad que mostraba profesionalmente y la calidez con las personas que la rodeaban.

Von Trotta cree, además, que si la película ha tenido tanto éxito en su país de origen es debido a que la gente puede sentirse identificada con el caso, ya que actualmente se está dejando a un lado el pensamiento, el cual está siendo secuestrado. Citando a la filósofa sobre la que trata esta biografía, lo más importante es pensar por uno mismo, sin nada a lo que agarrarse.
Koonery
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7
18 de abril de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La adaptación al cine de una obra literaria de éxito conlleva una inevitable comparación con su versión original. Y si estamos hablando de un libro que marcó a una generación y que ayudó a que se produjese un cambio en la mentalidad social, esto debe ocurrir aunque hayan pasado más de cincuenta años desde su publicación.

"En el camino" ("On the road", 1957) narra los diversos viajes que hicieron Jack Kerouac y sus amigos entre 1947 y 1950, recorriendo Estados Unidos y México. Más que un diario, este texto describe un modo de vida diferente al establecido, en el que prevalecen valores como la libertad y la felicidad frente a otros como la estabilidad económica. La película coincide en ello, pero de manera contraria, mostrando un punto de vista un tanto crítico con ese espíritu. En lugar de animar al espectador a dejar todo atrás y tomar las riendas de su vida, incide más en las consecuencias negativas que conllevaría una decisión tan "irresponsable".

Lo que sí conserva "On the road" es el ritmo frenético e improvisado de la narración. Pese a que el guion no presenta ningún objetivo dramático concreto, consigue captar la atención con cada anécdota durante más de dos horas. Y aunque el fin del viaje sea abrupto y poco concreto, el relato guarda el equilibrio necesario para que nadie se baje en marcha de la proyección, ni se arrepienta de haber compartido asiento con estos jóvenes.
Koonery
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4
27 de marzo de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos guste o no, Pedro Almodóvar ocupa y siempre ocupará un lugar reservado en la vitrina de la historia del cine español. Con el tiempo se ha convertido, o mejor dicho, ha sido convertido en icono y referente de un modo un tanto extraño de mirar a través de la cámara, tanto desde la silla de director como desde la de guionista. Sobrevalorado en ocasiones e infravalorado en otras, su obra no suele dejar indiferente a nadie. Pero mantener el listón es complicado, como les ha podido pasar en algún momento a otros grandes como Woody Allen, Steven Spielberg o Lars von Trier. Cada nueva entrega de su filmografía es esperada con expectación, y más cuando supone una vuelta al género que mayores éxitos le ha dado: la comedia.

En "Los amantes pasajeros" se emplea un humor ligeramente influenciado por los programas de televisión "La Hora Chanante" y "Muchachada Nui", en los que el propio Carlos Areces participaba. Esto puede considerarse como una apuesta muy arriesgada, ya que es un estilo que ha levantado tantas pasiones favorables como contrarias. A diferencia de estos precedentes, las situaciones absurdas propuestas no son para nada brillantes, llegando incluso a rozar la vergüenza en determinados gags.

Los numerosos rostros conocidos consiguen que el casting se parezca más a una pasarela de modelos que de actores, de los que el cineasta no logra exprimir todo su potencial. Algunas de estas apariciones hacen que ciertas secuencias parezcan haber sido incluidas a posteriori, completamente desligadas de su propio contexto fílmico. Entre las peores interpretaciones destacan la de Hugo Silva, la de Miguel Ángel Silvestre y, por qué no decirlo, la de Paz Vega. El pequeño cameo de Antonio Banderas y de Penélope Cruz es tan breve como prescindible.

Ambientada en una España de corrupción, estafa e impunidad política, cabe preguntarse si "Los amantes pasajeros" no forma parte del mismo problema, evidentemente a otro nivel y dimensión. Al igual que en el caso de los aeropuertos sin aviones, la frustración e impotencia hacia un Pedro Almodóvar que lleva años prometiendo volver, pero que nunca vuelve del todo, son sentimientos inevitables. Y al igual que ocurre con las urnas en el tema político, la taquilla es el único castigo que el espectador puede y debe realizar cuando no quede satisfecho.
Koonery
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