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España España · Cáceres
Críticas de Alter_ego
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Críticas 16
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
27 de agosto de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sábado después de comer. Anoche saliste a quemar la ciudad pero regresaste a casa cabizbajo y sin un zapato. No has podido terminar el plato de lentejas que tu madre ha preparado con tantísimo cariño y demasiada sal. Te hundes en el sofá, boqueas como un pez fuera del agua buscando una postura en la que no marearte. Algo se te clava en el costado y tú, varón de 25 con pelo en el pecho y que dice una palabrota al final de cada frase, profieres un femenino: ay. Es el mando a distancia. La herida es profunda: lo tienes dentro. Ahora, con cada latido de tu corazón, cambias de cadena.

¿Quién con diez años no ha mirado de reojo a su padre con un leve y nuevo y premonitorio sentimiento de culpa cuando en pantalla salía la sinuosa marciana de cónicos senos ondeando fantasmagórica como una culebra lenta a ritmo de theremin? Ah, si sólo guardáramos ese recuerdo vago la nota sería más alta. Pero TVE ha hecho mucho daño y la cabeza de Pierce Brosnan diciendo cosas sin cuerpo pierde la gracia la vigésimo tercera vez.

Salí de mi casa con Un pingüino en mi ascensor en el walkman, meneando las caderas y saludando a las vecinas levantando ambos brazos como en un musical de Bollywood. Estaba tan contento porque iba a una sesión de ciclo latino (que también existe) en la famosa casina, centro cultural cacereño. Cuando iba a la altura del indio una luz extraña cayó sobre mí. Noté cómo se me enrojecían las orejas. Entonces comencé subir. En mi bonito ascenso pude ver que en el papel ese que tiene el indio que nadie sabe lo que es porque está muy alto pone "Pa´ mi compadrito chingón Ibarra. De su amigote latino, Robespierre". Y al poco, entré en la nave.

Una vez hube adaptado mis ojos a la oscuridad, comprobé que me hallaba en un pasillo estrecho, con el techo de uralita. Unas flechas parpadeantes de neón en el suelo me indicaban un camino a seguir. Llegué a un espacio amplio pero aún más oscuro que el pasillo; avancé unos pasos y una puerta se cerró a mi espalda. De repente, de las tinieblas, una voz.
- Dame pan tumaca.
-Yo... yo no soy de aquí.
Como fumo cerillas, llevaba un cartón en el bolsillo de bacterias y flores. Prendí el fuego y se iluminó una sala adornada al estilo medieval, con paredes de piedra, un potro de tortura, mazas con pinchos y grilletes por aquí y por allá. En un extremo había una mujer encadenada, pero que conservaba el peinado. Era Susana Griso.
-¡Pero si eres humano!... Aunque un poco bajito...
Hubo un silencio incómodo.
-¿Qué haces aquí? -le pregunté.
- ¡De vacaciones, no te giba! ¿Pues no ves que estoy prisionera, que me han abducido los marcianos?
-Bueno, Susana, tampoco te pongas así.
-Alienígena Eugenio me ha fecundado porque quiere que su prole empiece a poblar la Tierra. Pero el muy bicho no quiere casarse. Ni de penalty.
-Uf, se ha pasado tres pueblos, ¿no?
-Sí.
Entonces me di la vuelta y salí por la puerta que se había cerrado, porque estar más de diez minutos en una habitación a solas con una mujer y hablar todo el rato sin besarla me parece de gays. Escuché unos pasos que se aproximaban por el pasillo. Empuñando una antorcha, el batería dobló la esquina (suenan aplausos enlatados y silbidos entusiastas).
-Tirití... ya estoy aquí (risas enlatadas).
-Ostras, el batería. ¿A ti también te han abducido?
-No, juaujajua (risa maléfica), yo trabajo para ellos (serio) (risotadas enltadas). De noche, cuando ellos cargan sus cerebros, entro donde Susana Griso, que está indefensa y vulnerable, y la miro dormir.
-Eres un sátiro.
El batería se quita la gorra para secarse el sudor de la frente (suena música de streaptease).
-¿Y a mí para qué me quieren?
-Te van a dar veinte euros si acabas con Patricia Hernando, porque ella sabe muchísimo de ellos y anda avisando a todo el mundo.
-Pero nadie la cree, todos hacemos con que la escuchamos pero estamos pensando en el verano.
-Bueno, como quieras.
-No,no. Veinte euros son veinte euros (risas enlatadas).
Me da el billete. Nos estrechamos la mano y le pregunto si me pueden dejar en la casina, que igual todavía llego a Baby shower o no sé qué. Ok makey, me dice. Mientras desciendo lentamente en Aguas Vivas (¡Vivas!) pienso que no voy a acabar con Patricia. Porque ella es más fuerte que yo.
A Jorge ese día le quedaba fatal la barba.
Alter_ego
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6
15 de julio de 2013
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno escucha su propia voz grabada se sonroja como una adolescente a la que sus amigas han descubierto besando una foto de Resines. No nos reconocemos. Sonamos ridículos. Y eso mismo es lo que le pasó a Chaplin.
Se resistió, se resistió a sonar. Aguantó silente cuando ya todos hablaban, pero es muy difícil no incurrir en el pecado de la voz. Y sus primeras palabras no fueron "mamá" o "agua" sino un discurso satírico contra el nazismo.
Cuentan los revisionistas de la Historia, con Jota J. Ángel a la cabeza, que Chaplin se entrevistó con Hitler en 1939 para convencerle de que le vendiera los derechos de imagen para esta película. Hitler, a cambio pidió salir en pantalla. Si se fijan ustedes en el minuto 20 y 35 segundos de la versión de pirate bay, aparece muy fugazmente una mecanógrafa rubia. Si congelan la imagen y la miran con atención podrán ver el bigote. También hay un cameo de Eichmann.
Hitler también quiso meter mano en el guión y propuso un discurso final alternativo al que definitivamente aparece en el film, he aquí su reproducción:

Hola amigos, soy Hitler. Me veis siempre de uniforme, con la esvástica y tal, pero yo con unos vaqueros gano mucho. Goebbels siempre me llamaba el follacas pero ahora mismo tengo la negra y hace seis años que no palpo aria.
Lo que creo que hay que hacer para acabar con el problema de la pobreza y para favorecer un vagabundeo digno es instalar casetas de perro. Pero pocas. Así los sin techo se pelearán por ellas, habrá muertes, y bajarán los índices de mendicidad.
También propongo cerrar el alcantarillado público, porque por ahí es por donde los ladrones entran a nuestras casas, y volver a tirar las aguas por ventanas y balcones. Pero eso sí, avisando al grito de "pasa bajo mi balcón, pero no te quejes si te cae un mojón". Tu libertad acaba donde empieza la de los demás.
Y como propuesta fuerte de mi candidatura, prometo que en todas las salas de cine y en todas las cadenas de televisión se pondrá todo el rato y únicamente una película: El beso de la mujer araña. Es un biopic sobre Antonio Molina, el cantante de Soy minero, que escondía un pasado difícil en una cárcel brasileña. Creo que es el modelo de persona en el que debe fijarse el réguimen nazi. Personalmente, me gusta la escena en que Valentín ha comido unos frijoles en mal estado y Antonio Molina le limpia. No se la pierdan amigos.

Ah, y está prohibido el matrimonio gay. Hasta el próximo discurso. Llamadme Adolf, es más íntimo.
Alter_ego
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7
2 de julio de 2013
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
José Luis Guerín juega una vez más con el tiempo en esta comedia desternillante plena de acción y ritmo endiablado. Y es que el futuro ya no es lo que era.
Todo comenzó cuando Jose (ebrio de Espronceda) llamó a mi padre pensando que me llamaba a mí. Esa identificación inconsciente padre-hijo, pasado-futuro, Tomás-cabreo, Ford Focus-triciclo produjo un tomate en el calcetín espaciotemporal de la realidad. La línea normal de continuidad de sucesos se rompió. Pocos saben que los dos hombres del polo del cine capitol son la misma persona, de joven y de mayor. Ni siquiera ellos lo saben. De tal manera que si al hombre de polo joven le das con el palo destroza fémur porque ya no te deja pasar a ver la película, al hombre de polo mayor le aparecerá inmediatamente una cicatriz en la pierna. También si al hombre de polo joven le depilas el sobaco derecho, al hombre de polo mayor se le pondrá el pelo de ese sobaco más recio. Estos son experimentos comprobados. Y es que el tiempo se retuerce sobre sí mismo, entra en bucle, se vuelve cíclico, Jorge vomita dos veces en unas pocas semanas. Y sólo un hombre puede normalizar y recomponer la cronología perdida: el archiconocido escopeta. El escopeta ha inventado una máquina del tiempo, que consiste en que te persigan por el puente del rodeo con una espiga. Así puedes viajar a cualquier lugar y a cualquier época, incluso a los años 30 que siempre fueron buenos. Pero escopeta no ha utilizado su invento para hacer el bien, sino que ha viajado a 1997 y ha obligado a James Cameron, tirándole insistentemente durante meses bolas de papel, a que ruede otro final de Titanic. En la versión de escopeta Leo Di Caprio se pone en el madero con Rose (porque había sitio para los dos) y se queda boca abajo diciendo cosas bonitas pero llega la marejadilla y le baja el pantalón, viéndosele el culo. Luego muere engañado por una medusa. Y eso fue lo que en la Historia modificada por escopeta quedó registrado, hasta que Cameron estaba una tarde paseando por el puente del rodeo y le persiguió Marcos con una espiga y pudo volver a principios de los años 90 que siempre fueron buenos y matar a escopeta niño echándole gasolina en el biberón. Y por eso Titanic es el truño que todos conocemos en esta dimensión de la Historia, donde Leo no enseña nada. En la ciudad de Sylvia las cosas pasan así.
Alter_ego
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1
26 de junio de 2013
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quiero romper una lanza a favor de Roberto.






¡Crash!
Alter_ego
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3
26 de junio de 2013
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca he visto uno. Quiero hacer saber a mis seres queridos, también a Jose y Jorge, que mi ausencia se ha debido a un secuestro. He secuestrado a una mujer y he estado muy ocupado. Le he hecho cosquillas con un alfiler oxidado debajo de las uñas. Todo para que me confesara el paradero de Chupi, que me parece una bellísima persona y que se ausentó de la última partida de poker sin razón alguna. La mujer, entre gritos de dolor y desesperación, me murmuró: "...calle Antonio Hurtado". Así que me dirigí a la dirección indicada con un sombrero, una gabardina y un periódico con dos agujeros para ver sin ser Víctor. Allí descubrí al Chuli, que me acarició la nuca con el bigote y me hizo sentir mujer. Y no se me ha pasado. Así que voy a ir esta tarde a los Mostazo a comprarme un clítoris. Pero ese no es el tema. Chuli también me dijo que Chupi, junto a su mini yo Chupito, estaba planeando desbordar la Charca Musia e inundar la ciudad. A mí me pareció una buena idea porque es verano. Así que se acabó mi investigación. Voy a ir a por mi clítoris y esta noche iré a bailar a la Madrila baja con el Chuli, que me dio su wasap y tiene las pelvis trueno. Ligeros toques de humor vagino salpican el film. Tengo que decir que yo no he aprendido nada.
Alter_ego
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