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Críticas de Francisco Javier
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Críticas 9
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
16 de febrero de 2024
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Esta obra primeriza de Sara Blaßkiewitz tiene el mérito de abrir un nuevo capítulo en el proceso de la integración sociocultural y el entendimiento interracial en un país con gran número de inmigrantes asiáticos (turcos) y africanos. La película, no estrenada oficialmente en España, se ha proyectado en el '16 Ciclo de Cine alemán del siglo XXI' que promueven la Universidad de Zaragoza, el Goethe Institut y la Asociación Aragonesa de Germanistas y Profesores de Alemán.
Es una ocasión inmejorable para abrirse a las cinematografías donde predominan el sentido artístico y los valores humanistas sobre los intereses puramente económicos, lícitos y lógicos, pero que no contribuyen a la comprensión de problemas cada vez más acuciantes en los países desarrollados, desde una base de autenticidad, ajena al mero espectáculo.
Que la Universidad se sume a esta realidad conflictiva, es un buen síntoma.
La realización resulta irregular -se trata de una opera prima- con algunos personajes sin relieve, particularmente los autóctonos, los varones alemanes, siendo más expresivas las dos coprotagonistas femeninas de origen africano, Anne Haug y Lorna Ishema.
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Francisco Javier
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8
17 de mayo de 2023
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primer impulso es continuar con la oda de Fray Luis de León al músico Salinas.
Pero vamos a hablar de cine y de la película 'La hija eterna'.
Fue titulado como está este comentario porque es la primera reflexión que me ha suscitado la obra de Joanna Hogg.
He leído críticas que la tachan de lenta, de incomprensible, de insustancial… y la acusan de carecer de tensión narrativa.
Ciertamente es un contraste con el mundo atropellado en que vivimos, incluso cinematográficamente.
No hay conflicto, aparentemente, no hay detectives de piel oscura con gabardina blanca y gafas de sol en plena noche, no hay superhéroes sobrevolando los espacios siderales, no hay presuntos cómicos diciendo bobadas sin cuento y haciendo reír con chistes bordes, no hay muchos de los ingredientes que pueblan las carteleras y las plataformas del mundo contemporáneo.
Lo que hay en ‘La hija eterna’ es serenidad, emociones profundas, reconstrucción de un pasado, recreación en los afectos, tristeza por las pérdidas y sobre todo ello una música espléndida, una banda sonora que en parte se apoya en Béla Bartók, ahí es nada.
No cuento el argumento porque la película supera a su propia trama, de manera que sobra cualquier spoiler. Tampoco comento sus excelencias constructivas, escenográficas e interpretativas. Ni su magia simbólica.
Solo añadiré que salí de la sala maravillado y completamente sosegado.
Francisco Javier
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7
3 de octubre de 2022
28 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leo las siete críticas publicadas hasta ahora en esta página y veo que todas ellas inciden en el contenido psicológico, fisiológico y social del argumento. He acudido a verla porque hace años una buena amiga psicóloga, que trabaja con discapacitados, me habló del tema de la satisfacción sexual de las personas discapacitadas y me quedé con la copla. De manera que comparto la mayor parte de las opiniones que se expresan en los comentarios que he leído, aunque hay un aspecto en la única crítica que puntúa por bajo (un 2) en el que convendría profundizar cuando se refiere a los vínculos emocionales que puede despertar y desarrollar una relación sexual. En ningún otro lugar de las críticas publicadas hasta hoy se alude al tema, para mí importante.

Sin embargo, la aportación que deseo hacer, respetando todas las opiniones emitidas, se refiere a los elementos visuales de la película. Aproximadamente, el 70% de los planos se desarrollan en una situación de quietud, analítica, reflexiva, incluso contemplativa, también durante el sueño de la protagonista. Hasta la primera secuencia es de este tipo. Resultarían mucho más coherentes si se hubieran filmado a cámara fija, mediante el uso del trípode o de cualquier otro soporte estable. Pero una vez más se recurre a ese recurso fácil de la que yo llamo ‘cámara oscilante’ (ya la censuré en la aclamada primicia 'Verano 1993', con abundantes escenas de quietud, de serenidad contemplativa), lo cual resta sosiego al espectador (bastante inquietud puede provocarle la trama de la cinta aquí comentada), e incluso impide leer el contenido de algunos de los mensajes que aparecen en el móvil de la protagonista.

Evidentemente, esto no resta interés al argumento, pero sí distorsiona la atención del espectador en esa serie de planos donde la quietud sería un aliciente más. Diría que hasta necesario, al menos conveniente.

Tampoco leo casi ninguna alusión a la banda sonora, que me parece un acierto en términos generales. Particularmente interesante es la referencia a la suite de Igor Stravinski que da título a la película y de la que se escuchan algunos fragmentos, sobre todo al final.

Gran acierto el de la banda sonora, pero gran desacierto el de la ‘cámara oscilante’ en plan reporteril, por cómoda que sea, en gran parte de la película.
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Francisco Javier
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8
26 de agosto de 2019
68 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva película de Paco Plaza inició su gira de preestreno en los cines Aragonia, de Zaragoza, la pasada semana. Rompiendo su trayectoria anterior orientada al terror, el director se apunta a la línea tremendista marcada por producciones como ‘Celda 211’, ‘El niño’, de Daniel Monzón ambas, o ‘La isla mínima’, de Alberto Rodríguez, para plantear un drama basado en tres elementos clave: un geriátrico, el narcotráfico y la cárcel.

Sobre un buen guión de Juan Galiñanes y Jorge Guerricaechevarría, se desarrolla una trama externa ágil y evidente, ensamblada con una trama interna más oscura y de gran peso psicológico. El meollo de la película está más en la segunda que en la primera, aunque esta, desarrollada con gran dinamismo, mantiene la atención y provoca la tensión del espectador. Entre los varios aciertos de la producción destaca el quinteto protagonista compuesto por cuatro hombres y una mujer. El papel de María Vázquez es subsidiario, aunque adquiere tintes de grandeza al final. El cuarteto masculino está capitaneado por Luis Tosar, cuya categoría artística está fuera de duda. Su interpretación comedida, algo hierática (en la línea de ‘Mientras duermes’, de Jaime Balagueró) salvo en ocasiones, encaja perfectamente con el personaje que defiende. La gran sorpresa es el joven Enric Auquer, Kike, el hijo pequeño del narcotraficante Antonio Padín, a quien da vida Xan Cejudo, condenado a prisión y trasladado a un geriátrico por su inminente muerte. Una muerte que, lamentablemente, se hizo realidad poco después de acabar la película; a él está dedicada.

El montaje es soberbio, con un ritmo ágil, a veces frenético, que no da respiro al espectador. La fotografía y los movimientos de cámara son los adecuados, huyendo del fácil recurso a la ‘cámara oscilante’, que se utiliza en exceso por algunos realizadores actuales. Y para concluir, una alusión especial a la música de Maika Makovski, excelente en todos sus términos, subrayando perfectamente las acciones o las omisiones que plantea la película.
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Francisco Javier
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4
8 de julio de 2019
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Busco películas con algún punto de originalidad, tanto en el cine como en la tele, huyendo de tópicos y modas comerciales. Me puse a ver esta, atraído por la personalidad del protagonista y por el argumento poco habitual, pero a los diez minutos me decepcionó por lo endeble del guión y porque es como una película reportaje, con movimiento continuo de la cámara, sin respetar los planos fijos, un procedimiento que llega ser molesto para la vista, claramente para la mía. No le encuentro sentido a esta técnica de filmación, al menos en este caso, como no sea la comodidad de la cámara al hombro. En mi valoración pierde puntos por este detalle.
Francisco Javier
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