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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.242
Críticas ordenadas por utilidad
6
21 de mayo de 2011
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
158/07(09/05/11) Muy entretenida cinta de Jules Dassin, un mero pasatiempo que en tono de comedia distendida nos cuenta la preparación y realización de un intrépido robo en Estambul. Un grupo de variopintas personas comandadas por una manipuladora Elizabeth Lipp (correcta Melina Mercuri) y un inteligente Walter Harper (excelente Maximilian Schell) deciden robar una valiosa daga del museo de Topkapi para ello reclutan a no profesionales por no estar fichados, entre ellos a Arthur Simpson (gran Peter Ustinov, Oscar secundario por este rol), se instalan en una villa turca y allí lo planean, deciden que la única forma es penetrar por la cúpula, desembocando en una minuciosa y espectacular ejecución del hurto. Es un film ameno, de los que te deja un buen sabor de boca, pero sin más, seguro se le podría haber recortado minutaje para darle más agilidad, hay tramos que son prescindibles, los personajes son caricaturas, así como su final resulta muy tontorrón, peca de pueril, pero aunque solo sea por las escenas del robo merece la pena verla, escenas de las que han bebido otros films posteriores del género. Esta cinta es el otro lado de la moneda de la Obra Maestra de Dassin ‘Rififi’, hecha 9 años antes, mientras la primera era un cine negro opresivo, esta es buen rollo y un tono bufón. Además de su aire trivial es reseñable su papel como panfleto turístico de Estambul, se hace un lindo fresco de la cosmopolita ciudad. Recoemndable a los que gusten de robos ingeniosos, este mil veces imitado. Fuerza honor!!!
TOM REGAN
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6
4 de septiembre de 2007
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nick Cassavetes realiza un drama urbano, a ritmo de hip-hop bastante interesante. El centro de la historia, basada en hechos reales, es un muchacho que a través de su secuestro tiene su despertar sexual, todo lo que le sucede está forzado y resulta poco creible.Los actores están bien en sus papeles, destacando Ben Foster en la piel del hiperviolento Mazurski, está impresionante y a Timberlake no se le nota que es primerizo pues hace una gran interpretación, además de irradiar un gran magnetismo. El final te deja un poco tocado y eso es lo que quería el director por lo tanto lo hace bien. Seguiré atento a la trayectoria de Cassavetes.

P.D. Que enemigo maquilló a Sharon Stone? Está espantosa.
TOM REGAN
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7
24 de mayo de 2022
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
165/06(21/05/22) Atractiva serie que va de más a menos, sintiéndose que va decayendo conforme avanza, sintiéndose que 8 capítulos son excesivos para lo que se cuenta, seguramente con la mitad o incluso con una película se podría haber dado más solidez narrativa. Comedia gamberra con ribetes de reflexión que son los primeros capítulos, dejarse llevar por el drama seco en su devenir. Cuenta la historia del convulso matrimonio (desde que se conocieron hasta que se casaron tardó 4 días) de famosos (la playmate vigilante de la playa) Pamela Anderson y (el batería de los Mötley Crüe) Tommy Lee, y de cómo le sustrajeron una cinta con material íntimo (el primer video viral de la historia), como afectó esto a sus vidas, a la par que se da un retrato del tipo que robó dicha cinta. Basándose en el artículo de Rolling Stone de 2014 "Pam and Tommy: The Untold Story of the World's Most Infamous Sex Tape" de Amanda Chicago Lewis, la serie fue creada para Hulu por Robert Siegel. Pamela Anderson no quiso participar en la serie, Tommy Lee tampoco lo hizo, pero si la apoyó (mal asunto, pues esto resto saña con este más que violento tipo).

La irregularidad del devenir de la serie seguro tendrá mucho que ver que los tres episodios son dirigidos por un mordaz realizador australiano, como Craig Gillespie (“I, Tonya”), aportando un ritmo trepidante (muy a lo Scorsese), en los que demostraba un sentido del humor vitriólico (epítome, por supuesto, la muy comentada escena de Tommy con su [aclamado] pene, escena sacada de su auto-biografía), mucha comedia sexual, mezclado con el drama ingenioso y agudo, humanizando a los protagonistas. Mientras que el resto de los 8 capítulos los dirigen de modo desigual Lake Bell (4º y 7º), Gwyneth Horden-Payton (5º y 8º), y Hannah Fidel (6º), dejando la esencia de lo que quieren contar en su deconstrucción de las celebridades endiosadas, y a pesar de ello son humanos que sufren, entrando por supuesto en la violación absoluta de la intimidad y como se le da Patente de Corso al que desee invadirla, una ácida crítica a como por ser famosos se llegan a difuminar los límites entre vida pública y vida privada. Pero cuando Gillespie deja la serie parece que se dispersan en el tono, no sabiendo si es comedia o drama, si tirar por la sátira en que se hace una semblanza narcisista de las celebrities o poner todo para ser seria. Asimismo, vale como lienzo del cambio de los tiempos en los 90 que supuso la llegada de internet y como lo cambió todo. Serie que habla de egolatría, complejos, traiciones, pornografía, nuevas tecnologías, machismo.

Tiene entre sus méritos las notables caracterizaciones del trio protagónico. Tenemos a una sensacional Lily James como la sex symbol canadiense Pamela Anderson, transmutada tras un formidable maquillaje en la mítica vigilante de la playa, te olvidas de la actriz y ves a la Anderson. Pero es que esto lo adorna con un rol que derrocha empatía en su fragilidad e ilusión vitalista, una dulce espectacular mujer, se la ve con virtudes y defectos, con energía sensual, pero también sufriendo en su avatar ‘videocaseril’ (estremecedora durante el interrogatorio, con preguntas humillantes; también excelente durante la entrevista de Jay Leno). Se erige en imprevista defensora de los derechos de las mujeres, intentando que la tomen por actriz y no como mujer florero. Donde en lo que respecta al viral video de marras, él es un ‘machote’ y ella un ‘putón’ (¿?); Su partenaire es un electrizante Sebastian Stan (conocido por ser en la factoría Marvel ‘soldado de Invierno’) dando vida la arrollador Tommy Lee, un ‘Bigger Than life’ en su personalidad desbordante, altiva, egocéntrica, clasista, al igual que la James, su metamorfosis en el baterista de Mötley Crüe es impresionante en su imagen. Pero es que a esto le acompaña como se hace con el rol real, con sus gestos, poses, manera de moverse, forma de hablar, con su visceralidad, impulsividad, nervio, componiendo un carácter poliédrico, capaz de lo peor y de ser cariñoso (muy buena la escena en el avión tras casarse y se preguntan por sus gustos). Teniendo un gran momento (el que da sentido a la serie) cuando se enfrenta a Rand (con una valla por medio) y le dice que él si se merece lo que le pase, pero y ella? (Aunque la serie evita la polémica del consumo de drogas, que no aparece por la serie, cuando era algo sabido que Tommy era un drogadicto); Y entre ambos hay una excelente química, con ententes chispeantes, inundando la pantalla con su carisma, haciendo creíbles sus momentos de amor y sus enfrentamientos, dos seres que residen en una burbuja que parece infinita de felicidad, pero que los pecados de uno de ellos hace que su Edén se agriete.

El tercer vértice de esta historia es Rand Gauthier, el tipo que al sentirse estafado (y con razón, según vemos en pantalla) roba la caja fuerte de Tommy, y esta lleva ‘premio’. Seth Rogen está maravilloso como ese perdedor al que todo le sale mal, un bonachón del que todo el mundo se aprovecha, el actor borda el personaje con una gran vis cómica, proyectando el patetismo de su carácter, actúa por venganza, mientras el mismo cava su propia fosa arrastrado por cómo no es capaz de dominar la Caja de Pandora que ha abierto y que amenaza con aplastarlo. Estupenda actuación. Cercenable la metida con calzador historia con su ex.

Resto son secundarios que aprovechan sus momentos. Andrew Dice Clay aterrador como el violento prestamista Butchie; Nick Offerman como el tío Miltie, es una serpiente ladina y traicionera avarienta; Taylor Schilling como la ex de Rand, actriz porno orgullosa y soberbia, sobre todo parece estar para el discurso final que da a Rand sobre la diferencia entre un video porno que ella hace y el video robado de entidad sexual, un alegato bueno, pero se nota algo artificioso;... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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10
1 de mayo de 2021
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
141/37(30/04/21) El 25 de abril de 2001, hace 20 años, se estrenó en Francia este film que reside en el Olimpo de mi cinefilia, y con motivo del Aniversario de su estreno lo he vuelto a revisar, y como el buen vino y el gran cine gana, en matices, en descubrimiento de pequeños detalles, la inmersión en este París atemporal lírico es de los que te marcan. Jugando con el título original de esta espléndida película diría que esta representa el Fabuloso Mundo del Cine, el Séptimo Arte debe tener como misión principal sorprenderte, emocionarte, trasladarte a universos mágicos, hacerte sentir mejor persona, que cuando acabe sientas que has asistido a algo único, y esto el director galo Jean-Pierre Jeunet lo consigue con creces en su obra cumbre “Amelie”. Es de esas películas que definirlas es limitarlas, sientes que más que ser espectador estas asistiendo a una experiencia cuasi-religiosa, sientes (por lo menos yo, que la vi en el cine) las imágenes de la pantalla te desbordan y te sientes parte de la historia, te envuelven en su poético relato, una humanista narración, apabullante de personajes humanos, gente común, pero única en sus manías, todos somos islas buscando puentes que nos unan. Seres disfuncionales (como en realidad somos todos), que disfrutamos de pequeños placeres (como Amelie haciendo rebotar una piedra en un estanque de agua)como ese padre que no toca a su hijita más que una vez al mes para el chequeo médico, una mujer que no gusta que la rocen desconocidos, un tendero sátrapa, un empelado manco bajo de autoestima, una viuda que perdió a su marido en el Mont Blanc, un celoso empedernido, una estanquera hipocondriaca, o un coleccionista de retratos tirados de fotomatón.

Una comedia romántica escrita por el propio Jeunet junto a Guillaume Laurant (“Largo Domingo de noviazgo” o “Donde está mi cuerpo?”), en una epicúrea historia ambientada en el parisino barrio de Montmartre, un guión que debería ser una lección para algunos petulantes que se dicen guionistas, desbordante de imaginación, proyectando alegría de vivir, energía, pasión, ilusión, ello apoyado en recursos de humor inteligentes, con sub tramas mordaces, con un romanticismo trémulo, rodada con majestuosidad, creando un mundo aparte, me genera esperanza que más de cien años después de creado el Cine aún hay gente que sea capaz de ofrecer algo nuevo y refrescante. Donde la inventiva es un torrente sin fin puesto al servicio del entretenimiento y además de hacerte reflexionar sobre el egoísta mundo que nos hemos construido. Todo ello desarrollado con un ritmo trepidante, donde las viñetas colaterales de sub historias enriquecen el conjunto y dan solidez a este cuento de hadas moderno, donde la mejor de las Hadas Madrinas como es Amelie nos ilumina.

Sustentado todo en una estética parte aguas, donde la fotografía del maestro (5 veces nominado al Oscar) en la materia Bruno Delbonnel (”Largo Domingo de noviazgo” o “A propósito de Llewyn Davis”), extasiando con sus cromatismos esplendentes, con hábiles contrastes lumínicos , donde predomina los amarillos, verdes, y rojos, trasladándome una atmósfera de calor humano, de placidez surrealista fantástica, y esto sumado a movimientos de cámara asombrosos, con tomas cenitales, planos generales gráciles, con prodigiosos slows, contrapicados, impresionantes primeros planos del rostro hipnótico de la protagonista, donde sus ojos nos absorben, con giros maravillosos, con dramáticos zooms, Homérica labor (con mucho mejor que la que le ganó el Oscar ese año “El Señor de los Anillos I”);...

... Esto fundido con los f/x coordinados por Séverine De Wever (“Las vidas posibles de Mr. Nobody” o “Micmacs”) de modo fluido para punzarte y hacerte no parpadear para no perderte un detalle del tsunami que te inunda, con sobreimpresionados, fotos clonadas que hablan entre sí, la licuación de Amelie para emitir su estado, pantalla dividida, el retorcido humor negro en el aplastamiento a las puertas de Notrre Dame de un personaje, etcétera; donde París es co-protagonista, gracias al fenomenal diseño de producción de Aline Bonetto (“Largo Domingo de noviazgo” o “Wonder Woman”), creando una capital francesa de ensueño; esto ayudado por la gran edición de Hervé Schneid (“Delicatessen” o “Largo Domingo de noviazgo”), que genera cortes de modo límpido creando sensaciones en el espectador; Y todo esto envuelto en una de esas bandas sonoras que consideró de las mejores, de las que se recuerdan por siempre, la de Yann Pierre Tiersen (“La vida soñada de los ángeles” o “Goodbye, Lenin!”), la que escucho mientras escribo, esos acordes de piano del tema “Amelie” que flotan en tu mente cual caricias placenteras, esos acordes de violín y acordeón del grandioso “La Valse d'Amélie”, ese alegre “La Noyée” a acordeón, el melancólico piano de “Comptine d'Un Autre Été”, es todo un festín para todo buen melómano; En este film los astros se han rozado, las constelaciones se han unido, las musas la han tocado, Dios creo que existe por películas como esta.

Nos cuenta la vida de una tímida camarera, encarnada por la sensacional Audrey Tautou, que decide cambiar la vida de quienes la rodean para mejor mientras lucha con su propio aislamiento (quizás inspirada en la “Emma” de Jane Austen). Jeunet que originalmente escribió el papel de Amélie para la actriz inglesa Emily Watson. En ese primer borrador, el padre de Amélie era un inglés que vivía en Londres. Sin embargo, el francés de Watson no fue fuerte, y cuando no estuvo disponible para rodar la película, debido a un conflicto con el rodaje de “Gosford Park”, Jeunet reescribió el guión para una actriz francesa, Audrey Tautou fue la primera actriz a la que audicionó después de haberla visto en el póster de la película de 1999 “Venus Beauty Institute”, bendito cambio, pocas veces una irrupción en cine ha sido más deslumbrante, imposible no enamorarse de esta dulce Amelie, como se nota lo está la cámara que la acaricia en desbordantes primeros planos,... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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4
29 de junio de 2020
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
191/40(28/06/20) Grotesco remake del popular film de 1974 protagonizado por el estoico Charles Bronson ý dirigida por el artesano de la acción Michael Winner (que dio pie a una saga), que tampoco es que fuera una maravilla, pero comparada con esta de Eli Roth con Bruce Willis de protagonista es “Ciudadano Kane”. Tenía ganas de ver esta versión por saber que podría aportar el guión de Joe Carnahan (“Narc”) al libreto primigenio de de Wendell Mayes que a su vez adaptaba la novela homónima de Brian Garfield de 1972, pero lo que en la original era un cuando aire setentero serie b, con acción y tiroteos secos, con un debate sugerente sobre si podemos tomarnos la justicia por nuestra mano, ello en un contexto de una urbe sumida en el terror de las pandillas y narcotraficantes, pero este clima no se respira hoy día, y parece esto impostado desde el corifeo de la voz en off de una radio espetando los niveles insoportables de crimen en Chicago. Aquí deriva en un mensaje rancio y simplista, sin fuerza alguna, propio de un infantilismo grimante en su ideario ultra fascista de culto a las armas, quizás patrocinado por la ANR y por ende producto alabar por Donald Trump, donde parece que nos estén diciendo que no es que tenemos el derecho a llevarlas, si no que tenemos el deber de utilizarlas. Esto ya lo llevaba la de 1974, pero al menos su juego artero se notaba destinado a mentes simples que disfrutan con productos escapistas, aquí pretende más y se toma en serio a sí misma y la ‘caga’. Nada que ver con otra que hace poco trataba temas similares como “Prisioneros” (2013) de Villeneuve y lo había generando en su complejidad y hondura tono incisivo potente.

Como primeras alteraciones están que pasamos de Nueva York a Chicago, que el protagonista Paul Kersey pasa de ser un arquitecto a ser un cirujano, y que en la Home Invasion, de modo timorato y cobardica el director no hace que los asaltantes violen a la hija, la que era la escena más impactante de la de Michael Winner, aquí todo se ventila con dos disparos (y no se sabe porque no rematan la hija para no dejar testigos; Como no se sabe quién llama la ambulancia; como no se sabe cómo un tipo acomodado de cirujano como Paul Kersey no tiene alarma en su residencia) . El modo en que este protagonista pasa de cirujano a vigilante nocturno vengativo resulta inverosímil, asistido por videos risibles de tutoriales de youtube (aportación moderna, como lo es el modo de hacer viral a “El Ángel Exterminador” a través de un video viral de móvil), donde el personaje a pesar de estar dedicado profesionalmente a salvar vidas, no tiene dilemas morales al ir matando fríamente cual videojuego, ello en una trivialización de la violencia que resulta aberrante por el enfoque que se quiere dar de hacerte reflexionar. Por supuesto que hay muchísimas películas que banalizan la violencia, y algunas son muy buenas, pero lo hacen sin tomarse en serio (ejemplo de los últimos es la saga “John Wick”). Producto moralmente vomitivo que si te paras a pensar un segundo hace aguas con mayor estrépito que el Titanic. Quedándome un thriller de acción olvidable y superficial en su ideología reaccionaria, donde todo se siente tan artificioso como unos personajes acartonados (que habría pasado si eliminan al hermano y a los policías del guión? Pues que la película sería la misma por la nula interacción de estos con los acontecimientos), capitaneados por un insulso e inexpresivo Bruce Willis, que en su modo de comportarse es una especie de “Unbreakable” (2000) que el encarnó, donde incluso mantiene la imagen con la muda con capucha, cruzado con el justiciero de la noche Batman, pariendo entre las dos un film mediocre, ello contraponiéndose a unos villanos desprovistos de mínima alma, meros guiñoles que se comportan de modo burdo. Sumándose una visión bastante reprochable de racismo y clasismo.

Se intenta proyectar un debate sobre si es bueno o malo este justiciero, ello con el altavoz penosamente ideado de unos debates radiofónicos con unos tertulianos más planos en sus argumentos que el encefalograma de Napoleón, donde se nos quiere dar imparcialidad y todo está 99% enfocado a que es justo los justicieros, no hay ambigüedad alguna. Se nos quiere ofrecer una transformación del protagonista, para ello al principio nos lo muestran como un manso, con escenas tan chirriantes como esa discusión que tiene con un padre en un partido de futbol de su hija, que termina intermediando su esposa, solo grita sus carencias orgánicas. Asistimos al Santa Santorum de una familia salida de un anuncio de catequesis, la esposa e hija (Elizabeth Sue y Camila Monroe) preciosas y rubias, la hermosa chica acaba de elegir Universidad, es la noche de cumpleaños de la hijita, la madre en ausencia de su buen marido ejerciendo de salva-vidas en el Hospital, prepara una tarta de celebración, no puede ser todo más idílico y a la vez vomitivo, y entonces la Home Invasion. Pues todo se resume al final (o al menos eso quiere el guión) en que el suegro dispara a unos cazadores furtivos y dice a su yerno que la policía no puede ocuparse de todos los malos (o algo más o menos así). Y voilà, ya tenemos cociéndose al Justiciero del título, y entonces cual Elegido Divino (hay una escena en el rush final donde de nuevo aparece el elemento cuasi-Divino de su misión cuando la suerte vuelve actuar en modo bolo), Dios le ‘regala’ una pistola glock que él recoge como espada deidífica a la que rinde culto aprendiendo a manejarla. Ello reflejado de modo repelente en un montaje paralelo a pantalla dividida en que Paul aprende por un lado a desmontar y montar el arma y por el otro lado vemos movimientos similares para operar a Paul en el hospital, edición con la música de fondo de Back in Black" de AC/DC. Entonces saldrá por las noches al azar en busca de ‘malhechores’, al principio todos negros (¿?), teniendo un momento ochentero con uno al que acribilla con una frase lapidaria (“Soy tú último cliente”).
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TOM REGAN
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