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España España · sevilla
Críticas de PLOTPOINT
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Críticas 18
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
8 de mayo de 2014
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si repasamos la calidad de las películas de Spiderman en el cine, nos encontramos con una gráfica que comienza en un punto muy alto (Spiderman), asciende todavía más (Spiderman 2), pega un bajón estrepitoso (Spiderman 3), para que, más tarde, comienze a ascender, primero con un empujoncito (The Amazing Spiderman) y luego con una buena subida colocándose casi al igual que inicialmente (The Amazing Spiderman 2).
Así, se define una curva que se ha desarrollado durante 12 años, con un inicio realmente brillante, y no es de extrañar porque, hallá por 2002, ver a Spiderman en el cine era uno de los sueños más codiciados por los fans de Marvel. Teníamos nuestras dudas, claro está, de cómo sería el resultado, pues era el segundo gran paso de Marvel en el cine tras los X-Men. Dudas que quedaron despejadas con el talento directivo de Sam Raimi y la elección de un reparto estalelar y muy bien ajustado al canon. Sin embargo, la fórmula mágica no fue esta, sino que Raimi consiguió plasmar el espíritu de los cómics originales de Spiderman en la película, logrando que sintieras como si estuvieras leyendo un cómic de Spiderman a la vez que veías la película. Un espíritu que mantuvo durante toda la trilogía, elevándolo en Spiderman 2 pero estropeándolo en Spiderman 3 por saturación de personajes. También cabe señalar que Raimi sólo se limitó a incluir a los personajes más importantes de los comics, dejando fuera otros, como Gwen Stacy. Sin embargo, a pesar del desastre final de la trilogía, no cabe duda de que la trilogía de Sam Raimi hizo disfrutar a una generación durante 5 años, generación que coincidió con mi infancia. Sí, el Spiderman de Raimi fue el héroe de mi infancia, como lo fue el Superman de Richard Donner para mis padres.
En vista del desastre en el que acabó la trilogía, y viendo que nadie se interesaba en hacer nada por arreglarla o continuarla, el estudio decidió reiniciar la saga bajo la dirección de Marc Webb, que tuvo que cargar con la responsabilidad de darnos un Spiderman que no habíamos visto nunca a pesar de que la trilogía de Raimi seguía muy reciente. Y es precisamente por este poco lapso de tiempo por el que The Amazing Spiderman no cubrió las espectativas, en parte por el cambio de tono (las de Raimi bebían de los comics originales, las de Marc Webb beben de la serie ultimate) y por la oscuridad que quisieron darle a la película. Lo que sí consiguio fue ser más fiel al comic y a los hechos de lo que lo fue la anterior trilogía, un Peter Parker/Spiderman igualito al del comic y mejor que el anterior. Sin embargo, había perdido algo precioso: Raimi nos puso a Spiderman como algo espectacular, legendario y único, apoteósico, una espectacularidad que se perdió en este reinicio.
Ahora, nos llega The Amazing Spiderman 2, con una campaña publicitaria que ha causado miedo y maravilla a la vez entre los fans: por un lado, el tono que prometía nos recordaba mucho a Spiderman 2, cosa que nos maravillaba, pero por otro el anuncio de tres villanos en la película nos hacía temer otro desastre por saturación de personajes como Spiderman 3 .
Sin embargo, la película ha resultado ser mejor de lo que se esperaba, con un buen equilibrio entre esta saga y la anterior, entre los comics ultimate y los originales. Además, hay un desarrollo de personajes mejor llevado que en la anterior, salvo excepciones como Rhino o Electro. Aparte de que la acción es disfrutable, predomina también un humor muy bien llevado y una relación entre personajes muy bien llevada. Pero lo más discutible son los villanos. Apesar de que Electro sea el principal villano y constar de un buen desarrollo inicial, una vez convertido en villano el personaje no abanza, pues no tiene mucha iniciativa y muchas veces resulta controlado por otros, rasgo que no concuerda con la personalidad de Electro en los comics. Teniendo en cuenta que Rhino resulta ser un avance de 5 minutos para la tercera parte y muy mal adaptado, el gran villano de la función es el Duende Verde/Harry Osborn, que a pesar de aparecer poco como el Duende, cuando aparece devora la pantalle, pero habrá que esperar ma´s para decidir si este es el Duende definitivo o no, aunque promete mucho para posteriores entregas. Con todo ello, esta película despeja el fantasma de Spiderman 3, turnando las distintas tramas y los villanos para no dar lugar a la saturación. No obstante, a pesar de los numerosos aciertos y de dar sentido a este reinicio, le falta algo que Raimi nos concedió: un Spiderman más espectacular, más legendario y único, porque aunque Andrew Garfield sea el mejor Spiderman y este Spiderman sea clavadito al de laz viñetas, se hecha de menos que sea tambien espactecular. Esperaremos a la siguiente entrega.
PLOTPOINT
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9
30 de marzo de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya era hora de que llegara una película que hiciera que la fase 2 de Marvel mereciera la pena, porque la verdad es que esta fase ha dejado mucho que desear con Iron Man 3 y Thor: El Mundo Oscuro. Sin embargo, Capitán América se aleja de estas dos películas y comienza a su modo la fase dos, de una manera bastante espectacular y muy bien llevada, con un humor muy bien llevado, no ese humor sin ton ni son de las otras dos. Cierto es que la película bebe bastante de las pelis de acción y corrupción política de los sesenta, pero es esa mezcla entre cine de los sesenta y de superhéroes lo que la hace única, con unas gratas sorpresas y una escena postcréditos que nos anticipa Los Vengadores: La Era de Ultron. Sí, pero esta película es bastante independiente, y se mantiene en pie por sí misma sin tener que recurrir a los vengadores. Cabe destacar que aquí el capitán américa se muestra en todo su esplendor, y las referencias a nuevos héroes de la fase 3 y a la primera película son realmente un acierto, por no hablar también del papelón de Sebastian Stan como el letal soldado de invierno. ¿Algún pero? Se hecha de menos la banda sonora de Alan Silvestri.
PLOTPOINT
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10
1 de febrero de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca se entenderá por qué esta película no llegó en su día a los cines. Es evidente que es una película de bajo presupuesto, pero goza de una gran calidad que muchas películas mostradas en cines envidiarían. Aperte de que grabar esta película con una cámara normal la dota de un gran realismo, el director tiene el suficiente talento para que este documental resulte realmente creíble, haciéndote pensar por momentos que los Trolls realmente existen. Excelente película.
PLOTPOINT
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10
24 de enero de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la historia del cine, cada cierto tiempo, un director se propone escribir un capítulo inolvidable y lo consigue. Películas como Star Wars, El Señor de los Anillos, El Caballero Oscuro... dan fe de ello. Pero no sólo de sagas mastodónticas emana la calidad del cine, sino también de ciertas películas que no necesitan de secuelas ni precuelas para mantenerse inmortales a lo largo del tiempo. Para dejar esto más claro y poner base a esta crítica, un ejemplo: en los años 60 Stanley Kubrick nos otorgó una película cuyo primer visionado permanece en nuestra retina sin emborronarse ni envejecer. Una película a la que el paso de los años no le hace ni mu. Me refiero, como no, a 2001: Una Odisea en el Espacio. Aquella palícula consiguió redefinir cada miembro del séptimo arte, cada categoría fílmica, y elevarla hasta el infinito y más allá. Porque no sólo redefinió los efectos especiales, sino que jugó con los planos y con un guión impecable, haciéndonos viajar por los confines de un universo en el que cada fotograma homenajea al cine y es una estampa así de bella que encierra un misterio absorvente como si de un agujero negro se tratase.
Muchas décadas más tarde, cuando el CGI irrumpe en el cine haciendo que el número de películas memorables escasee, un director se propone volver a escribir un capítulo grandioso en la historia fílmica. Y no me refiero a Alfonso Cuarón y a su mastodóntica Gravity. Esto ocurrió unos años antes, cuando James Cameron se propuso elevar el guión de una película por encima de los efectos especiales. Bueno, o eso nos hizo creer él, porque cuando nos prometió revolucionar el cine, todos nos hicimos una idea, pero al asistir a las salas nos encontramos con otra distinta. Avatar demostró lo contrario de lo que quería en un principio: que el CGI ha conseguido eclipsar al guión y a la imaginación de un director, herramientas indispensables, precisamente, para revolucionar el cine.
En fin, hemos visto cómo un director se propuso un fin teniendo claro cómo debía hacerlo, y cómo otro director se propuso el mismo fin creyendo caminar por el camino correcto. Pero, ahora, nos llega un caso único y particular. Esta vez, la intención de un director, Alfonso Cuarón, no era más que hacer una simple película de entretenimiento, y nos ha dado un hito cinematográfico casi sin quererlo. Porque es evidente que Gravity está perfectamente orquestada, pues su director la ha cuidado como si de un monumento se tratase, pero desde luego no esperaba sus efectos, ni de lejos. La maestría de Alfonso Cuarón no es algo que el pueda contener en un guión sin que acabe desatándose como una supernova, una melodía, una secuencia perfectamente dirigida. Pero Gravity no es una supernova de efectos especiales, sino de varios elementos que se quilibran unos con otros, formando una preciosa constelación en las pantallas del cine.
Esta melodía, supernova, aurora fílmica, o como quieran llamarla, arranca con la música de Steven Prices, elemento indispensable en el recorrido de este viaje. Una música que consigue situar la película en la estratosfera, que traspasa la barrera del sonido, y que es desde el principio el único sonido que tiene la película. Porque Gravity es fiel al hecho de que ningún sonido puede oírse en el espacio, pero la banda sonora de Steven Prices será oída ahora en cada rincón del espacio, y por momentos se escapa como si en una nave estuviera y abrieras las compuertas que dan paso al espectador.
La música de Prices da paso al siguiente elemento de esta supernova: las imágenes y los planos. No cabe duda de que esta es una producción enteramente por ordenador, pero aquí el CGI no se desbroda inútilmente, sino que Cuarón lo controla con unos planos impecables, un recorrido visual que es pura delicia de contemplar. Y es este, y no otro, el gran secreto que hace de Gravity una gran película. Los planos controlan el CGI y te muestran imágenes memorables, icónicas, y con claras referencias al ser humano, al cine y a 2001. Pero estas no son simples imágenes bellas y decoradas para lucirse, sino que son las mismas escenas, pero aprovechadas para mostrar en ellas lo mejor de cada elemento de la película.
Los planos e imágenes se alían con otro elemento indispensable: el guión y desarrollo. Si bien aquí el guión es un camino perfectamente construido, sin baches, sin cuestas lentas e interminables, sin bajadas con ritmo acelerado, sino totalmente recto y cuyo final está más allá de la imagen, los planos he imágenes son un vehículo perfectamente diseñado para sentir los elementos del film en cada fibra de tu ser, y, por supuesto, para hacerte flotar a gravedad cero.
Y el último elemento, e igual de importante: las interpretaciones. Sandra Bullock nos brinda la mejor interpretación de su carrera, haciendo que te identifiques con ella en cada momento, Ella representa al espectador que surca este viaje, y su trabajo resulta ser incomparable. George Clooney también se impone en la historia y es difícil que la fuerza del espacio se lo lleve sin más. Su personaje es suyo y ni la más poderosa de la gravedades se lo arrebata.
Y toda esta melodía mastodóntica la disfrutamos en tan sólo 1 hora y 20 minutos. Esta corta duración no permite que el entretenimiento se agote, gran acierto, y es una muestra de que Cuarón aprovecha bien el tiempo, pero provoca que te quedes con ganas de más al salir de la sala.
Y al final de la película, cuando te levantas de la butaca, te sientes sin equilibrio, pues has estado sometido a gravedad 0 sin necesidad de ir al espacio. Te has alejado de la Tierra durantes 1 hora y 20 minutos, de tus problemas, de tu vida. Y cuando sales del cine, sientes que una parte de tu ser, de tu vida, se ha quedado allí dentro.
Un hito cinematográfico de los que se ven pocas veces en la vida.
PLOTPOINT
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10
24 de diciembre de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de empezar, para los que no lo saben la trilogía de El Hobbit se corresponde con los siguientes capítulos del libro:
-El Hobbit: Un Viaje Inesperado (Una tertulia inesperada-De la Sartén al Fuego).
-El Hobbit: La Desolación de Smaug (Extraños aposentos-Nadie en casa).
-El Hobbit: Partida y Regreso (Fuego y Agua-La última jornada).

Una vez aclarado esto, comienzo con mi crítica de esta segunda parte.
En primer lugar, aclarar que esta película es mejor en algunos aspectos que su predecesora, es decir, corrige aquellos errores en los que la primera parte cayó, y eso es de agradecer. Pero primero comentaré sus errores y luego me centraré en los aciertos.
Esta película comete errores en el inicio, pues el principio se lleva de manera apresurada, como si hubiera prisa por llegar a la secuencia del bosque de las arañas. Por fortuna, la película consta de un excelente prólogo que ya nos anticipa algo de la tercera parte y que reduce los errores del inicio. Sin embargo, uno de estos errores es el poco desarrollo que le han dado a Beorn, el cambiapieles. Otro error se encuentra en el desarrollo de la secuencia en la ciudad del lago, pues resulta un poco lioso y ocurren demasiadas cosas en poco tiempo. El último error se encuentra en el final de la película, que culmina con una batalla contra Smaug innecesaria, y ese tiempo podría haberse empleado en otra cosa, como desarrollar a Beorn, por ejemplo.
Ahora iré con los aciertos, que son muchos. Para empezar, es una película que a pesar de sus 2 horas y 45 minutos, tiene un buen ritmo que evita la monotonía y el cansancio, y no parece ser tan larga como lo es en realidad,se pasa volando. Hay secuencias realmente buenas como la escapada en los barriles o la secuencia en la montaña solitaria. Por supuesto, el gato al agua se lo lleva el dragón Smaug, interpretado brillantemente por Benedict Cumberbatch. Otro acierto es que el anillo adquiere más protagonismo pero no llega a eclipsar la película y sigue empleándose como otro objeto más.
Sin duda, es mejor que la anterior y más oscura, y he vuelto a disfrutar como un niño en la Tierra Media. Impresionante.
P.D.:No digan que en el hobbit se pierde el encanto de el señor de los anillos porque el hobbit NO ES el señor de los anillos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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