Cuando la biografía de una persona, en este caso de un rapero, se elabora a partir de testimonios de familiares y amigos íntimos principalmente, se suele cometer el error de resultar poco objetiva. Ya sucedió con “Control”, a pesar de ser una estupenda película, y sucede también con esta “Notorious” que sin llegar a ser tan buena como aquella se sostiene principalmente por una excelente interpretación.

Hubo una época en que los clanes raperos no sólo combatían sus diferencias a golpe de micrófono, sino también a balazo limpio. Y víctimas de aquello fueron 2Pac, y el mencionado Notorious BIG, el cuál pese a no tener un físico atractivo ni un carisma deslumbrante se fue haciendo hueco a base de buenas rimas y música correctamente elaborada. "Notorious" al tiempo de ser una película biográfica, pretende también realizar un retrato (bastante simple) de lo que se considera todo un movimiento en Estados Unidos e intenta explicar (fallando en el intento) el por qué de ciertas actitudes y las causas que propiciaron la muerte del conocido artista.

El crecimiento y desarrollo de la carrera hasta llegar a la cima del rapero neoyorkino está narrado con bastante acierto, combinando fases melodramáticas con vistosas presentaciones musicales, donde se aprecia de manera un tanto distante algo de lo que se mueve en torno al mundo del hip hop.
La presencia de Jamal Woolard le da una consistencia al personaje difícilmente superable, y le otorga un plus de autenticidad tanto a la película como a Notorious BIG, en lo que es sin duda alguna un trabajo notable. Por desgracia, no resulta suficiente, y los vanos intentos de George Tillman por fabricar un drama creíble y una biografía atractiva se diluyen y se quedan en meros juegos visualmente destacables, pero con poca profundidad de contenido. Parece que la mayor parte de los problemas por los que tiene que atravesar este voluminoso muchachote se resumieran en sus cuestiones amorosas, cuando se intuye que había bastante más y se podría haber relatado con un poco más de empeño.

Si “8 millas” de Curtis Hanson entusiasmó a algunos y entretuvo a otros cuantos, esta cinta, que guarda ciertas similitudes con aquella sobre Eminem, puede conseguir el mismo resultado, lo cual no dejará de ser satisfactorio a quién ha emprendido este proyecto con escasas ambiciones y una incuestionable finalidad comercial.

Cabe destacar sin embargo, una estupenda banda sonora, que hará las delicias de los aficionados a este tipo de música, una eficaz fotografía que en momentos parece sacada directamente de cualquier video musical del género, y una historia que pese a no ser contada con valentía mantiene un ligero interés por conocer las verdaderas razones por las que como comentaba al principio se debatía a balazos además de a golpe de rimas.

Objetivo cumplido si se trataba de recordar a tan complejo personaje, dignificando su imagen, pero triste fracaso si se pretendía una profunda y elaborada biografía.

La aventura de un anciano, que obligado a ir a una residencia, decide en un inesperado acto de rebeldía, cumplir su sueño y el de su mujer de viajar a Paradise Falls (un exótico lugar de Sudamérica), es a priori sencilla, y poco novedosa.
Es sin duda alguna, en la pureza y fuerza narrativa, y en el ingenioso desarrollo de esa historia en donde reside la magia, la categoría y la grandeza de esta película de animación.

Tras un sencillo y cómico juego acerca del nacimiento de los niños, y tras la presentación del niño que posteriormente va a ser el protagonista anciano de la aventura, Pixar reúne todas sus potentes armas cinematográficas para fascinar, sin previo aviso y con alevosía, con una magistral secuencia narrativa de unos cinco minutos que tan sólo acompañados de imágenes y música conformarían de por sí sola, una obra maestra del cortometraje de animación. Un espectacular momento que deja atónito, sorprendido y emocionado al espectador, y que anticipan unas expectativas que más tarde se cumplen a medias.

La gran novedad de “Up”, es el valor humano por el que esta vez se apuesta y al que se le da verdadera importancia. El sentimiento, la emoción y las delicadas y muy cuidadas escenas dramáticas, es el principal envite de una historia que aunque por momentos puede resultar predecible, se disfraza a base de golpes (muy ingeniosos) de humor, gotas (muy delicadas) de ternura y animaciones (muy cuidadas) de muy alto nivel. Hay un delicoso aroma a Chaplin que planea sobre toda la película, del mismo modo que planea una surrealista casa volante, que nos evoca a la maravillosa "Una historia verdadera" de David Lynch, donde la cortadora de césped servía de vehículo utópico para una reconciliación con el pasado, o como en esta ocasión con el sueño anhelado.

Todo ello conforma un cocktail al que dificilmente podemos resistirnos; una explosión de situaciones de magnífica precisión narrativa y un juego de imágenes, diálogos y situaciones que convierten el cine en magia y la película en metáfora visual. Una excelente e inmejorable mezcla entre momentos divertidos y otros tantos emotivos, todo ello bañado de imágenes efectivas, brillantes y en alguna ocasión espectaculares.

El gran valor de “Up” reside en esa pureza narrativa que antes señalaba, y en un tratamiento de los valores como nunca antes se había hecho, donde caben críticas, metáforas y por supuesto mensajes que calan y contienen un alto grado de intención. Los sueños como deliciosa utopía rodea toda la aventura, que si bien en general deslumbra, no siempre consigue una plena y satisfactoria conexión.

Mínimos detalles como miradas, sonrisas, una casa que sobrevuela vuela sotenida por globos, o un simple y divertido collar en unos perros, se convierten en una magistral excusa para conseguir el efecto deseado y a su vez una complicidad con el espectador que se mantendrá a lo largo de toda la película.

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A pesar de que la maravillosa interpretación de Kate Winslet pudiera haber eclipsado todo, afortunadamente no ocurre así. No sólo tenemos a la mejor Winslet, sino que además nos encontramos con una emotiva historia, sobriamente narrada y con los elementos necesarios para mantener un tiempo lento pero no aburrido, pausado pero no estático.

El misterio que envuelve cierta parte de la película se mezcla con una resolución de acontecimientos que en todo momento mantiene una intensidad tan agradable como innata y que permite disfrutar de una fascinante historia narrada con la brillantez que aporta una discreta dirección, aceptable ambientación y mejor fotografía.

Película a muy buen nivel y con elementos de sobra necesarios para estar a la altura de el curioso Button y no menos curioso Jamal.

Hace algunos años se estrenó una (olvidable) película llamada “No es otra estúpida película americana”. En el caso que nos ocupa, más que estúpida, tenemos otra insípida y aburrida película americana que con la sana intención de provocar risas lo único que consigue es un clima de sopor que amenaza con alargarse a lo largo del tedioso metraje.

Peter Klaven se encuentra a las puertas de su boda con un problema poco común, el darse cuenta que no tiene amigos. A partir de aquí, comienza a tejerse una trama que si bien en un principio puede adquirir algo de interés, con el paso del tiempo se va convirtiendo en algo ridículo, inverosímil, y con tan poca gracia que los bostezos se multiplican al mismo tiempo que la perplejidad por lo que tenemos delante.

Paul Rudd, en un vano e inútil intento de mutarse en Ben Stiller, no consigue en ningún momento conectar con el personaje, ni despertar ningún interés más allá de la curiosidad de saber quién será su pareja de baile. Al descubrirlo, es la decepción la que asoma por la ventana, al comprobar la poca química que ofrecen la pareja del mencionado Rudd, y Jason Segel. Una pareja de “nuevos amigos” que más que risa provoca vergüenza ajena, y que en ningún momento de la película ofrece la credibilidad necesaria para que se pueda sentir cierto interés por el devenir de la historia.

Todo es artificial, pasado de rosca, mil veces visto y poco ingenioso, y la sucesión de nefastos secundarios no hace sino incrementar el nivel de mediocridad de un film que no aporta nada nuevo, y que juega con clichés tan saturados que se evaporan sin dejar huella ni rastro.

Tan sólo un momento al inicio de la película resulta algo divertido, para a partir de ahí acudir a una sucesión de monótonos episodios que dejan tanta indiferencia como sopor.

Una comedia absolutamente prescindible y que se podría encuadrar dentro de la categoría de absurdas, pero que dejaremos simplemente en sosa, que pasará seguramente sin pena ni gloria en una cartelera con hambre de buenas comedias.